Cómo fue el papado de Benedicto XVI y cuánto duró

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Benedicto XVI fue el primerBenedicto XVI fue el primer Papa en renunciar voluntariamente en más de 600 años (REUTERS)

En la historia reciente de la Iglesia católica, pocos momentos resultaron tan desconcertantes y decisivos como el 11 de febrero de 2013. Ese día, durante una reunión con cardenales, el Papa Benedicto XVI anunció en latín que renunciaría al pontificado el 28 de febrero.

La decisión fue tan inesperada que ni siquiera sus colaboradores más cercanos la conocían. Con ella, se convirtió en el primer pontífice en renunciar de forma voluntaria en más de seis siglos. La última vez que había ocurrido algo similar fue con Gregorio XII, en 1415.

El pontificado de Benedicto XVI, que comenzó el 19 de abril de 2005, se extendió por casi ocho años. Fue el período posterior al largo reinado de Juan Pablo II y estuvo marcado por el intento de reforzar la identidad doctrinal de la Iglesia, por crisis institucionales internas y por una transición inédita: la convivencia entre un papa en funciones y un papa emérito.

Desde el inicio de su pontificado, Joseph Ratzinger buscó reafirmar el perfil conservador que lo había caracterizado como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe.

Uno de los gestos más emblemáticos fue la eliminación de restricciones para la celebración de la misa en latín, dispuesta el 7 de julio de 2007, una medida celebrada por los sectores más tradicionalistas.

Su papado también estuvo atravesado por episodios que generaron fuertes repercusiones internacionales. El 12 de septiembre de 2006, durante un discurso académico en la Universidad de Ratisbona, citó a un emperador bizantino que describía algunas enseñanzas del islam como “malvadas e inhumanas”, provocando un profundo malestar en el mundo musulmán.

En medio de la crisis global por abusos sexuales dentro de la Iglesia, Benedicto XVI abordó el tema públicamente en varias oportunidades.

Desde el inicio de suDesde el inicio de su pontificado, Benedicto XVI buscó reafirmar su línea doctrinal tradicional, especialmente a través de gestos como el restablecimiento de la misa en latín (AP/Gerald Herbert)

En julio de 2008, durante una visita a Australia, se reunió con víctimas de abuso clerical y, durante una misa, pidió perdón por su sufrimiento.

Más tarde, en marzo de 2010, reprendió a los obispos irlandeses por su “grave error de juicio” en el manejo de casos similares, aunque sin hacer referencia a la responsabilidad del Vaticano.

Otro episodio que marcó su papado fue el llamado escándalo Vatileaks, que estalló en 2012. Su mayordomo personal fue declarado culpable de haber sustraído y filtrado documentos privados del pontífice a la prensa, dejando al descubierto tensiones internas, luchas de poder y corrupción en la curia romana.

Durante su mandato, también firmó dos encíclicas importantes: Deus Caritas Est (“Dios es amor”, 2005) y Caritas in Veritate (“Caridad en la verdad”, 2009), en las que subrayó la necesidad de un orden económico que responda al bien común.

Benedicto XVI formalizó su renuncia el 11 de febrero de 2013, en una decisión que tomó por sorpresa al Vaticano y a la comunidad católica mundial.

El motivo principal fue un problema de salud que lo afectaba desde hacía años. En una carta fechada el 28 de octubre de 2022, remitida a su biógrafo Peter Seewald y publicada por la revista Focus, el papa emérito escribió: “El insomnio me ha acompañado ininterrumpidamente desde la Jornada Mundial de la Juventud de Colonia (en 2005)”.

Seewald explicó que Ratzinger no quiso generar “un escándalo en vida sobre las circunstancias más cercanas de su dimisión, que estaba justificada por su agotamiento”.

En 2010, el pontífice ya había declarado en el libro-entrevista Luz del mundo que haría uso de la opción de dimitir en cuanto sus fuerzas ya no le permitieran ejercer el oficio de Pedro.

La renuncia de Ratzinger sentóLa renuncia de Ratzinger sentó un precedente histórico que Francisco reconoció al preparar su propia carta de dimisión en caso de problemas de salud (REUTERS/Osservatore Romano)

El impacto institucional fue considerable. Su decisión creó la figura contemporánea del “papa emérito”, un rol sin regulación precisa hasta ese momento.

Ratzinger optó por seguir vistiendo de blanco, permanecer en el Vaticano y conservar su nombre como pontífice. Durante años, esta situación provocó confusión simbólica, especialmente entre los sectores más conservadores, que lo consideraban un referente alternativo a su sucesor.

Su renuncia abrió la puerta a que otros papas puedan abandonar el cargo por razones de salud o edad avanzada. El papa Francisco ya había redactado su propia carta de renuncia, en caso de problemas graves de salud y citó explícitamente a Benedicto como precedente.

Dentro del Vaticano, Benedicto XVI es recordado como un intelectual riguroso, autor de una obra teológica influyente. El Papa Francisco lo describió como una persona noble y amable.

Durante su retiro, evitó declaraciones políticas y se mantuvo como figura simbólica, aunque su presencia prolongada generó incomodidad en algunos sectores eclesiásticos.

Entre los fieles, su imagen quedó marcada por una polarización profunda. Para los tradicionalistas, fue el defensor de las “verdades eternas”, el papa que resistió al relativismo moral, al secularismo y al avance de posiciones progresistas.

Sus decisiones, como la apertura litúrgica a la misa tridentina y la designación de obispos conservadores, consolidaron ese perfil.

Por el contrario, sectores reformistas y organizaciones de víctimas de abusos lo criticaron con dureza. La Red de Sobrevivientes de Abusados por Sacerdotes (SNAP) declaró que Benedicto se lleva a la tumba décadas de los secretos más oscuros de la Iglesia.

El contraste con el funeral de Juan Pablo II en 2005 fue notorio. Tras la muerte de Benedicto, la Plaza de San Pedro no se colmó de fieles ni hubo señales de duelo multitudinario.

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