
A finales del siglo XVIII, la definición de una pesadilla respondía a una imagen concreta: “enfermedad que se produce cuando un hombre, mientras duerme, cree tener un gran peso sobre sí”. Así lo explicaba el An Universal Etymological English Dictionary, publicado por Nathan Bailey en 1721. Con el paso del tiempo y el avance del conocimiento científico, esta idea fue reemplazada por la actual, basada en sueños angustiosos capaces de provocar terror, miedo o ansiedad en quienes los experimentan. Las investigaciones más recientes brindaron nuevos aportes sobre el origen de estos episodios y las formas de prevenirlos.
La American Psychological Association destaca que las pesadillas resultan más frecuentes durante la niñez, aunque en muchos casos persisten en la vida adulta. En cualquier etapa, pueden desencadenar miedo, ansiedad o incluso palpitaciones. Sin embargo, los especialistas subrayan que estos sueños cumplen una función. De acuerdo a un estudio publicado por Social Psychiatry and Psychiatric Epidemiology, de 800 participantes consultados, uno de cada 20 manifestó experimentar pesadillas. Por su parte, la Asociación Estadounidense del Sueño apunta que una posible causa reside en que el cerebro procesa durante la noche experiencias intensas vividas ese día.
Juan Pareja Grande, responsable de la Unidad del Sueño del Hospital Universitario Quirónsalud Madrid y del complejo hospitalario Ruber Juan Bravo de España, explicó a la BBC que las pesadillas ayudan a quienes las padecen, a enfrentar eventos perturbadores vividos en la realidad. Según describió: “Las experiencias angustiosas se pueden rememorar durante el sueño adquiriendo un carácter dramático”.
De acuerdo con Mayo Clinic, las pesadillas pueden surgir en la segunda mitad de la noche y presentarse en ocasiones aisladas o reiteradas, hasta varias veces en una misma noche. Aunque los episodios suelen ser breves, provocan despertares y dificultan volver a dormir. Este fenómeno se manifiesta principalmente en la fase de sueño de movimientos oculares rápidos, conocida como sueño desincronizado.
Si bien aún no se estableció con certeza la base de su aparición, lo cierto es que las pesadillas aparecen de forma espontánea, aunque existen factores que aumentan su probabilidad. El doctor Pareja remarcó que el estrés, la ansiedad y ciertos fármacos también pueden desencadenarlas. Aquellos destinados a tratar la hipertensión arterial figuran entre los más vinculados a este fenómeno.
La Harvard Medical School señala que una de las causas más estudiadas corresponde al Trastorno de Estrés Postraumático (TEPT). Un trabajo de la Facultad de Medicina de la Universidad de Pittsburgh, publicado en 2009 en “Sleep Medicine Clinics”, halló que hasta un 80% de las personas con TEPT sufren pesadillas frecuentes.
Cuando las pesadillas pasan a ser recurrentes, los médicos o terapeutas suelen intervenir en el tratamiento. No suelen corregirse solo con cambios en la higiene del sueño, y muchas veces derivan de trastornos mentales, falta de descanso o, simplemente, motivos desconocidos. La Asociación Estadounidense del Sueño indica que la mayoría de las pesadillas crónicas obedecen a causas psicológicas, por lo que se recomienda consultar con un especialista en salud mental.

Especialistas de la Clínica Mayo de Estados Unidos sostienen que la terapia de ensayo en imaginación dio buenos resultados, sobre todo para quienes sufren pesadillas ligadas al trastorno de estrés postraumático. La técnica consiste en modificar el desenlace de la pesadilla recordada durante la vigilia, reemplazando el contenido amenazador por uno más neutral o agradable. Luego, se repite el nuevo final mentalmente, con el objetivo de reducir la frecuencia de los episodios.
El abordaje de las pesadillas pasó de interpretarlas como peso físico o señal de enfermedad a explicarlas como parte del proceso natural con que la mente enfrenta temores y experiencias intensas. Aunque persisten dudas sobre todas sus causas, los avances en las investigaciones y en las prácticas clínicas permiten encontrar opciones de ayuda para quienes las padecen con frecuencia.