
El caso ha sacudido a Minnesota y encendido las alarmas en todo el país. Melissa Hortman, representante estatal, y su esposo, Mark, fueron asesinados la semana pasada en su domicilio por un hombre que se hizo pasar por policía. El atacante, Vance Boelter, también hirió al senador estatal John Hoffman y a su esposa, Yvette, en un segundo intento de irrupción bajo la misma modalidad.
Boelter, según un declaración jurada, vestía un chaleco táctico negro, una máscara de color piel y empuñaba una linterna mientras repetía a gritos: “Es la policía. Abra la puerta”. Su vehículo era una camioneta negra con luces tipo patrullero y una placa falsa que decía “POLICE”. Las imágenes de video captadas en la casa de Hoffman muestran la escena: la linterna directa a los ojos, el uniforme falso, y el momento en que el senador se da cuenta —demasiado tarde— de que el supuesto agente no era tal.
Las autoridades han confirmado que Boelter actuó solo, y suplantó deliberadamente a un oficial para tener acceso a los domicilios de las víctimas. El jefe de policía de Brooklyn Park, Mark Bruley, declaró en rueda de prensa que hay una recomendación fundamental para todos los ciudadanos ante estos casos: “Siempre se puede llamar al 911 para verificar si la persona en la puerta es realmente un oficial de policía”.

El uso de luces policiales, placas falsas y vestimenta táctica por parte de Boelter no es un recurso improvisado. La irrupción a los hogares con tácticas de suplantación ha sido una preocupación histórica en Estados Unidos, y este nuevo caso ha elevado esa inquietud a niveles alarmantes. El hecho de que el atacante lograra acercarse tanto a legisladores estatales ha puesto en entredicho los mecanismos actuales de identificación de autoridades.
Según el affidavit (declaración jurada) del caso, en la escena del segundo ataque, el senador John Hoffman y su esposa, Yvette, abrieron la puerta tras escuchar la proclamación policial, pero notaron que la linterna les impedía ver claramente el rostro del atacante. Ya era tarde. Boelter disparó. Hoffman sobrevivió con heridas, pero su esposa también resultó afectada.
La forma de operar del atacante —tocando la puerta, gritando ser policía, y usando equipo táctico negro— se asemeja a prácticas documentadas en otros delitos, lo que ha llevado a diversos expertos a exigir protocolos más estrictos para identificar a funcionarios policiales en operaciones domiciliarias.

Brian Higgins, exjefe de policía del condado de Bergen, Nueva Jersey, y fundador de Group 77, explicó en entrevista con Fox News Digital que abrir la puerta para pedir una identificación puede ser una decisión fatal si el individuo no es realmente un agente. “Si no estás seguro, no abras la puerta”, indicó. En su lugar, recomendó hablar desde un costado o detrás de la puerta, y contactar directamente al 911 o a la comisaría local.
Higgins también subrayó la importancia de conocer cómo luce el uniforme policial en cada localidad, especialmente en comunidades pequeñas donde es posible identificar a los agentes habituales. “Si ves un oficial que no está uniformado, y no lo reconoces, es prudente llamar a la policía y preguntar si esa persona fue enviada a tu casa”, añadió.
El jefe Bruley coincidió en que no existe un error en mostrarse precavido. “Obviamente, hay muchos uniformes distintos, pero nunca está mal verificar”, dijo ante la prensa.

Las dudas no se limitan a los hogares. Según Higgins, los conductores también deben saber cómo actuar si son detenidos por lo que parece ser una patrulla, especialmente si el vehículo es no identificado. “Es más difícil cuando un policía te detiene en la carretera”, explicó. En estos casos, recomendó buscar lugares públicos para detenerse y, si no es posible hacerlo de inmediato, bajar la ventana ligeramente, mantener el coche en marcha y pedir trasladarse a un área más segura.
Higgins afirmó que los oficiales legítimos llaman a la central de despacho para informar sobre una parada de tráfico, lo que permite al ciudadano confirmar si el procedimiento es auténtico. “La mayoría de los agentes entienden que las personas pueden estar nerviosas y quieran confirmar”, señaló. Y fue contundente: si la respuesta del supuesto oficial no es profesional, eso debería despertar sospechas inmediatas.

La doble agresión en Minnesota deja múltiples interrogantes abiertos: ¿Cómo prevenir futuros ataques similares?, ¿Qué nivel de entrenamiento tiene la ciudadanía para identificar a una autoridad falsa?, ¿Debería haber campañas públicas sobre verificación de oficiales?
Por ahora, las recomendaciones de las autoridades coinciden en un punto: no abrir la puerta ante la duda, verificar con el 911, y observar el comportamiento del supuesto agente. El caso Boelter será seguramente objeto de análisis durante años, pero su efecto inmediato ya se ha sentido: el temor se instaló en las entradas de miles de hogares estadounidenses.