El día que Jane Fonda salvó a su nieto del ataque de un oso

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Jane Fonda recordó ña vezJane Fonda recordó ña vez que un oso entró a su casa. (REUTERS/Stephane Mahe)

Jane Fonda no necesita más pruebas para confirmar que es una leyenda. Con una carrera llena de papeles inolvidables, dos premios Oscar en su haber (Klute, 1971; El regreso, 1978) y una vida entera de activismo y valentía,

Sin embargo, la icónica actriz de 87 años fue la protagonista de un momento inolvidable en el podcast Skip Intro de Netflix, donde apareció acompañada por su hijo, el también actor Troy O’Donovan Garity, de 51 años.

Durante la charla, la conductora Krista Smith pidió a Troy que compartiera una historia poco conocida sobre su famosa madre. La respuesta dejó a todos boquiabiertos.

Empujó a un oso fuera de su habitación”, reveló Garity, mientras Fonda asentía con naturalidad.

Jane Fonda recordó que ahuyentóJane Fonda recordó que ahuyentó un oso de su habitación. (REUTERS/Mario Anzuoni)

La anécdota, digna de una película de acción, ocurrió hace unos años cuando la estrella de Hollywood vivía en una zona rural de Nuevo México. En ese momento, estaba cuidando a su nieto Malcolm, entonces un bebé (hoy de 25 años), cuando escuchó ruidos sospechosos en medio de la noche.

Jane Fonda explicó que justo antes del incidente había aprendido qué hacer en caso de un encuentro cercano con un oso.

“Salí de la habitación para ver qué era. Cuando volví, la mosquitera estaba destrozada y había un oso dentro, olisqueando la cuna. Me hice muy grande, abrí mi bata, grité... y orinó en la alfombra. El daño fue irreparable”, relató.

Ante la pregunta de la conductora sobre cómo reaccionó, la actriz no dudó en ofrecer una demostración en vivo. Se puso de pie, levantó los brazos y rugió con todas sus fuerzas: “¡RRRROOOAAAARRRR!”. El estruendo fue tal que su hijo, en tono de broma, pidió disculpas al técnico de sonido del programa.

Jane Fonda aseguró que soloJane Fonda aseguró que solo levantó los brazos y rugió fuertemente para asustar al oso. (REUTERS/Daniel Cole)

Pero la historia no termina ahí. Pocos minutos después, el oso volvió y se sentó frente a la puerta. Sin titubear, la famosa volvió a tomar el control de la situación. “El oso volvió a la puerta y se sentó. Entonces lo empujé fuera de la casa”, dijo.

A pesar de haber reducido sus apariciones en cine en los últimos años, Fonda continúa siendo una figura presente tanto en la cultura pop como en la política.

En octubre de 2019, a sus 82 años, Jane Fonda fue arrestada en Washington D.C. durante una protesta pacífica contra el cambio climático organizada por Greenpeace.

Pero lo que comenzó como un acto de protesta terminó siendo una poderosa lección sobre raza, pobreza y abandono institucional. “Era muy consciente de que me trataron diferente por ser blanca y famosa”, explicó en una entrevista con la revista People.

Jane Fonda fue arresada duranteJane Fonda fue arresada durante una de las manifestaciones semanales conocidas como Fire Drill Fridays. (REUTERS/Siphiwe Sibeko)

Le asignaron una celda individual, recibió jugo cuando lo pidió y fue custodiada constantemente por guardias femeninas. Mientras tanto, desde el fondo del pasillo, escuchaba gritos y golpes. “Se oían lo que parecían brotes psicóticos que nadie atendía”, contó.

En medio del frío de la celda, Jane Fonda se cruzó con una mujer temblorosa. Sin dudarlo, le prestó su abrigo.

“En cuanto se lo envolvió, se irguió más, levantó la cabeza, y pude ver lo hermosa que era. Si su vida hubiera sido más fácil, podría haber sido modelo”, reflexionó.

Al día siguiente, la actriz fue trasladada a una celda compartida con otras cuatro mujeres negras. Cuando Fonda explicó que estaba ahí por una protesta ambiental, las reclusas apenas reaccionaron. “Se sentaron y prestaron un poco más de atención… pero no demasiada”, recordó.

Jane Fonda aseguró que laJane Fonda aseguró que la policía la trató diferente por ser famosa. (REUTERS/Siphiwe Sibeko)

La desconexión era clara: las preocupaciones de esas mujeres estaban en otro nivel. Sobrevivir fuera de la cárcel, encontrar trabajo, salir de relaciones abusivas. “Muchas de ellas no deberían estar en prisión, sino en centros de salud mental o recibiendo apoyo comunitario”, señaló.

Fonda comprendió entonces algo esencial: su encarcelamiento no era comparable con la experiencia diaria de las mujeres que realmente viven dentro del sistema penal. “Mi celda estaba limpia, tranquila. Me trataron con respeto. No fue así para las demás”, explicó.

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