Oppenheimer (2023), la película dirigida por Christopher Nolan y protagonizada por Cillian Murphy, ha reavivado la polémica en torno a uno de los episodios más enigmáticos en la vida del célebre físico J. Robert Oppenheimer.
En medio de la minuciosa recreación de su figura, el film introduce una escena que ha causado el malestar de su nieto, Charles Oppenheimer, quien ha criticado abiertamente la decisión del director británico de incluir el controvertido episodio de la manzana presuntamente envenenada.
La película presenta a un joven Oppenheimer, aún estudiante, dejando una manzana posiblemente impregnada de cianuro de potasio en el escritorio de su profesor universitario, Patrick Blackett —interpretado por James D’Arcy—. La escena alude a una leyenda que ha perseguido durante décadas al “padre de la bomba atómica”, generando debates sobre la veracidad del hecho y el carácter del científico.
La historia original nace de las declaraciones de un amigo cercano, Francis Fergusson, quien afirmó que el propio Oppenheimer le confesó haber intentado envenenar la fruta como represalia. Supuestamente, los padres del físico persuadieron a las autoridades para evitar su expulsión. Sin embargo, no existen registros oficiales del incidente, lo que ha alimentado el carácter de mito en torno a esta anécdota.

El nieto de Oppenheimer alzó la voz ante la reproducción de este mito en el largometraje. En una entrevista concedida a Time, expresó su desconcierto al afirmar: "La parte que menos me gusta es esta referencia a la manzana envenenada, que fue un problema en Prometeo americano”.
La fuente principal utilizada por Nolan para construir su guion fue el libro Prometeo americano, que también recoge esta leyenda sin poder confirmar su autenticidad.
"Si lees con suficiente atención, los autores dicen: ‘Realmente no sabemos si sucedió’“, enfatizó Charles Oppenheimer. El descendiente del científico también se mostró sorprendido por la tenacidad del mito: ”Todos los reporteros originales de esa historia (solo había dos, tal vez tres) informaron que no sabían de qué estaba hablando Robert Oppenheimer. Desafortunadamente, [el libro] resume eso como Robert Oppenheimer intentó matar a su maestro y luego ellos [reconocen que] tal vez exista esta duda“, subrayó.
Christopher Nolan construyó parte de su narrativa en función de los pasajes biográficos recogidos en Prometeo americano. Sin embargo, tanto en el libro como en los relatos periodísticos previos, los autores mantuvieron la duda: "Dejaron la veracidad de la anécdota en el aire, sin confirmar que fuese real o mentira“, destaca el texto original.

El guiño del director responde al interés de ofrecer fragmentos de la vida personal de Oppenheimer para que el espectador explore más allá de los hechos documentados. La escena resume el espíritu ambiguo de una figura controvertida, responsable de la creación de la bomba atómica y posteriormente convertido en activista contra la proliferación nuclear.
La inclusión del mito en la película generó una división entre quienes consideran el episodio un recurso de ficción dramática y quienes, como Charles Oppenheimer, lo ven como una tergiversación que afecta la memoria del científico.
Para su nieto, la imagen del físico queda marcada innecesariamente por un hecho que nunca pudo confirmarse: "Prometeo americano lo obtuvo de algunas referencias que hablaban sobre un viaje de vacaciones de primavera, y todos los reporteros originales de esa historia informaron que no sabían de qué estaba hablando Robert Oppenheimer“.
Este detalle jugoso en una historia ya por sí interesante sirvió a Nolan para profundizar en las contradicciones de su personaje, aunque dejó insatisfechos a algunos de sus descendientes y admiradores.