
El cardenal Robert Prevost, oriundo de Chicago, ha hecho historia al convertirse en el primer papa estadounidense, adoptando el nombre de León XIV.
Según informó The Associated Press, la noticia fue recibida con entusiasmo en su ciudad natal, donde los residentes celebraron con orgullo el nombramiento de uno de los suyos como líder de la Iglesia Católica.
La elección de Prevost, de 69 años, se produjo tras el fallecimiento del papa Francisco el mes pasado, marcando un momento histórico para la comunidad católica de Estados Unidos.

En la Escuela Frances Xavier Warde, los estudiantes siguieron atentos el anuncio desde sus aulas. Cuando la imagen del nuevo papa apareció en las pantallas, los pasillos se llenaron de vítores y alegría.
Mary Perrotti, directora de desarrollo de la escuela, expresó que los niños estaban emocionados y asombrados de que un chicaguense se convirtiera en el nuevo pontífice.
Perrotti destacó que los jóvenes ahora tienen un modelo de liderazgo basado en la justicia y la compasión, valores que han sido centrales en el ministerio de Prevost.
Nacido en 1955 en el barrio de Bronzeville, en el sur de Chicago, y criado en el suburbio de Dolton, Prevost asistió a la iglesia y a la escuela primaria en St. Mary of the Assumption.
Más tarde, estudió teología en la Unión Teológica Católica de Chicago, en Hyde Park, y enseñó en instituciones católicas locales, como la escuela secundaria St. Rita. Según Barbara Reid, presidenta de la Unión Teológica Católica, la comunidad está emocionada de que alguien tan cercano a ellos ahora sea el líder de la Iglesia.

Compañeros de la infancia de Prevost recordaron su carácter amable y su clara vocación desde una edad temprana. John Doughney, quien se graduó junto a él de la escuela primaria St. Mary’s en 1969, lo describió como un amigo de todos y alguien que siempre mostró compasión.
Por su parte, Linda Eickmann, otra residente de Dolton, expresó su alegría al enterarse de la noticia, recordando cómo la familia de Prevost estaba profundamente involucrada en la comunidad de Santa María, organizando actividades para apoyar a la iglesia y la escuela.
La elección de León XIV también resonó entre líderes comunitarios de Chicago. Raúl Raymundo, cofundador del Proyecto Resurrección, destacó el orgullo que siente la ciudad y expresó su esperanza de que el nuevo papa continúe el legado de justicia social y compasión que caracterizó al papa Francisco.
Raymundo, inmigrante mexicano que creció en el barrio de Pilsen, señaló que este momento inspira a muchos a trabajar por un mundo mejor.

En la Catedral del Santo Nombre, decenas de personas se reunieron para orar tras el anuncio. Laurel Legle, quien no se identifica como católica ni cristiana, acudió al lugar para ser parte de lo que describió como un momento significativo.
Zoë Poehlman, una enfermera recién llegada a Chicago, comentó que el ambiente en la ciudad era emocionante y anticipó celebraciones en toda la región. El padre Gregory Sakowicz, rector de la catedral, compartió su alegría por la elección y bromeó sobre la posible preferencia del nuevo papa por los equipos de béisbol locales.

En redes sociales, los habitantes de Chicago expresaron su orgullo a través de memes y mensajes que celebraban la conexión del papa con la ciudad.
Desde bromas sobre reemplazar las hostias por pizza estilo taberna hasta camisetas con el diseño de “Da Pope” en colores de los Chicago Bears, la creatividad de los residentes reflejó su entusiasmo. Incluso la cadena de comida rápida Portillo’s se unió a las celebraciones, sugiriendo enviar su carne italiana al Vaticano.
Para muchos católicos de Chicago, la elección de León XIV representa más que un logro histórico.
Según Perrotti, su crianza en una ciudad conocida por su compromiso con la justicia social y el cuidado comunitario ha moldeado su ministerio y su visión. Ahora, como líder de la Iglesia Católica, tiene la oportunidad de compartir con el mundo los valores que definen a su ciudad natal.