Uno de cada cinco niños en EEUU con COVID desarrolla síntomas prolongados, advierten expertos

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Niños en edad escolar podríanNiños en edad escolar podrían presentar síntomas neurológicos persistentes tras superar una infección por COVID-19. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Más de cinco años después del inicio de la pandemia, millones de niños en Estados Unidos siguen presentando síntomas persistentes tras haber contraído COVID-19. Un informe del consorcio Researching COVID to Enhance Recovery (RECOVER), respaldado por los Institutos Nacionales de Salud, estima que hasta 5.8 millones de menores han desarrollado lo que se conoce como long COVID.

La cifra equivale del 10 al 20 por ciento de los niños que dieron positivo al virus, lo que —según los propios investigadores— podría significar que el long COVID ha superado ya al asma como la condición crónica más común entre los menores del país. El asma afecta a entre 4.9 y 6 millones de niños estadounidenses, de acuerdo con declaraciones recogidas por Newsweek.

El long COVID se caracteriza por un conjunto de síntomas que persisten durante al menos tres meses tras la infección inicial. Afecta múltiples sistemas del cuerpo y provoca complicaciones de salud de amplio espectro, cuya duración e intensidad siguen bajo estudio.

El diagnóstico de long COVID en niños presenta desafíos particulares debido a que los síntomas son diferentes dependiendo de la etapa de desarrollo del menor. De acuerdo con un análisis citado por JAMA Network, los bebés, niños pequeños y preescolares suelen presentar tos persistente, pérdida del apetito y problemas de sueño, mientras que los escolares tienden a manifestar síntomas neurológicos como dificultades para concentrarse, miedos atípicos o sensación de mareo.

También se han identificado dolores de cabeza, vómitos, dolor abdominal, molestias en el cuello o la espalda, así como cambios conductuales. En los adolescentes, se han documentado casos de pérdida del gusto o el olfato, fatiga crónica, dolores musculares y fallas de memoria.

Para la doctora Rachel Gross, profesora de pediatría en NYU Langone Health, estas variaciones sintomáticas dificultan la identificación de la enfermedad en contextos clínicos. “Identificar long COVID en niños pequeños es complicado debido a los cambios rápidos en su desarrollo y sus limitaciones comunicativas”, explicó a Newsweek.

Especialistas alertan sobre la faltaEspecialistas alertan sobre la falta de diagnósticos certeros para menores con síntomas prolongados. (Imagen Ilustrativa Infobae)

Aunque múltiples estudios coinciden en que el número de casos es significativo, aún no hay un consenso médico claro sobre cómo diagnosticar long COVID en menores de edad. “La prevalencia varía entre estudios debido a las distintas definiciones clínicas, los tiempos de seguimiento y los métodos de encuesta utilizados”, afirmó la doctora Akiko Iwasaki, directora del Centro para la Inmunidad y las Infecciones de la Escuela de Medicina de Yale.

Iwasaki subrayó que, si se comparan los estudios más robustos disponibles, el número de niños que desarrollan síntomas persistentes luego de infectarse con COVID-19 es superior a la cantidad de menores con asma en Estados Unidos.

En la misma línea, el doctor Gerald Teague, profesor de pediatría en la Universidad de Virginia, alertó que aún hay muy pocos estudios prospectivos que permitan comparar con precisión el long COVID con otras enfermedades crónicas infantiles. “Necesitamos llegar a un consenso sobre cómo diagnosticar long COVID con precisión en niños”, dijo, e instó a que el gobierno federal y el NIH asignen más fondos para investigar tratamientos antivirales pediátricos.

Una de las posibles causas del alto número de casos en menores podría estar relacionada con el retraso en la vacunación pediátrica, según la doctora Lauren Grossman, profesora de medicina en la Universidad de Stanford. Mientras los adultos comenzaron a recibir vacunas en diciembre de 2020, los niños de 5 a 11 años recién accedieron a las primeras dosis en octubre de 2021.

“Las vacunas ayudan a prevenir el desarrollo de long COVID, pero muchos niños no contaban con esa protección durante los primeros meses críticos”, indicó Grossman a Newsweek.

A esto se suma la limitación de acceso a medicamentos antivirales. Paxlovid, aprobado en diciembre de 2021, solo fue autorizado para mayores de 12 años o niños con más de 88 libras de peso, lo que dejó sin cobertura a un gran segmento infantil.

Además, algunos expertos han señalado que la cepa original del virus en 2020 era más propensa a causar síntomas prolongados, a diferencia de variantes más recientes que han mostrado una asociación menor con cuadros de larga duración, explicó el doctor Teague.

El acceso limitado a vacunasEl acceso limitado a vacunas y tratamientos en las primeras etapas de la pandemia dejó a la población pediátrica más vulnerable. (Imagen Ilustrativa Infobae)

La doctora Grossman destacó que aún hay muy pocas clínicas especializadas en el tratamiento de long COVID pediátrico, lo que complica aún más el acceso a diagnóstico y seguimiento adecuado. Propuso establecer centros clínicos dedicados exclusivamente a esta condición y continuar promoviendo la vacunación completa como estrategia de prevención.

Por su parte, Iwasaki sostuvo que el long COVID en niños “podría convertirse en una infección persistente o desencadenar enfermedades autoinmunes”, aunque advirtió que se requiere más investigación para comprender a fondo sus mecanismos.

“Necesitamos mayor concienciación para que padres y pediatras puedan reconocer los signos de long COVID en niños”, concluyó. Gross agregó que el vínculo entre menores, sus cuidadores y los profesionales médicos será esencial para enfrentar esta condición aún subestimada en el debate público y sanitario.

El impacto del long COVID en la infancia continúa desarrollándose, pero las primeras cifras ya encienden una alerta sanitaria en Estados Unidos. La enfermedad no solo ha dejado secuelas visibles, sino también una deuda pendiente en materia de atención pediátrica.

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