Hay un alimento perjudicial para la salud, más allá de los cereales del desayuno, el helado o el gluten, que está presente en la cocina y es de consumo masivo: el aceite. La nutricionista Magali Alvarenga explica que el aceite refinado de girasol, maíz, canola, algodón y otros se pega en el hígado, en el cerebro, en los nervios y en los tejidos por estar “lleno de hexano, que es un disolvente químico que también se usa en la gasolina”.
Alvarenga es divulgadora de información nutricional y su impacto en metabolismo y la salud. En sus redes conocidas como @nutrimaga indica que el cuerpo “tarda hasta dos años en eliminarlo y cuanto más lo cocinas, más tóxico se vuelve, causando inflamación crónica, dañando tus células, tu ADN y aumentando el riesgo de enfermedades cardiovasculares y cerebrales”.
La otra cara del debate: seguridad y alternativas
No obstante, es crucial matizar que los organismos reguladores mundiales (como la FDA y la Unión Europea) consideran que el hexano residual en los aceites vegetales es seguro para el consumo humano, pues las trazas que quedan tras el refinado son mínimas, mucho menores que las que causan neurotoxicidad en entornos industriales.
A pesar de esto, muchos expertos en salud coinciden en que la exposición a cualquier contaminante químico residual debe minimizarse. Por ello, la mejor estrategia es optar por aceites de extracción mecánica (prensado en frío) como el aceite de oliva virgen extra, el aceite de coco virgen o el aceite de aguacate, que no requieren disolventes químicos y conservan mejor sus propiedades nutricionales intactas, según un trabajo publicado en una canal especializado sobre “BROMATOLOGIA: Obtención y Refinado de Aceites Comestibles”.
¿Qué es el n-hexano?
Sobre los riesgos de este compuesto la Agencia para Sustancias Tóxicas y el Registro de Enfermedades, (ATSDR), en un informe lo define como una sustancia química elaborada a partir del petróleo crudo, usado para la extracción de aceites vegetales (ej. granos de soya) y como solvente de limpieza en industrias (imprenta, textiles, calzado, etc.).
El n-hexano está presente en productos de consumo como gasolina (1-3%) y pegamento de goma. Es un producto que se evapora fácilmente al aire, donde se descompone en cuestión de días.
Un dato relevante es que si se libera al agua o al suelo, la mayor parte se evapora y no se acumula ni se concentra en plantas, peces u otros animales. Hay tres vías de entrada al cuerpo: inhalación, contacto cutáneo e ingestión:
- Inhalación Principal Vía: Al respirar aire contaminado (por gasolina, sitios de desecho, o en el trabajo).
- Contacto Cutáneo: Al entrar en contacto con sustancias que lo contienen.
- Ingestión: Poco probable en la mayoría de alimentos y agua; cantidades muy pequeñas pueden encontrarse en aceites para cocinar debido al procesamiento, pero son muy bajas para causar efectos.
¿Cómo llega el n-hexano a la alimentación?

La presencia del n-hexano en la alimentación se debe principalmente a su uso como disolvente industrial para extraer aceites de semillas. Este componente se encuentra en aceites vegetales industriales como girasol, maíz, soja, canola, algodón, entre otros, y productos derivados como harinas de oleaginosas, grasas sólidas y ciertos aromas o colorantes
Uno de los principales riesgos del consumo de esta sustancia es que es un neurotóxico que, en altas concentraciones o exposición prolongada, afecta el sistema nervioso central y periférico.
¿Cuál es la cantidad permitida?
Por ser un neurotóxico, los investigadores recomiendan minimizar o eliminar el residuo. La normativa general indica que los aceites y alimentos no deben contenerlo, sin embargo, la Unión Europea y otros organismos permiten un residuo muy bajo (trazas) de disolventes de extracción.
Los aceites etiquetados como “virgen” o “prensado en frío” no utilizan disolventes químicos y, por lo tanto, no contienen residuos de hexano.
Mientras que organismos como el Código Alimentario Argentino indican que el hexano residual “no debe contener” o debe estar por debajo del límite de detección analítica, que típicamente ronda las 1 a 5 partes por millón (ppm) o menos para los disolventes.
Aunque la preocupación del consumidor es válida, los niveles de hexano en el aceite vegetal refinado están estrictamente controlados y son significativamente menores a los niveles que causan neurotoxicidad aguda en entornos industriales, según un informe de Código Alimentario Argentino (CAA) – Aceites Alimenticios.
Una vez que entra en el organismo, al torrente sanguíneo, transportado a todos los órganos y las enzimas del hígado, lo descomponen.
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