
La parálisis gubernamental en Estados Unidos ha generado efectos directos en el sector aéreo, principalmente en la gestión de vuelos y la atención a los pasajeros en los principales aeropuertos. Tras doce días sin un acuerdo de financiación federal, empleados considerados esenciales, como los controladores aéreos de la Administración Federal de Aviación (FAA) y los oficiales de seguridad de la Administración de Seguridad en el Transporte (TSA), continúan laborando sin recibir su salario.
Esta situación ha provocado una marcada incertidumbre en los usuarios de vuelos nacionales que se agrava ante eventos como el cercano festivo del Día de Colón, cuando se prevé un gran volumen de desplazamientos. Según datos de la FAA, más de 52.000 vuelos están planificados en el país solo para este fin de semana. En el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles los viajeros ya comienzan a resentir el efecto de los problemas de personal. El alza en los reportes de enfermedad entre los controladores aéreos ha ocasionado cancelaciones y retrasos puntuales.
La FAA reconoció, a través del secretario de Transporte, Sean Duffy, que cerca del 53% de todos los retrasos actuales se deben directamente a la escasez de personal, mientras que previo a la crisis, ese porcentaje rondaba solo el 5%. Los puestos de control de seguridad y las tareas de la torre de control, responsabilidades del gobierno federal, se están gestionando por empleados sin cobrar. Aunque las aerolíneas son empresas privadas y funcionan con aparente normalidad, la dependencia de estas funciones públicas es total.
En situaciones específicas, la falta de personal ha generado incidentes en aeropuertos concretos. El jueves, aproximadamente 40.000 pasajeros resultaron afectados en el Aeropuerto Internacional de Nashville, Tennessee, debido a una insuficiencia de controladores aéreos. Días antes, la torre de Burbank en California permaneció sin personal por varias horas, lo que obligó a la FAA a retrasar todos los vuelos en ese horario.
La Asociación Nacional de Controladores de Tránsito Aéreo (NATCA), el sindicato del sector, publicó un comunicado llamando a sus miembros a seguir asistiendo a sus puestos, recordándoles la importancia de mantener la seguridad aérea pese a la carencia de pagos. Aunque no se han detectado huelgas organizadas, el aumento de ausencias ha llevado a la activación de lo que la FAA describe como “triggers de personal”, cuando las plantas no alcanzan los mínimos operativos. Sean Duffy reiteró que cualquier violación a las políticas de permisos por enfermedad tendrá consecuencias administrativas.
La presidenta de la Asociación de Auxiliares de Vuelo, Sara Nelson, declaró que las condiciones actuales agravan los riesgos para la seguridad operacional, argumentando que la primera regla básica es eliminar distracciones, pero la falta de pago genera presión emocional y económica en los trabajadores. Nelson afirmó que varias áreas críticas de soporte, como servicios meteorológicos y ciberseguridad, han dejado de operar por completo durante el cierre, señalando que estas tareas no son cubiertas actualmente por personal alternativo.
Las autoridades, tanto de la FAA como del Departamento de Transporte, insisten en que la prioridad sigue siendo mantener la seguridad, incluso si eso implica reducir el número de vuelos en operación según la capacidad real del personal. Durante una rueda de prensa, Duffy explicó que, ante cualquier situación que ponga en duda la efectividad del control del espacio aéreo, se limitarán las operaciones y podrían incrementarse aún más los retrasos y cancelaciones para asegurar que no se comprometa la seguridad.
El especialista en aviación Sheldon Jacobson, citado por USA Today, advirtió que la normalización plena del sistema una vez que se restablezca el financiamiento dependerá de la rapidez con que los empleados reciban el salario adeudado. Jacobson recordó que en situaciones similares del pasado, los retrasos y las colas fueron superados rápidamente tras la reanudación de los pagos, pero la recuperación total no tiene una fecha definida, ya que la reincorporación total del personal depende también de factores personales y del restablecimiento de la confianza laboral.