Kevin Costner, una de las figuras más reconocidas de Hollywood, atraviesa una de las etapas más complejas de su carrera. Tras décadas de éxitos y una reputación basada en la resiliencia, el actor y director enfrenta una crisis marcada por conflictos en el set de Yellowstone, demandas, dificultades financieras y el fracaso de su proyecto más ambicioso, Horizon: An American Saga.
El reciente giro en el recorrido de Costner, quien fue sinónimo de grandes taquillazos y prestigio, generó debate sobre las causas y consecuencias de su caída, según un detallado informe realizado por The Hollywood Reporter.

El ambiente en el set de Yellowstone se volvió insostenible durante la última etapa de Costner en la serie. Un incidente inédito, revelado por The Hollywood Reporter, expuso la tensión entre Costner y su compañero de reparto Wes Bentley, que escaló hasta un enfrentamiento físico.
Como protagonista y productor ejecutivo, Costner presionó a Bentley para interpretar una escena según su propia visión, en abierto desafío al guion de Taylor Sheridan, creador de la serie.

Bentley se negó, defendiendo su compromiso con la visión de Sheridan. Una fuente presente explicó: “A Kevin no le gustó eso y se abalanzó sobre él. No hubo puñetazos, pero se enfrentaron, empujándose y acalorándose hasta que tuvieron que separarlos”.
Este altercado, que dejó a la actriz Kelly Reilly llorando y provocó una interrupción temporal de la producción, marcó el punto de inflexión que precipitó el deterioro de las relaciones entre Costner, Sheridan y el resto del equipo.
Este episodio no fue aislado en la trayectoria del actor de 70 años. A través de los años, el actor forjó una reputación de ser “imposible”, según lo describió un excolega a The Hollywood Reporter.
Varios integrantes de la industria declararon que no trabajarían de nuevo con él, citando desde impagos de honorarios hasta demandas, como la presentada contra su socio de producción Jim Wilson por USD 15 millones.
El veterano actor ignoró advertencias de figuras como Steven Spielberg, reescrito guiones sin notificar y mantenido disputas creativas con directores y coprotagonistas, incluyendo a Clint Eastwood y Kurt Russell.
Rick Nicita, antiguo representante, explicó a The Hollywood Reporter: “Él sabía lo que quería, y si no lo conseguía… bueno, nunca fue un buen negociador. Tiene una firme creencia en sí mismo y una confianza que, para algunos, puede parecer arrogancia”.
El ascenso de Costner en los años 90 fue fulgurante. Logró reunir el presupuesto de Danza con Lobos sin respaldo de grandes estudios y aportó USD 2,5 millones propios, lo que permitió que la película se convirtiera en un fenómeno cultural.
Recaudó USD 424 millones y obtuvo siete premios Óscar, incluido mejor director. Éxitos como Robin Hood: Príncipe de los ladrones, JFK y El guardaespaldas lo consolidaron como una de las grandes estrellas de la década.

Sin embargo, la fortuna cambió con Waterworld en 1995. Esta superproducción, plagada de dificultades, se rodó en condiciones extremas pese a las advertencias de Spielberg y terminó convertida en uno de los mayores fracasos de taquilla.
El golpe se profundizó con El Cartero, otro costoso fiasco que coincidió con el estreno de Titanic. Aunque estos tropiezos no acabaron con su carrera, limitaron gravemente su acceso a grandes presupuestos.
La imagen de Costner como figura conflictiva persistió durante las décadas siguientes. No obstante, logró un inesperado regreso con Yellowstone, donde su papel como John Dutton lo devolvió al centro de la atención mediática.

Sin embargo, el éxito de la serie intensificó las tensiones con Sheridan y el elenco, especialmente cuando comenzó a priorizar su proyecto Horizon. Según fuentes citadas por The Hollywood Reporter, la obsesión de Costner con esta saga de cuatro películas, que planeaba desde 1988, acentuó su distanciamiento de la serie y la ruptura definitiva con la producción.
El desarrollo de Horizon: An American Saga estuvo rodeado de dificultades financieras y creativas. Costner invirtió USD 38 millones de su patrimonio y puso como garantía una propiedad valorada en USD 60 millones.
Logró apoyo de inversores como Danny Peykoff y Tanner Beard, además de subvenciones y preventas internacionales. Sin embargo, el presupuesto inicial de USD 70 millones resultó insuficiente y las tensiones aumentaron, especialmente entre Costner y su asesor financiero, Howard Kaplan.
Marc Weinstein, exjefe de producción, relató a The Hollywood Reporter que “el problema es que nadie sabía qué pasaba con el dinero, ni siquiera Kevin. Él dejaba que Howard hiciera lo que quisiera. Le permitía tomar decisiones, pero no le informaban. Kevin nunca se dio cuenta de lo que todo esto le iba a costar. Me rompe el corazón”.

El estreno de Horizon en Cannes en 2024 no cumplió las expectativas. Aunque obtuvo una ovación de pie, la crítica fue en su mayoría negativa y la recaudación alcanzó apenas USD 38,7 millones frente a un presupuesto de USD 100 millones.
Warner Bros. decidió posponer indefinidamente el estreno de la segunda entrega ante los decepcionantes resultados. Lejos de rendirse, buscó nuevos inversores en Arabia Saudita, donde animó a los saudíes a “contar sus propias historias” e invertir en cine, pero regresó sin acuerdos.
Las consecuencias del fracaso de Horizon han sido severas. Costner enfrenta disputas legales con City National Bank y New Line Cinema por temas financieros relativos a la película, además de una demanda de una doble de riesgo que denunció condiciones inseguras durante el rodaje.
El inversor Tanner Beard recurrió a sus abogados para decidir los próximos pasos. Mientras tanto, Costner optó por pronunciar discursos pagados en convenciones y estudia lanzar su propia marca de ron para diversificar sus ingresos.

Costner sigue decidido a terminar la saga Horizon y promovió la construcción de un estudio de USD 100 millones en Utah junto a Territory Pictures y el desarrollador Brett Burgess. Aunque el proyecto incluye instalaciones de gran escala, su continuidad quedó en duda tras el fracaso de la primera película.
Entre incertidumbre y debate, la figura de Costner sigue dividiendo opiniones. Para algunos, representa a un artista que, pese a las adversidades, se niega a abandonar su visión. Para otros, simboliza el ocaso de una era en Hollywood. El futuro del actor permanece incierto, con la puerta abierta a un posible regreso o a un retiro definitivo.