
El desarrollo de la nueva generación de Siri con inteligencia artificial enfrenta un clima de incertidumbre interna en Apple. Aunque el lanzamiento de las renovadas funciones del asistente virtual, inicialmente mostrado en la WWDC 2025, está programado para la primavera de 2026 como parte de iOS 26.4, algunos ingenieros de la compañía han manifestado reservas sobre el estado actual del proyecto.
Según recoge el último boletín Power On de Mark Gurman, el descontento y la preocupación por el rendimiento del asistente podrían traducirse en nuevas salidas de ejecutivos si la situación no mejora en el corto plazo.
De acuerdo con el informe de Bloomberg, Apple se ve obligada a posponer la entrega de las innovaciones prometidas para Siri debido a la necesidad de ajustes adicionales en su desarrollo.

Los ingenieros que tienen acceso temprano a iOS 26.4 —la actualización destinada a incorporar estas capacidades— han reportado que los avances del asistente no cumplen todavía con las expectativas planteadas por la compañía. Esta valoración genera cierta alarma, ya que Apple estableció un plazo de alrededor de seis meses para optimizar el sistema antes de su llegada al público.
Mark Gurman señala que el retraso y las dudas sobre la eficacia del asistente han tenido repercusiones más allá de lo técnico. El continuo atraso de las funcionalidades también influiría en la permanencia de empleados clave dentro del equipo de inteligencia artificial, quienes, insatisfechos con la marcha del proyecto, optan por migrar hacia firmas de la competencia.
La situación cobra especial relevancia, pues Apple se halla en la obligación de equipararse con rivales que tomaron la delantera en inteligencia artificial aplicada a asistentes de voz y automatismo en dispositivos. El desarrollo accidentado de Siri ilustra el desafío al que se enfrenta la empresa californiana para no perder terreno en el sector tecnológico.
Para abordar las dificultades en la evolución de Siri, Apple ha diseñado una estrategia dual en la implementación de su asistente renovado. Por un lado, el gigante tecnológico avanza en una versión que funcionará directamente en los dispositivos Apple a través de modelos propios.
Por otro, desarrolla una opción con el respaldo de la IA de Google Gemini, cuyas operaciones se centralizarán en los servidores de Apple y aprovecharán una infraestructura adaptada denominada Private Cloud Compute.
De acuerdo con Gurman, Google estaría colaborando para crear una edición exclusiva de Gemini, optimizada específicamente para el entorno cloud definido por Apple. Esta asociación supone un cambio relevante, dado que la compañía históricamente recurre a desarrollos exclusivos y herméticos dentro de su ecosistema, pero en este caso busca garantizar el máximo desempeño y seguridad para su asistente digital.

El objetivo de combinar procesamiento local e inteligencia en la nube responde a la exigencia de ofrecer un Siri con mayor contexto, comprensión del entorno y capacidad de interacción avanzada con aplicaciones. Apple pretende así equilibrar la privacidad del usuario, rendimiento y versatilidad frente a las soluciones rivales del mercado.
Entre las funciones más esperadas en el nuevo Siri destacan la capacidad de interpretar el contexto personal de cada usuario, comprender de forma precisa lo que se muestra en pantalla y ejecutar acciones específicas dentro de aplicaciones instaladas en los dispositivos Apple.
Estas tres mejoras estructurales buscan transformar el asistente en una herramienta proactiva y verdaderamente inteligente, capaz de anticipar las necesidades del usuario y operar de forma autónoma.
El retraso en la implementación de estas novedades refleja la dificultad de alcanzar la integración deseada entre las distintas capas del sistema operativo y la inteligencia artificial de nueva generación.