Cómo cuidar la ropa de lana: la clave de los lavados a mano y la solución para evitar las polillas

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El lavado adecuado y elEl lavado adecuado y el secado en horizontal son claves para mantener la ropa de lana (Imagen Ilustrativa Infobae)

La lana, reconocida por su calidez y textura inconfundible, se ha consolidado como una de las fibras naturales más apreciadas en el mundo textil. Su capacidad para ofrecer abrigo sin sacrificar la comodidad, junto con su durabilidad y elegancia, la convierte en una opción predilecta para quienes buscan prendas versátiles y sostenibles.

Además, es un producto completamente biodegradable y figura entre los materiales más reciclados de la industria, lo que refuerza su atractivo para quienes valoran el consumo responsable y el cuidado del medio ambiente.

No obstante, mantener en óptimas condiciones la ropa puede ser un desafío. El temor al achique, la aparición de bolitas y la amenaza de las polillas son preocupaciones habituales entre quienes poseen este tipo de prendas. Aunque existe la percepción de que la lana es difícil de cuidar, expertos y diseñadores coinciden en que, con los métodos adecuados, es posible conservar estas piezas durante años, preservando tanto su funcionalidad como su aspecto original.

El lavado es uno de los aspectos más delicados en el cuidado de la lana. Especialistas, como Claire Fletcher, de The Woolmark Company (referente internacional en lana) recomiendan limitar al máximo la frecuencia de lavado, ya que este producto posee lanolina, una sustancia natural que repele olores y manchas. Muchas veces, basta con ventilar la prenda al aire libre en un día fresco para devolverle su frescura y prolongar su vida útil. En situaciones donde la ventilación exterior no es posible, el uso de vapor se presenta como una alternativa eficaz para refrescar y revitalizar las fibras, siempre asegurando que la prenda se seque en posición horizontal.

La ropa de lana seLa ropa de lana se debe secar en horizontal para prevenir que se estire (Freepik)

Cuando el enjuague resulta imprescindible, la técnica empleada cobra especial relevancia. Se aconseja limpiar las manchas de forma localizada con detergente específico para lana. Si es necesario lavar toda la prenda, lo ideal es hacerlo a mano, utilizando agua fría y un detergente suave.

La diseñadora Stella McCartney explicó a The Guardian que el agua tibia o caliente puede provocar que se achique la ropa, por lo que se debe evitar. En el proceso, es fundamental no agitar ni escurrir la prenda en exceso. El secado debe ser en horizontal para que no se estire, presionando suavemente para eliminar el exceso de agua y nunca utilizando secadora, ya que el calor intenso daña irreversiblemente las fibras.

El encogimiento es uno de los riesgos más temidos durante el proceso de lavado. Si la prenda se ha reducido levemente, existe la posibilidad de recuperarla parcialmente aplicando vapor y estirando suavemente las fibras.

Para casos más severos, se recomienda sumergir la prenda en agua fría con shampoo para bebés, escurrirla con cuidado y extenderla sobre una toalla, estirando el tejido tanto a lo largo como a lo ancho.

Es importante evitar cualquier fuente de calor durante este proceso y dejar que la prenda seque al aire antes de aplicar vapor nuevamente. Estas técnicas pueden ayudar a restaurar parte de la forma original, aunque no siempre garantizan una recuperación total.

El lavado se debe realizarEl lavado se debe realizar con agua fría, evitando el calor (Freepik)

Estos insectos representan una amenaza constante para las prendas de lana, especialmente durante la primavera y el verano, cuando depositan sus huevos en las fibras. Para proteger la ropa, algunos expertos optan por métodos naturales, como el uso de lavanda, laurel, romero o virutas de madera de cedro, que actúan como repelentes.

Otros recomiendan soluciones más contundentes, como guardar las prendas en cajas herméticas con clips laterales y colocarlas en bolsas de congelación durante una semana en verano. Este procedimiento elimina cualquier posibilidad de supervivencia de las polillas y sus huevos.

Un uso regular también contribuye a su protección, ya que las polillas prefieren ambientes oscuros y poco transitados. Por ello, alternar el uso y evitar almacenar la lana en lugares cerrados durante largos periodos reduce el riesgo de infestación. El almacenamiento en cajas herméticas y la congelación estacional son prácticas recomendadas para quienes buscan una protección adicional.

La reparación creativa y elLa reparación creativa y el reciclaje refuerzan la sostenibilidad de las prendas de lana (Imagen Ilustrativa Infobae)

La formación de bolitas es un fenómeno común en la lana, especialmente en zonas de roce. Contrario a la creencia popular, las apariciones no indican que la calidad es mala, sino que es una característica inherente a las fibras naturales de alta gama. Para minimizarlas, algunos expertos, como la periodista Jolie Kerr, experta en limpieza, cita las recomendaciones sobre el congelado contra polillas sugieren guardar la prenda en el freezer durante unas horas, lo que debilita las fibras sueltas. Es recomendable utilizar una bolsa protectora para evitar daños durante este proceso.

Por otro lado, cuando ya fueron formadas, existen varias opciones para quitarlas. El uso de un peine de cedro habitualmente o la eliminación manual son métodos efectivos. La frecuencia de este mantenimiento depende del uso y la intensidad con que se lleve la prenda.

Además, la reparación visible mediante bordados o parches se ha popularizado como una forma creativa de prolongar la vida útil de las prendas y darles un toque personal. En el caso de que ya no pueda recuperarse, si está compuesta íntegramente por fibras naturales, puede ser reciclada para otros aspectos o ropas.

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