
En el pequeño pueblo de Morenci, en el estado de Michigan, una comunidad sigue marcada por la desaparición de tres hermanos ocurrida hace casi 15 años. Según informó Associated Press, la madre de los niños, Tanya Zuvers, ha solicitado a un juez del condado de Lenawee que declare oficialmente muertos a sus hijos, Andrew, Alexander y Tanner Skelton, quienes desaparecieron en noviembre de 2010 después de pasar el Día de Acción de Gracias con su padre, John Skelton. Esta petición, que busca cerrar un capítulo doloroso, será evaluada en una audiencia judicial que comenzará este lunes.
De acuerdo con Associated Press, las autoridades creen que los niños, que en aquel momento de su desaparición tenían 9, 7 y 5 años, están muertos. Aunque no se han presentado cargos de homicidio contra John Skelton.
Skelton el padre, actualmente cumple una condena de 15 años de prisión por no devolver a los niños a su madre, las sospechas sobre su implicación en el caso han sido constantes. Skelton, de 53 años, ha ofrecido explicaciones contradictorias sobre el destino de sus hijos, lo que ha complicado aún más la búsqueda de respuestas.
La audiencia judicial, descrita como inusual por Associated Press, contará con el testimonio de Tanya Zuvers y de investigadores policiales que han trabajado durante años en el caso. Según el abogado de Zuvers, R. Burke Castleberry, la madre ha vivido con la esperanza de recibir noticias sobre el paradero de sus hijos o de que Skelton finalmente revele lo que ocurrió. Sin embargo, hasta ahora, ninguna de estas expectativas se ha cumplido.
Castleberry explicó en una presentación judicial que la declaración de fallecimiento podría proporcionar un cierre emocional para la familia.
Además, según el abogado especializado en derecho sucesorio Nathan Piwowarski, quien no está involucrado en el caso, este tipo de declaración también podría permitir la presentación de demandas civiles, como una por muerte por negligencia.
Los hermanos Skelton vivían en Morenci, una localidad cercana a la frontera con Ohio, a unos 161 kilómetros al suroeste de Detroit. En el otoño de 2010, Zuvers había iniciado los trámites de divorcio de Skelton y los niños pasaron el Día de Acción de Gracias con su padre, quien residía a pocas casas de distancia. Sin embargo, los niños no regresaron al día siguiente como estaba previsto.
Las investigaciones revelaron que el teléfono móvil de Skelton estuvo activo en Ohio durante la madrugada del 26 de noviembre de 2010, antes de ser apagado y reactivado más tarde en Morenci. Aunque Skelton ha negado haber hecho daño a sus hijos, sus declaraciones han sido inconsistentes.
En una de sus versiones, afirmó que los niños estaban bajo la protección de un grupo clandestino, mientras que en otra señaló a un hombre vinculado a comunidades Amish como posible conocedor de su paradero. Según Castleberry, estas afirmaciones han sido desmentidas y calificadas como “mentiras”.

Tras la desaparición, la comunidad de Morenci y las autoridades dedicaron semanas a buscar a los niños en bosques y ríos de Michigan y Ohio, pero no se encontró ningún rastro de ellos. A pesar del paso del tiempo, el recuerdo de los hermanos Skelton sigue vivo en el pueblo. Una placa conmemorativa con sus nombres e imágenes se encuentra en un parque local, cerca de Bean Creek, con las palabras: “Fe, esperanza, amor”.
Según Associated Press, durante la audiencia, los investigadores detallarán las múltiples historias que Skelton ha contado a lo largo de los años, las cuales han llevado a las autoridades a realizar búsquedas infructuosas. Estas declaraciones, descritas como “descabelladas e insondables” por Castleberry han sido un obstáculo en la búsqueda de la verdad.

John Skelton, quien no respondió a un correo electrónico enviado por Associated Press, cumple su condena en prisión por interferir en la custodia de los niños. Sin embargo, nunca ha enfrentado cargos relacionados con su desaparición o posible muerte.
La petición de Tanya Zuvers para declarar oficialmente muertos a sus hijos representa un intento de avanzar en un caso que ha dejado profundas cicatrices emocionales en su familia y en la comunidad de Morenci.
Mientras tanto, la audiencia judicial promete arrojar luz sobre los esfuerzos realizados durante más de una década para encontrar respuestas. Aunque el destino de Andrew, Alexander y Tanner Skelton sigue siendo un misterio, su historia continúa siendo un recordatorio del impacto duradero de las desapariciones no resueltas.