¿Por qué José Antonio Kast tiene grandes opciones de ser el nuevo presidente chileno? / Análisis de Mauricio Vargas

hace 2 horas 1

Antes de las 8 de la noche del domingo, cuando los informes del Servicio Electoral de Chile (Servel) confirmaron que la comunista Jeannette Jara y el derechista José Antonio Kast habían ganado el pase a la segunda vuelta de las presidenciales, fijadas para el domingo 14 de diciembre, en la sede del comando de campaña de Kast reinaba un ambiente de victoria. Aunque la ganadora de la primera vuelta fue Jara con 26,8 por ciento, contra 23,9 por ciento del derechista, más del 60 por ciento de los votantes optó por uno de los cuatro aspirantes de la derecha, y eso deja a la dirigente comunista con pocas opciones y a Kast, muy cerca de la presidencia.

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Mientras sus seguidores coreaban “se siente, se siente, Kast presidente”, el candidato del Partido Republicano de Chile recibía la visita de la aspirante de la coalición Chile Grande y Unido, la exministra Evelyn Matthei. Ella ocupó el quinto lugar con 12,5 por ciento, reconoció rápidamente su derrota y se llegó al comando de Kast para anunciarle desde allí su apoyo y el de los partidos que la siguen, para que gane en segunda vuelta.

Entre tanto, el candidato ultraderechista Johannes Kaiser, del Partido Nacional Libertario, cuarto, con 13,9 por ciento, hacía lo propio desde su sede de campaña, con lo cual Kast recibía el respaldo de dos candidaturas que, sumadas a la suya, superaban el 50 por ciento de los votos emitidos en la primera vuelta. El cuarto candidato derechista, el populista antipolítico Franco Parisi, del Partido de la Gente (PDG), quien dio la sorpresa al ocupar el tercer puesto con 19,7 por ciento, se abstenía de apoyar a Kast, pero tanto los analistas como las encuestas dan por descontado que sus electores preferirán al derechista antes que a la comunista Jara.

Segunda vuelta en Chile

Jeannette Jara, militante comunista y abanderada del oficialismo. Foto:AFP

Hace cuatro años, cuando Kast también clasificó a segunda vuelta, Parisi –que fue tercero– convocó a una consulta entre sus partidarios para decidir si apoyaba al derechista o al izquierdista Gabriel Boric, quien a la postre triunfó. La opción Kast obtuvo 61,4 por ciento, mientras que el apoyo al actual mandatario solo recogió 6,5 por ciento de las preferencias. El domingo en la noche, Parisi anunció que usará el mismo mecanismo, y el antecedente de 2021 marca lo que puede ocurrir en esta ocasión.

Para Pablo Rodríguez, politólogo del Instituto Libertad, es improbable que el votante parisista apoye a Jara en segunda vuelta ya que, según explicó en un foro días antes de la elección, ella representa la continuidad del gobierno de Boric, “y el electorado de Parisi es crítico del Gobierno y del mandatario”. El profesor de estudios liberales de NYU, el chileno Patricio Navia, está de acuerdo: en declaraciones el lunes para El Mercurio, dijo que el problema para Jara es que “el votante de Parisi es anticomunista”.

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Segunda vuelta en Chile

Las encuestas de fines de octubre, antes de la veda legal de publicación de sondeos, confirmaban el favoritismo de Kast sobre Jara en el escenario de segunda vuelta. Media docena de investigaciones diferentes otorgaban al derechista entre 46 y 56 por ciento de la intención de voto, contra un margen de entre 32 y 44 por ciento para la comunista. Este lunes, los números preliminares de los encuestadores, pasada la primera vuelta, se mantenían en esos rangos e incluso ampliaban la diferencia. Según Panel Ciudadano, una vez eliminados de su proyección los indecisos, Kast obtendría 61 por ciento y Jara, 39 por ciento.

Radical a moderado

“Muy buenas noches, la tercera es la vencida”, dijo Kast a sus seguidores el domingo en la noche, en referencia a que este, su tercer intento por alcanzar la presidencia, será el definitivo. En 2017 fue cuarto en la primera vuelta con casi 8 por ciento de los votos. Cuatro años más tarde, en 2021, ganó la primera vuelta con 27 por ciento, pero en la segunda, Boric aprovechó la ola rosa que, en Chile como en buena parte de Suramérica, inclinó el electorado a la izquierda y lo derrotó 55 por ciento a 44 por ciento. Ahora que el péndulo se devolvió a la derecha, Kast siente que, por primera vez, está a las puertas del Palacio de la Moneda.

Segunda vuelta en Chile

Un hombre sostiene un periódico que anuncia los resultados de las elecciones. Foto:EFE

De 59 años, Kast es hijo de una pareja de inmigrantes alemanes llegados a Chile en 1950, tiempo después del fin de la Segunda Guerra Mundial. Su padre, Michael Kast Schindele, se había enlistado con apenas 19 años en el ejército alemán, y combatió en Francia, en el frente ruso y en el norte de Italia. Los archivos indican que militó desde 1942 en el Partido Nacionalsocialista (Nazi), como ocurrió con millones de alemanes de su generación.

En Chile llevó a cabo varios emprendimientos industriales y, tras el golpe militar del general Augusto Pinochet contra el presidente socialista Salvador Allende, en 1973, brindó su apoyo a la dictadura. El regreso de la democracia en 1990 marcó el inicio de la actividad política de su hijo José Antonio, quien se afilió a la derechista Unión Democrática Independiente (UDI), después de haber militado como líder estudiantil cuando se formaba como abogado en la Universidad Católica.

Entre 1996 y 2016 fue elegido concejal y diputado en las listas de la UDI, pero en 2016 se retiró de ese partido y reunió las 30.000 firmas necesarias para inscribir su candidatura presidencial, en 2017, con la que ocupó el cuarto lugar en primera vuelta. Con base en ese resultado, en 2019 fundó el Partido Republicano, que lidera desde entonces.

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A partir de esos años, desplegó una batería de ideas de derecha radical que causaron debate y no pocas críticas. No solo defendió en varias ocasiones la dictadura de Pinochet y relativizó la represión de entonces, sino que, como católico tradicionalista, se ha opuesto al aborto, al matrimonio entre parejas del mismo sexo y a las leyes que protegen a la comunidad LGBTI.

Pero en la campaña de este año ha morigerado algunas de estas posiciones. A preguntas sobre la píldora del día después, que en el pasado combatió, respondió en un debate televisivo reciente: “Jamás me metería en la cama de alguien”, dando a entender que pensaba privilegiar el derecho de la gente a decidir sobre su vida sexual, aunque sin aclarar qué comportamientos quedaban cubiertos por esa postura.

“Kast es consciente de que, como presidente, tendrá que negociar en el Congreso con sectores de la derecha que son menos radicales, como los que se aglutinaron en torno a la exministra Matthei”, le dijo a EL TIEMPO un diplomático europeo que sigue de cerca la política chilena. Matthei solo obtuvo 12,5 por ciento en la presidencial, pero su coalición tiene 18 de las 50 bancas del Senado, y 34 de las 155 de la Cámara de Diputados. “Y Kast va a necesitar esos votos para gobernar y pasar sus proyectos de ley”, agregó la fuente.

Segunda vuelta en Chile

José Antonio Kast disputará la segunda vuelta presidencial en Chile. Foto:AFP

Una mayoría apretada

Al tiempo con la primera vuelta presidencial, Chile eligió este domingo una nueva Cámara de Diputados y renovó 23 de las 50 bancas del Senado. Y aunque en términos generales la derecha avanzó, la izquierda consiguió contener su caída. En el Senado, la nueva configuración deja 25 curules para la derecha, contra 23 para la izquierda y dos sillas para candidatos independientes que, si se inclinan a pactar con la coalición Unidad por Chile de la candidata Jara, empatarán las fuerzas.

En la Cámara de Diputados, la izquierda se debilitó más, al caer de 69 de las 155 curules a 61. En cambio, la coalición que respaldaba a Kast pasó de 15 a 42 sillas, y la alianza Chile Grande y Unido, de Matthei, aunque perdió 19 puestos, quedó con 34, lo que permite a la derecha sumar 76 curules, a dos de la mayoría absoluta. El fiel de la balanza lo tendrá el PDG de Parisi, que creció bastante, de 6 a 14 curules.

¿Dónde están los congresistas de Kaiser? Gracias a un acuerdo para llevar listas unificadas en las parlamentarias que Kast y Kaiser alcanzaron en marzo, sus congresistas están integrados en la coalición Cambio por Chile. De la capacidad de negociación entre estas distintas fuerzas, que van de la extrema derecha de Kaiser hasta la derecha moderada de Matthei, dependerá la suerte legislativa de un eventual gobierno de Kast.

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Si bien es previsible que surjan debates entre estos grupos en temas como el aborto y los derechos de la comunidad LGBTI, hay dos campos donde se pondrán de acuerdo más fácilmente: la economía y la lucha contra la inseguridad. En cuanto al primer tema, Kast propone un duro recorte del gasto público y de la nómina oficial, al tiempo que ofrece amplias garantías al sector privado.

Chile creció a ritmo acelerado buena parte de los últimos 30 años, y ahora ha visto su economía frenar: fue la apuesta temática de Parisi en campaña. “El voto (por ese candidato) nos demuestra que los chilenos también estaban demandando economía y costo de la vida (y no solo seguridad)”, declaró el lunes Roberto Izikson, cabeza de la encuestadora Cadem.

El debate por el aumento del crimen resulta un poco más complejo. Aunque sigue siendo uno de los países más seguros de la región, hay un deterioro: la tasa de homicidios pasó de 3 a 6 por cada 100.000 habitantes, entre 2000 y 2024. Detrás de ese aumento está el narcotráfico que Kast –y aún más Kaiser– asocia con la inmigración ilegal de latinoamericanos, la mayoría de ellos venezolanos.

Bandas como el temido ‘Tren de Aragua’ operan en Chile desde hace algún tiempo, y ese es uno de los caballitos de batalla de la derecha. Cierres fronterizos y deportaciones masivas de ilegales están en el recetario de Kast. Es apenas una muestra de la complicada agenda que le espera al líder derechista si, en efecto, todos los augurios electorales a su favor se confirman el 14 de diciembre en la segunda vuelta, cuando tendrá que convalidar en las urnas el amplio favoritismo que hoy tiene.

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