
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, afirmó este martes que espera una aprobación más sencilla de su megaproyecto de ley fiscal y presupuestaria en la Cámara de Representantes, tras la votación favorable en el Senado. Según Trump, “es un gran proyecto de ley. Hay algo para todos, y creo que va a funcionar muy bien en la Cámara. De hecho, creo que será más fácil en la Cámara que en el Senado”, expresó durante una visita a un nuevo centro de detención para migrantes en Florida.
Poco antes, el Senado dio luz verde al texto con 51 votos a favor y 50 en contra, tras requerir el voto de desempate del vicepresidente JD Vance.
El proyecto de ley, que aún debe regresar a la Cámara de Representantes para el proceso de reconciliación, podría ser firmado por Trump este próximo viernes si supera el trámite. En relación con las estimaciones que advierten que unos 11,8 millones de personas podrían perder acceso al programa sanitario Medicaid, el presidente aseguró que se tratará de “una cifra mucho menor” y que los recortes solo afectarán a “despilfarro, fraude y abuso”.
Trump insistió en que la gestión de la Seguridad Social, Medicare y Medicaid será “impecable” bajo su administración, y acusó a los demócratas de poner en riesgo esos programas, argumentando que “sus cifras no funcionan”. El megaproyecto fiscal, defendido por Trump y la mayoría republicana, busca revisar la estructura del gasto social y mantener vigentes los recortes tributarios aprobados en años anteriores.
El Senado republicano aprobó el martes el gran proyecto de recortes fiscales y reducciones de gastos impulsado por Trump, tras una tensa sesión nocturna.

Tres senadores republicanos —Thom Tillis de Carolina del Norte, Susan Collins de Maine y Rand Paul de Kentucky— se unieron a todos los demócratas para votar en contra del proyecto. “El gran proyecto de ley no tan hermoso ha pasado”, expresó Paul tras la sesión. El proceso, descrito como uno de los más tensos y prolongados del Capitolio en los últimos meses, incluyó negociaciones de última hora y maniobras para consolidar el apoyo necesario entre las filas republicanas.
El proyecto, ahora devuelto a la Cámara de Representantes, presenta modificaciones relevantes, en especial en lo referente a Medicaid, lo que podría complicar su avance, ya que el presidente de la Cámara, Mike Johnson, había advertido que no se debía apartar mucho del texto ya aprobado en esa instancia. El paquete legislativo, conocido formalmente como el “Gran Hermoso Proyecto de Ley”, abarca 940 páginas.
Trump calificó la legislación como “un asunto muy complicado” y señaló: “No quiero volverme loco con los recortes. No me gustan los recortes”, al dirigirse a la prensa antes de salir de la Casa Blanca hacia Florida.

Las negociaciones incluyeron presiones desde ambas alas del partido: varios republicanos moderados expresaron preocupación por las reducciones en Medicaid y el impacto sobre millones de beneficiarios, mientras que sectores más conservadores exigían recortes más profundos para contener el aumento de los déficits.
El líder de la mayoría del Senado, John Thune de Dakota del Sur, encabezó los esfuerzos para lograr acuerdos entre los miembros más díscolos de su partido durante la sesión nocturna, en la que se evidenció la fragilidad de la mayoría republicana. Las conversaciones más intensas involucraron a las senadoras Lisa Murkowski de Alaska y Collins, claves en la configuración final del texto, así como a Paul, quien propuso reducir la magnitud del aumento del techo de deuda, una de las cláusulas más controvertidas.
La Oficina de Presupuesto del Congreso estimó que 11,8 millones de estadounidenses quedarían sin seguro médico para 2034 si el proyecto se convierte en ley, y el paquete incrementaría el déficit en 3,3 billones de dólares durante la próxima década. Adicionalmente, se contempla un aumento del límite de la deuda nacional en 5 billones de dólares, lo que motivó críticas desde distintos frentes, incluido el empresario Elon Musk.
Entre las características más destacadas del proyecto está la extensión y aumento de los recortes fiscales de 2017, la eliminación de varios créditos fiscales para la energía verde, y 1,2 billones de dólares en recortes, principalmente en los programas de Medicaid y cupones de alimentos. Además, incorpora nuevos requisitos de trabajo para beneficiarios en edad laboral, incluyendo algunos padres y adultos mayores, y cambios en reembolsos federales a los estados.
El texto incluye, asimismo, 350.000 millones de dólares para seguridad fronteriza y nacional, junto con nuevas tarifas a inmigrantes. Enmiendas propuestas, como la duplicación de fondos para hospitales rurales y el aumento de la tasa impositiva a quienes obtienen más de 25 millones de dólares anuales, fracasaron, mientras que otras disposiciones, como evitar recortes de alimentos en Alaska, se aceptaron.
Por su parte, los demócratas prolongaron el proceso de aprobación obligando a la lectura completa del texto, que demoró 16 horas, y presentando múltiples enmiendas. La senadora Patty Murray de Washington advirtió sobre el método contable empleado por los republicanos, que considera los recortes fiscales previos de Trump como “política actual”, lo que según ella distorsiona el impacto real sobre el déficit.
En la fase final de la sesión, el Senado eliminó por abrumadora mayoría una cláusula que habría limitado la capacidad de los estados para regular la inteligencia artificial.
El futuro del proyecto depende ahora del desenlace de las negociaciones en la Cámara de Representantes, bajo la presión de la fecha límite del 4 de julio establecida por Trump.
(Con información de EFE y AP)