La lucha de un hombre por deducir de impuestos sus barritas de proteínas: su consumo de calorías era “ciertamente eficiente”

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Tras ser rechazada su solicitudTras ser rechazada su solicitud inicial por Hacienda, el suizo hizo una segunda. (Composición fotográfica/Canva)

Este caso, publicado por el periódico Der Bund, provoca risas. Sin embargo, para el principal afectado, cuya batalla legal con el cantón de Berna, iniciada en 2020, terminó en fracaso, no tiene nada de gracioso.

En Berna, Suiza, la norma es clara: los viajes en bicicleta por motivos profesionales se benefician de una reducción fija de 700 francos (757 euros) al año, como máximo. Sin embargo, este límite no pareció ser del agrado de cierto contribuyente aficionado a la bicicleta.

El ciclista en cuestión, estimando que gastaría mucho más que esa cantidad con su medio de transporte preferido, envió a las autoridades fiscales una solicitud de deducción fiscal mucho mayor, que ascendía a 3.400 francos (3.676 euros).

Como detalla Der Bund, esta solicitud iba acompañada de una escrupulosa lista de gastos, entre ellos 1.550 francos (1.676 euros) para cubrir la compra de barras de proteínas (o carburante), destinados a compensar su déficit calórico, ya que, según afirma, sus viajes se realizaban de forma vigorosa.

Además, la lista también incluía una serie de gastos adicionales: de ropa, estimado a 480 francos (519 euros), lavandería por 12 francos (13 euros), pernoctaciones a la intemperie debido al mal tiempo: 226 francos (244 euros) y diversas reparaciones estimadas a un total de 324 francos (350 euros). El periódico alemán señala que el ciclista logró mostrarse indulgente con Hacienda al no incluir el coste de sus bebidas y otros suplementos dietéticos.

A pesar de que el ciclista hizo su mejor esfuerzo, la solicitud fue denegada. Tras ser rechazada su solicitud inicial por Hacienda, el bernés, no dispuesto a rendirse sin una última batalla, volvió a la carga a través de la Comisión Cantonal de Recursos Fiscales, añadiendo esta vez una tasa de garaje de 25 francos (27 euros) al mes.

Sin dejar nada al azar, el ciclista añadió un nuevo argumento: su ahorro de tiempo estimado, de los aproximadamente 112.492 kilómetros que dice haber recorrido entre su casa y el trabajo en 2020.

Declaró 181 viajes que totalizaron 3.656 kilómetros. Los archivos muestran que un solo trayecto al trabajo tiene una longitud de 32,5 kilómetros. Sin embargo, dependiendo de las circunstancias, el ciclista también recorría solo una parte del trayecto y utilizaba el transporte público.

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Su consumo de calorías fue “ciertamente eficiente en comparación con los motores de combustión de combustibles fósiles”, escribió. Tardaba un promedio de 62 minutos en recorrer los 32,5 kilómetros, y el viaje de ida le llevó poco menos de una hora debido al desnivel. El ciclista documentó su rápida conducción con capturas de pantalla.

Pero, una vez más, no hubo respuesta. Según explica Der Bund, las autoridades consideraron que su argumento era poco convincente y que su ahorro de tiempo era difícil de demostrar. En cuanto a su solicitud de una deducción por kilometraje que excedía con creces los 70 céntimos permitidos para los conductores, también fue desestimada.

Esta historia ha dejado una clara conclusión: el uso de la bicicleta y los gastos asociados siguen siendo un gasto privado ordinario, no deducible de impuestos. En última instancia, el bernés tendrá que pagar costas judiciales por un importe de 900 francos (973 euros).

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