La joven navegante Tamara Klink ha llevado el nombre de Brasil y Latinoamérica hasta uno de los rincones más inhóspitos del planeta. A bordo de un pequeño velero, completó en septiembre de 2025 una travesía de 6.500 kilómetros a través del Paso del Noroeste del Ártico, una ruta que une Groenlandia con Alaska y que durante siglos fue sinónimo de imposibilidad.
Su logro no solo rompe barreras en la exploración náutica, sino que también la consagra como la primera mujer latinoamericana y la más joven en la historia en recorrer el paso en solitario.
Una travesía entre hielo, tormentas y aprendizaje
Con apenas 28 años, transformó una gélida expedición en un viaje de resistencia física, autoconocimiento y observación científica. Su velero, de apenas diez metros, fue su casa, su laboratorio y su refugio durante más de un mes de navegación extrema.
'Less and less sea ice': Brazilian woman sails solo through Arctic
Tamara Klink says she encountered "very little" sea ice on her solo sail through the Northwest Passage — a rare feat that would have been impossible without an icebreaker ship three decades ago pic.twitter.com/U4utgHPGhn
De acuerdo con el relato que compartió con National Geographic, partió a finales de julio desde Aasiaat, en Groenlandia. Durante más de un mes, navegó entre icebergs y mares inestables, descansando en intervalos de apenas 20 minutos y sin acceso a agua corriente o calefacción.
En la misma entrevista relató que sobrevivir en esas condiciones fue un acto de resistencia constante: “Seguir viva era más difícil que morir… si me caía al agua, me congelaba, pero aún así me sentía feliz y agradecida por estar ahí”.
A lo largo del trayecto, Klink se enfrentó a tormentas imprevistas, fuertes corrientes y la amenaza de osos polares que merodeaban cerca de su embarcación. Con experiencia acumulada en travesías previas, la navegante destacó que incluso con planificación, el Ártico “nunca permite confiarse”, ya que las previsiones meteorológicas cambian con pocas horas de anticipación. Para mitigar los riesgos, mantenía comunicación con otros exploradores que compartían información de refugios y condiciones de hielo.
Durante el viaje, comparó su experiencia con la del legendario Roald Amundsen, el primer navegante en completar el Paso del Noroeste en 1905. “Pasé por el mismo punto que él exactamente 120 años después, el 5 de agosto, y donde él vio solo hielo, yo encontré mar abierto”, contó Klink. Su testimonio expone con claridad los efectos del calentamiento global en el Ártico.
El Paso del Noroeste: una ruta legendaria transformada por el clima
Históricamente intransitable durante siglos, el Paso del Noroeste conecta los océanos Atlántico y Pacífico a través del norte de Canadá, Groenlandia y Alaska. Desde el siglo XVI, exploradores europeos intentaron sin éxito navegarlo, y su historia quedó marcada por tragedias como la desaparición de la expedición de Sir John Franklin en 1847.
Hoy, el deshielo progresivo lo ha vuelto navegable durante unas pocas semanas al año, pero también ha convertido la región en un laboratorio viviente del impacto climático. Klink observó que solo el 9 % de su ruta presentaba hielo marino, una cifra drásticamente inferior a la registrada hace tres décadas, cuando solo los rompehielos podían atravesarla. “Cada foto satelital de hace apenas dos o tres años muestra un Ártico distinto. El cambio es demasiado rápido”, explicó.
Una exploradora incansable: del Atlántico al invierno polar
Antes de este logro, Tamara Klink ya había protagonizado otras hazañas solitarias. En 2020, cruzó el Atlántico desde Noruega hasta Brasil en su velero Sardinha, y en 2023, llegó al Círculo Polar Ártico desde Francia. Entre 2023 y 2024, vivió ocho meses atrapada en el hielo de Groenlandia, convirtiéndose en la primera mujer en pasar un invierno sola en los polos.
Su motivación va más allá del desafío físico. En cada expedición, reflexiona sobre la soledad, el tiempo y la conexión con la naturaleza. “Recuperar el control del tiempo es uno de los mayores retos humanos”, afirmó a National Geographic. Estas experiencias, dice, le enseñaron a distinguir entre los miedos reales y los imaginarios, y a valorar lo esencial frente a lo efímero.
Tras su travesía por el Ártico, Tamara planea asistir a la COP30, que se celebrará en Belém (Brasil) en noviembre de 2025, donde buscará impulsar acciones globales frente al cambio climático. También trabaja en dos libros, uno sobre su invierno ártico y otro sobre el Paso del Noroeste, que serán publicados en 2026.
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