
Bryan Kohberger presentó una queja formal por acoso sexual tras recibir amenazas explícitas de otros reclusos, incluyendo las frases “Te voy a violar” y “El único trasero que vamos a comer es el de Kohberger“, después de solo una noche en el Bloque J de la prisión de máxima seguridad de Idaho. El asesino convicto solicitó inmediatamente su traslado a otra unidad penitenciaria debido al hostigamiento constante que enfrenta desde su llegada a la Institución de Máxima Seguridad de Idaho en Boise.

El 30 de julio, Kohberger presentó una nota manuscrita donde describía su situación como “amenazas verbales y acoso minuto a minuto”, según reveló People mediante documentos obtenidos exclusivamente. En su escrito, el recluso de 30 años explicó que no participaba en las protestas de “flooding” (inundación intencional de celdas) que realizaban otros internos, pero se veía sometido a un ambiente hostil en la Unidad 2 del Bloque J.
La queja por acoso sexual llegó cinco días después, el 4 de agosto, cuando Kohberger informó a un guardia penitenciario sobre las amenazas específicas recibidas. De acuerdo con información obtenida por NBC, el ex estudiante de criminología acusó a un interno de decirle “Te voy a violar” y a otro de comentar “El único trasero que vamos a comer es el de Kohberger”.
El guardia que recibió la denuncia completó un reporte de notificación de incidente que incluía el nombre del oficial que supuestamente había sido testigo de las amenazas. Este segundo guardia presentó un informe tres días más tarde, confirmando que recordaba “lenguaje vulgar utilizado y dirigido hacia Kohberger”, aunque no pudo identificar qué interno específico había hecho cada comentario.
Las autoridades respondieron a la primera solicitud de traslado minimizando la situación. Un funcionario penitenciario indicó que el “flooding” era una “ocurrencia relativamente rara” en el Bloque J y que generalmente era un “nivel bastante calmado y silencioso”. La respuesta oficial le sugería “darle tiempo” a la situación.
Al final de su queja más reciente sobre acoso sexual, los funcionarios penitenciarios concluyeron que "Kohberger se siente seguro para permanecer en el nivel 2 del Bloque J".
El Bloque J alberga hasta 128 individuos en una mezcla de población general, custodia protectiva e internos en el corredor de la muerte. Los reclusos como Kohberger, que se encuentran en confinamiento restrictivo a largo plazo, ocupan celdas individuales, son transportados con restricciones y reciben solo una hora de recreación al aire libre diariamente. Además, solo pueden ducharse cada dos días, una gran diferencia respecto a las duchas de una hora que podía tomar en la cárcel donde estuvo anteriormente.
En su nota inicial, el asesino solicitó específicamente ser transferido al Bloque B, que al igual que el Bloque J cuenta con celdas individuales y permite únicamente visitas sin contacto.

El hostigamiento continuo que enfrenta el recluso 163214 se extiende más allá de las amenazas directas. Chris McDonough, detective retirado de homicidios que ahora trabaja para la Cold Case Foundation, reveló que los internos lo atormentan de manera implacable a través de los conductos de ventilación de su celda. “Lo están volviendo loco. Los internos lo atormentan por la noche y casi todas las horas del día, burlándose de él a través de los respiraderos de su celda”, explicó McDonough a People.
Una fuente policial consultada por McDonough reveló que los internos se han coordinado para turnarse y gritar a través de los conductos de aire acondicionado y calefacción que conectan las celdas. Esta táctica sistemática ha provocado que el ex estudiante se queje constantemente a los guardias porque no puede dormir debido al ruido constante.
El Departamento Correccional de Idaho respondió restando importancia a las quejas sobre “lo que él considera burlas” y señaló que es comportamiento normal que los internos se comuniquen entre ellos en prisión. “Estamos conscientes de las quejas de Kohberger sobre lo que considera burlas”, indicó la institución en un comunicado, añadiendo que “los individuos encarcelados comúnmente se comunican entre sí en prisión”.
El caso cobró notoriedad adicional la semana pasada cuando se filtró un video de seguridad que muestra al asesino en su celda, limpiando sus zapatos y organizando cuidadosamente sus pertenencias en una repisa de alambre. Las autoridades penitenciarias confirmaron que están investigando la posible filtración interna tras la circulación del material audiovisual.
Después de mantener su inocencia durante más de dos años y a pocos días del inicio de su juicio por asesinato capital, el ex estudiante de criminología se declaró culpable de cuatro cargos de asesinato en primer grado y un cargo de allanamiento de morada el mes pasado, en un acuerdo que le salvó de la pena de muerte.

El ex estudiante de criminología llegó a la prisión de máxima seguridad tras ser sentenciado el 23 de julio por los asesinatos del 13 de noviembre de 2022 de Madison Mogen, Kaylee Goncalves, Xana Kernodle y Ethan Chapin. Los fiscales establecieron que Kohberger necesitó apenas 13 minutos para ejecutar su incursión mortal en la madrugada, durante la cual irrumpió en la casa fuera del campus y apuñaló fatalmente a los cuatro estudiantes. Dos compañeras de habitación adicionales, Dylan Mortensen y Bethany Funke, se encontraban en la vivienda pero sobrevivieron al ataque.

La investigación policial se centró en Kohberger después de que dejara una funda de cuchillo Ka-Bar de cuero marrón en la escena del crimen. El ADN encontrado en la funda coincidió con el estudiante de criminología, quien vivía en Pullman, Washington, justo cruzando la frontera estatal. Videos de vigilancia de casas y negocios cercanos también capturaron su Hyundai Elantra blanco circulando múltiples veces alrededor de la vivienda en la hora previa a los asesinatos, antes de huir rápidamente del lugar.
El 23 de julio pasado, tras más de dos años proclamando su inocencia y a días del inicio de su juicio por asesinato capital, Kohberger aceptó declararse culpable de cuatro cargos de asesinato en primer grado y uno de allanamiento de morada en un acuerdo que le evitó la pena de muerte y renunció a su derecho de apelación.