
El asesinato de dos empleados de la embajada de Israel frente al Museo Judío Capital en Washington desató una ola de condenas por parte de líderes internacionales, que denunciaron el crimen como un acto de antisemitismo y exigieron justicia inmediata.
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, calificó el ataque como “un crimen de odio antisemita” y afirmó que hechos como este “deben terminar ya”. En un mensaje difundido a través de Truth Social, el mandatario expresó sus condolencias a los familiares de las víctimas y aseguró que “el odio y el radicalismo no tienen cabida en Estados Unidos”.
Desde Israel, el primer ministro Benjamín Netanyahu denunció el crimen como evidencia del “precio terrible del antisemitismo y la incitación salvaje contra el Estado de Israel”. En un comunicado, afirmó que “los libelos de sangre contra Israel están en aumento y deben ser combatidos hasta el final”, y ordenó reforzar la seguridad en las embajadas del país.

El presidente israelí, Isaac Herzog, responsabilizó al antisemitismo por el ataque. “Este es un acto despreciable de odio”, señaló en una declaración oficial. Herzog expresó solidaridad con la comunidad judía en Estados Unidos y aseguró que “América e Israel permanecerán unidos en defensa de nuestra gente y nuestros valores compartidos”.
El embajador de Israel ante las Naciones Unidas, Danny Danon, también condenó el tiroteo. Lo definió como “un acto depravado de terrorismo antisemita” y advirtió que atacar a diplomáticos y a la comunidad judía “es cruzar una línea roja”.
El secretario de Estado estadounidense, Marco Rubio, consideró el crimen como “un acto descarado de violencia cobarde y antisemita”. A través de sus redes sociales, prometió que los responsables serán llevados ante la justicia.

En Europa, el ministro francés de Asuntos Exteriores, Jean-Noël Barrot, condenó lo que llamó “un acto aberrante de barbarie antisemita” y expresó sus condolencias al Estado de Israel y a los allegados de las víctimas. En un tono similar se pronunció el canciller alemán Friedrich Merz, quien calificó el ataque como “atroz” y afirmó que todo indica un móvil antisemita.
El ministro británico de Exteriores, David Lammy, afirmó estar “horrorizado por el asesinato” y sostuvo que se trata de “un crimen atroz y antisemita”. Su homólogo italiano, Antonio Tajani, pidió actuar con firmeza contra el antisemitismo y recordó que “los horrores del pasado no deben regresar”.

Desde España, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel Albares, condenó de forma “rotunda” el crimen y subrayó que “nada justifica el antisemitismo ni este acto de barbarie”.
La jefa de la diplomacia europea, Kaja Kallas, expresó su consternación y afirmó que “no hay, ni debe haber, lugar en nuestras sociedades para el odio, el extremismo o el antisemitismo”.
Aunque el motivo del ataque permanece bajo investigación, las autoridades confirmaron que el sospechoso, identificado como Elías Rodríguez, fue detenido en el lugar. El ataque tuvo lugar en las afueras de un evento oficial, cerca del Museo Judío y de oficinas del FBI.
La alcaldesa de Washington, Muriel Bowser, condenó el crimen como un acto de odio inaceptable en la ciudad.