
El robo en el Museo del Louvre generó inquietud en el sector de la joyería y el arte, especialmente en Colombia, país de origen de las esmeraldas que adornaban una de las piezas sustraídas. La Federación Colombiana de Esmeraldas (Fedesmeraldas) expresó su alarma por la desaparición de un collar histórico, subrayando que las piedras preciosas involucradas constituyen un elemento fundamental del patrimonio cultural global.
“La pérdida de esta pieza constituye un atentado contra el arte y la historia de la humanidad, pues las esmeraldas que la adornan son parte esencial del patrimonio cultural de la humanidad”, enfatizó Óscar Baquero, presidente de la organización.
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El robo, que tuvo lugar en la capital francesa el 19 de octubre de 2025, afectó a una de las joyas más emblemáticas del tesoro imperial: un collar de esmeraldas que Napoleón Bonaparte regaló en 1810 a su segunda esposa, la emperatriz María Luisa de Austria. Los especialistas identificaron que las 32 esmeraldas de alta calidad que componen la pieza provienen de las minas de Muzo, ubicadas en el departamento de Boyacá, una región reconocida internacionalmente por la excelencia de sus gemas.

El collar, diseñado por el orfebre François-Régnault Nitot, que trabajó para Napoleón durante el Primer Imperio, formaba parte de un conjunto que incluía pendientes y una diadema, todos incrustados con diamantes y esmeraldas. Tras pasar por varias manos privadas a lo largo del siglo XX, el Museo del Louvre adquirió la pieza en 2004, incorporándola a la colección de la Galería Apolo, donde se exhiben las joyas de la corona francesa.
La federación enfatizó que las esmeraldas de Muzo han gozado de prestigio internacional durante siglos. Estas gemas, conocidas por su tono “Verde Muzo”, han sido asociadas históricamente con la riqueza y el poder, adornando las coronas y joyas de la realeza europea desde el Antiguo Régimen hasta la era napoleónica. Fedesmeraldas recalcó que Colombia es actualmente el principal productor mundial de esmeraldas de alta calidad, y que el robo del collar de María Luisa constituye una afrenta no solo material, sino también simbólica para la herencia esmeraldífera del país.
La organización, que representa a los empresarios del sector en Colombia, insistió en que las esmeraldas no deben considerarse simples piedras preciosas, sino auténticos tesoros culturales. “El robo del collar de María Luisa representa no solo un perjuicio material, sino el ultraje a un símbolo de la herencia esmeraldífera de Colombia, valorada en el mundo entero”, manifestaron desde la federación.
En su declaración, Fedesmeraldas reiteró su compromiso con la defensa del patrimonio histórico y la promoción del lugar de honor que ocupan las esmeraldas colombianas en la historia mundial. “Cada esmeralda robada o perdida es una pérdida para la memoria colectiva. Fedesmeraldas honra la memoria de esta joya y se une al clamor por su pronta recuperación, en defensa de la historia, la cultura y la identidad que ella encarna”, expresó.

Según la información oficial, los responsables del asalto irrumpieron en la galería y forzaron dos vitrinas de alta seguridad, logrando sustraer nueve objetos, de los cuales ocho permanecen desaparecidos. La Fiscalía de París adelanta una investigación bajo los cargos de “robo agravado por banda organizada” y “asociación ilícita para delinquir”. El Ministerio de Cultura francés informó que un agente de seguridad logró impedir que los delincuentes incendiaran el vehículo utilizado en la huida, lo que obligó a los asaltantes a abandonar el lugar de manera precipitada.
La desaparición de este collar no solo representa una pérdida material, sino que afecta el legado histórico y artístico vinculado tanto a la época napoleónica como a la tradición minera de Boyacá. Fedesmeraldas reiteró que la relevancia de las gemas trasciende el ámbito nacional, al ser consideradas parte del acervo cultural de la humanidad.