
Estados Unidos revocó este martes las licencias para operar en Venezuela de dos compañías petroleras de Trinidad y Tobago, confirmó el primer ministro del país caribeño, Stuart Young.
Precisamente, la medida afecta a la firma Shell, BP y a la Compañía Nacional de Gas de Trinidad, que tendrán ahora hasta el próximo 27 de mayo para cesar sus actividades y proyectos de gas natural en alta mar en la zona.
A finales de febrero, fuentes cercanas a las empresas habían adelantado a la agencia de noticias Reuters que pedirían al Ejecutivo estadounidense una extensión de su licencia de 2023 para poder iniciar la explotación del nuevo proyecto de gas natural Dragón, destinado a suministrar el hidrocarburo a Trinidad y Tobago desde 2027, algo que quedó frustrado con este anuncio.

Las empresas se sumarán a la francesa Maurel & Prom, que el pasado 31 de marzo se vio alcanzada por un anuncio equivalente del Departamento del Tesoro de Estados Unidos, y a Chevron, la primera en recibir la notificación.
Estas acciones responden a la decisión del presidente Donald Trump de presionar aún más al régimen de Nicolás Maduro y quitarle una de sus principales fuentes de financiación.

Primero se conoció la revocación de la licencia de Chevron, a principios de marzo, que si bien le daba apenas un mes para terminar sus negocios en el lugar, luego fue extendida hasta finales de mayo.
“Estamos revirtiendo las concesiones que el corrupto Joe Biden le dio a Nicolás Maduro, de Venezuela, sobre el acuerdo de transacción petrolera, con fecha de noviembre de 2022, y que también tienen que ver con las condiciones electorales dentro de Venezuela que no han sido cumplidas por el régimen de Maduro”, dijo entonces Trump.
Luego, fueron sumándose más casos de compañías, ante lo que el chavismo pidió desobediencia, en un intento por impedir su salida y su efecto negativo.
“Las empresas internacionales que operan en el país sin licencia de Gobierno extranjero alguno funcionan a plenitud” y, aquellas que tenían permisos de Estados Unidos “son bienvenidas a seguir participando de la producción de un esquema de ganar-ganar de los contratos suscritos”, aseguró la vicepresidente ejecutiva venezolana, Delcy Rodríguez.

No obstante sus esfuerzos, Washington continuó con su política y ordenó otras medidas adicionales de presión, que incluyen la imposición de aranceles del 25% a las importaciones de los países que continúan comprando el petróleo y gas venezolano.
“Hemos puesto aranceles secundarios en Venezuela y han tenido un impacto muy fuerte en Venezuela. Saben que todos los barcos salieron y se fueron. Muchos de ellos se fueron. Tiraron las mangueras al océano y se fueron. No querían estar allí ni un minuto porque no querían que esos aranceles se pusieran de moda, o no querían que los viera allí”, aseguró Trump en declaraciones a la prensa, al defender los últimos impuestos.
(Con información de Reuters)