
En el corazón del country Miraflores, un terreno pequeño y aparentemente limitado se transformó en el escenario de un proyecto arquitectónico que prioriza la luz natural y la conexión con el entorno.
El arquitecto Martín Gómez diseñó una vivienda que desafía las convenciones al orientar los espacios principales hacia la calle y no hacia el jardín, como suele ser habitual. Este enfoque permitió aprovechar al máximo la luz solar y las vistas hacia un campo de golf con eucaliptos, ubicado al otro lado de la calle.

El proyecto, encargado por un matrimonio joven con tres hijos, se centró en una distribución estratégica de los espacios. Gómez explicó que los dormitorios, organizados como tres suites, fueron orientados hacia el campo de golf para maximizar la exposición al sol durante el día. En la planta baja, el living también se diseñó con esta orientación, mientras que el jardín y la pileta se integraron como áreas complementarias para el disfrute familiar y social.

La vivienda se concibió como un volumen compacto de hormigón armado visto, con grandes ventanales protegidos por parasoles de madera de lapacho. Esta elección no solo responde a una cuestión estética, sino también funcional, ya que los parasoles permiten controlar la incidencia del sol y garantizar privacidad.
En el interior, los materiales cálidos como la madera y el travertino generan un contraste armónico con la estructura exterior.

El arquitecto destacó que la selección de materiales fue clave para lograr una estética coherente en toda la casa.

El interiorismo estuvo a cargo del estudio de la arquitecta Mónica Ini, quien diseñó gran parte del mobiliario a medida.
Así, se crearon piezas como sillones, mesas de madera y una biblioteca de hierro que destacan por su manufactura precisa y su estilo minimalista.

La arquitecta Ini explicó que su enfoque se basa en la síntesis y la funcionalidad y aseguró que cada objeto tiene un propósito claro dentro del espacio.

El diseño exterior también recibió una atención meticulosa. La pileta, construida en colaboración con Carlos Sturla, cuenta con un revestimiento de travertino apomazado y un solárium equipado con reposeras de la misma diseñadora. Este espacio fue concebido para recibir amigos y disfrutar de reuniones familiares los fines de semana.

El paisajismo, a cargo de Clara Billoch, amiga de la infancia del arquitecto Gómez, incorpora perales ornamentales que no solo embellecen el entorno, sino que también aportan privacidad a los espacios abiertos.

El proyecto de esta vivienda es un ejemplo de cómo la arquitectura puede adaptarse a las características del terreno y al entorno para maximizar su potencial. La orientación estratégica de los espacios, el uso de materiales nobles y el diseño funcional convierten esta vivienda en un modelo de integración entre interior y exterior.

Este enfoque no solo responde a las necesidades de los propietarios, sino que también redefine la manera en que los espacios habitables pueden dialogar con la naturaleza y la luz.
Fotos de Daniela Mac Adden