
El auge de los sistemas ALPR ha transformado la labor policial en Estados Unidos desde finales de los años 90.
Miles de agencias emplean diariamente cámaras de alta velocidad y resolución, combinadas con inteligencia artificial, para escanear matrículas en tiempo real y cotejarlas con bases de datos.
Según una encuesta de la Oficina de Estadísticas de Justicia, el 100% de los departamentos de policía que supervisan a más de un millón de ciudadanos y el 90% de las oficinas del sheriff con 500 o más agentes utilizan esta tecnología. Los departamentos la consideran esencial para la investigación de delitos, la recopilación de pruebas y el control del tráfico.

Una encuesta de 2024 de la Asociación Internacional de Jefes de Policía reveló que las agencias estadounidenses operan con una plantilla casi un 10% inferior a la necesaria.
Para muchos responsables policiales, los ALPR ayudan a compensar esta carencia. Pat Yoes, presidente nacional de la Orden Fraternal Nacional de la Policía, declaró a CBS News que los ALPR son “extraordinariamente importantes en los casos en que hay una amenaza inmediata a la vida o la seguridad, como en un secuestro o una amenaza armada que se dirige a un objetivo”, y señaló que la transparencia y la información pública sobre el uso de la tecnología son fundamentales.

“En Estados Unidos se realizan miles de millones de escaneos al día. Si hay un índice de error de tan solo el 10%, eso significa que hay muchísimas posibilidades de que se produzcan abusos”, advirtió Brian Hofer, director ejecutivo de Secure Justice y defensor de la privacidad.
El caso de Hofer, quien fue detenido a punta de pistola junto a su hermano tras un error de un sistema de lectura automática de matrículas (ALPR), es solo uno de los más de una docena de incidentes verificados por CBS News en una investigación de seis meses sobre el uso y abuso de estos sistemas.
Los fallos van desde simples inconvenientes, como cobros erróneos en peajes, hasta situaciones potencialmente letales, como la detención armada de Hofer. En algunos casos, las autoridades han hecho un uso indebido de la tecnología, en Kansas, agentes utilizaron los sistemas para rastrear a exparejas en dos incidentes distintos.

El software de reconocimiento óptico de caracteres (OCR) puede confundir letras o números, y factores como el deslumbramiento o la desalineación de las cámaras afectan la precisión, según la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico en las Carreteras (NHTSA).
CBS News identificó que los fallos suelen deberse a una combinación de errores mecánicos, humanos y administrativos.
En Española, Nuevo México, una niña de 12 años fue esposada después de que una cámara ALPR leyera el último número de la matrícula de su vehículo como un “7” en vez del “2” real, según una demanda contra la ciudad.
Un mes después, en la misma localidad, un estudiante de 17 años con honores fue retenido a punta de pistola cuando la policía confundió su coche con el de un sospechoso de robos a mano armada.
En Aurora, Colorado, en 2020, una madre y su familia, incluida su hija de 6 años, fueron obligadas a tumbarse boca abajo sobre el pavimento caliente tras ser detenidas a punta de pistola. La policía había marcado erróneamente su matrícula de Colorado como si coincidiera con la de una motocicleta robada en Montana. El incidente, grabado en video y ampliamente criticado, terminó con un acuerdo de $1,9 millones con la ciudad en 2024.

El año pasado, residentes de Norfolk, Virginia, presentaron una demanda federal contra la ciudad, y en Illinois, dos ciudadanos demandaron a la Policía Estatal por el uso de estos sistemas, alegando que violan los derechos protegidos por la Cuarta Enmienda. Este último caso fue desestimado sin perjuicio en abril.
La ACLU ha advertido que las cámaras ALPR pueden vulnerar los derechos civiles y facilitar registros irrazonables, en ausencia de un marco legislativo federal que regule su uso.
Hofer, con más de una década dedicado a la defensa de la privacidad, sostiene que la verificación manual es imprescindible para confirmar la validez de las coincidencias detectadas por los ALPR, aunque reconoce que estas comprobaciones no siempre bastan, ya que los errores en las bases de datos pueden provocar coincidencias falsas.
Pat Yoes, en su declaración a CBS News, insistió en que “la comunidad debe estar al tanto de la nueva tecnología, cómo se utiliza en el campo, cómo contribuye a la seguridad pública y cómo aborda cualquier problema de privacidad”. Para Yoes, “tecnologías como los ALPR son una herramienta valiosa para que muchas agencias del orden público mejoren la seguridad de sus comunidades”.