
Charlie Brooker aseguró que su serie Black Mirror no pretende ser una advertencia sobre el futuro tecnológico, aunque reconoce que algunos de sus episodios han anticipado con precisión escenarios que hoy resultan reales.
“Lo que siempre me parece extraño —y entiendo por qué lo hacen— es cuando la gente dice que Black Mirror es una advertencia. No veo que ese sea mi trabajo, y no es lo que intento hacer. Es solo yo preocupándome en voz alta”, dijo el guionista británico una entrevista con The Hollywood Reporter.
Desde el estreno de la serie en 2011, Brooker ha explorado las consecuencias más oscuras del avance tecnológico. Su reciente conversación en Los Ángeles coincidió con el lanzamiento de la séptima temporada el 10 de abril en Netflix.
Allí, Brooker abordó el impacto cultural del programa y su relación con los cambios sociales impulsados por la tecnología.
“Hay cosas que hemos hecho en el programa que me sorprenden por lo rápido que se han vuelto reales”, explicó, al referirse al episodio “Be Right Back”, en el que una mujer utiliza un servicio de inteligencia artificial para recrear la personalidad de su pareja fallecida.
Y agregó: “Ahora existe un servicio que hace algo parecido. El cínico en mí dice: ‘Deberíamos haber monetizado eso’”.
Al hablar de los límites entre comedia y horror, Charlie Brooker comentó que para él ambas emociones están estrechamente conectadas.
“Una de las razones por las que tengo que dosificar el consumo de noticias es porque salto cinco pasos hasta el horror distópico. Mi formación es en comedia. Creo que por eso muchos comediantes terminan haciendo horror —Jordan Peele, Zach Cregger—. La comedia y el horror son dos caras del mismo velo”.

También reveló que, a pesar de sus críticas a los avances tecnológicos, convive con ellos en su vida cotidiana.
“Tengo un Amazon Echo en casa, lo cual me sorprende. Supongo que me rendí. Fue probablemente desde que compré un cepillo de dientes eléctrico que quería que me registrara, no sé, para decirle a Putin cuánto tiempo me he cepillado los dientes”, dijo. “El Echo es un facilitador de la pereza, pero es útil para gritarles a los niños que bajen a cenar”.
Sobre la normalización de ciertos escenarios tecnológicos en la vida real, Brooker expresó su preocupación.
Mencionó el reciente lanzamiento en Los Ángeles de Protector, un servicio de transporte con guardias armados para ejecutivos, surgido tras el atentado contra el CEO de UnitedHealthcare.
“Eso es distópico”, afirmó. “Pero seguramente es un servicio perfecto para cualquiera que quiera asesinar a alguien. Te apuntas como guardia, y ya estás en un coche con una pistola y alguien importante”.

Además, se refirió a la presencia de altos ejecutivos tecnológicos en la toma de posesión de Donald Trump.
“Supongo que fue una decepción sin sorpresa. Se siente como si los malos estuvieran sacando un seis cada día”, señaló. “Curiosamente, cuando las cosas empeoran [para todos], me siento un poco más tranquilo porque no soy el único que está preocupado”.
Brooker desmintió que un personaje reciente de Black Mirror, un ejecutivo malvado de una plataforma de streaming, haya sido creado como una parodia directa de Bela Bajaria, directora de contenidos de Netflix.
“En el guion original era un hombre. Decidimos cambiar el género y elegimos a Leila Farzad porque creí que interpretaría mejor a una malvada plausible”, explicó.

En ese sentido, aclaró que no había ninguna intención de ofender a Bajaria: “El nombre original no fue aprobado, así que Netflix me envió una lista de alternativas. ‘Mona Javadi’ era una de ellas. Solo cuando estábamos en la edición pensé: ‘¿Esto se parece a ella?’ (Ríe). Ella lo tomó con sentido del humor”.