Bolivia envió el pedido de extradición para ex el cura acusado de abuso y escondido en Uruguay durante 17 años

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Una iglesia en Tapacarí, enUna iglesia en Tapacarí, en Bolivia (@LawiLawita)

La Justicia de Bolivia envió formalmente a Uruguay el pedido de extradición para Juan José Sant’Anna, el ex sacerdote uruguayo que es acusado de haber abusado a 30 niños en un internado católico en la localidad de Tapacarí, cerca de Cochabamba. El hombre había sido detenido a fines de septiembre en su casa en Salto –una ciudad uruguaya limítrofe con Argentina–, donde estuvo escondido durante 17 años.

La solicitud de extradición de Sant’Anna, informada por el diario uruguayo El País, enumera hechos por los que posiblemente será enjuiciado en Bolivia, donde será acusado del delito de abuso deshonesto agravado. El documento que llegó a la Justicia uruguaya también cita un testigo que afirma que Sant’Anna le reconoció haber cometido los abusos de los que se lo acusa.

Su caso se reactivó en agosto, cuando una investigación periodística de ese diario lo ubicó en Salto. Allí, tenía una vida reservada. Estaba todo el día encerrado en su casa y, solo en algunas ocasiones, salía a caminar algunas cuadras cuando estaba por caer el sol. En estos 17 años ha recibido a tres periodistas que le han pedido explicaciones por sus acusaciones. Él ha admitido esas situaciones, aunque también ha intentado esquivar el tema.

Distrito Tapacarí, en Bolivia (TapacaríDistrito Tapacarí, en Bolivia (Tapacarí Gob)

La publicación de ese informe reactivó una alerta de Interpol solicitada por Bolivia para la detención del ex sacerdote, que se dio a fines de septiembre. El ex cura estaba en el fondo de su casa, arreglando las plantas, cuando llegó un agente a preguntar por él. Le dijo que debía acompañarlo a la jefatura para tomarle declaración. La tranquilidad del barrio se vio sacudida por la presencia de los patrulleros. A Sant’Anna se lo llevaron esposado.

Sant’Anna había iniciado su recorrido religioso en 1989 cuando ingresó como aspirante a la Congregación Salesiana de la Iglesia Católica Uruguaya. Permaneció allí durante 10 años. Los registros de la época, citado por El País, muestran que el sacerdote tuvo dificultades para la vida en comunidad. Los formadores fueron críticos de su tarea y sugirieron que no sea ordenado sacerdote en los salesianos.

Ante esos problemas en Uruguay, Sant’Anna se fue a Bolivia, país en el que sí tuvo éxito. En 2005, cuando tenía 36 años, el uruguayo fue ordenado sacerdote en Tapacarí, una localidad pobre de apenas 23.000 habitantes cercana a Cochabamba. Tiene calles de piedra y tierra, y casas de barro y madera. Allí dirigió el ala masculina del Internado Ángel Gelmi, que albergaba a 72 varones de entre 8 y 17 años.

La ciudad de Salto, enLa ciudad de Salto, en Uruguay (OPP)

Fue el 27 de octubre de 2007 que las autoridades bolivianas comenzaron a estudiar la posible ola de abusos llevada adelante por Sant’Anna.

Esa fecha aparece en la solicitud de extradición. Se establece que fue el día que comenzó la investigación. Tres días después, las autoridades concurrieron al lugar con psicólogos y constataron que el sacerdote había agredido “sexualmente a los internos del hogar que oscilan entre los seis y 18 años de edad”. El texto tiene un detalle: “El primero de 14 años fue llevado a su cuarto con la promesa de ver videos”.

Una vez en el dormitorio, abusó sexualmente de él mediante el tocamiento e intentó violarlo. Pero el adolescente salió corriendo del cuarto. A otros cuatro internos les hizo lo mismo, de acuerdo a uno de los relatos. Era el modus operandi del sacerdote: siempre hacía lo mismo, con algunas pequeñas diferencias.

Dos estudiantes que cursaron el internado entre los 12 y los 15 años denunciaron que Sant’Anna ingresó a sus dormitorios y se llevó a uno o dos chicos a su cuarto. Luego, se aseguraba que la puerta del cuarto estuviera cerrada para concretar los abusos.

Según el pedido de extradición, un cura delegado del arzobispo de Cochabamba declaró que si bien Sant’Anna no le mencionó desde cuándo cometió los abusos, sí reconoció haberlos cometido.

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