Alemania entierra esferas gigantes en el mar y tiene una explicación: podría cambiar el futuro

hace 6 días 3

Mientras gran parte de Europa refuerza su apuesta por la energía nuclear, Alemania ha decidido mirar en otra dirección: hacia las profundidades del mar. Allí, lejos del bullicio de la superficie, investigadores del Instituto Fraunhofer están desarrollando una tecnología que podría redefinir el almacenamiento de energía limpia en todo el mundo.

El proyecto se llama StEnSea (Stored Energy at Sea) y su objetivo es convertir el fondo marino en una enorme batería. La idea es tan ambiciosa como concreta: hundir esferas gigantescas de hormigón en el océano para guardar energía renovable y liberarla cuando más se necesite.

¿Cómo funciona una batería en el fondo del mar?

Las esferas de StEnSea, que miden unos 9 metros de diámetro y pesan cerca de 400 toneladas, se colocan entre 600 y 800 metros bajo el mar, donde la presión del agua es lo suficientemente alta como para accionar turbinas con eficiencia.

El mecanismo es ingenioso: al dejar entrar el agua del mar, esta fluye con fuerza hacia el interior de la esfera, activando una turbina conectada a un generador. Para volver a cargarla, se utiliza energía de la red para bombear el agua hacia afuera, venciendo la presión exterior.

En resumen, es un sistema de almacenamiento por bombeo, pero adaptado al mar y sin la necesidad de montañas ni grandes reservas de agua dulce, como en las hidroeléctricas tradicionales.

El sistema ya fue probado con éxito en un entorno controlado: el lago de Constanza. Ahora, el próximo paso es mucho más ambicioso. Para 2026, se espera la instalación de un prototipo impreso en 3D frente a las costas de Long Beach, California.

Este modelo inicial podrá generar 0,5 megavatios y almacenar hasta 0,4 megavatios-hora, lo que equivale a unas dos semanas de consumo eléctrico para un hogar medio en Estados Unidos.

Pero la visión va más allá. Los investigadores planean construir esferas de hasta 30 metros de diámetro, capaces de almacenar energía a una escala masiva. Además, con un costo estimado de 5 centavos de dólar por kilovatio-hora, se perfila como una opción competitiva frente a otras formas de almacenamiento.

Una batería submarina para el mundo

A diferencia de las represas o centrales de bombeo convencionales, este sistema no necesita montañas ni grandes extensiones de tierra. Su diseño modular lo hace viable para ser instalado en costas de todo el planeta. Además, abre la puerta al arbitraje energético: comprar electricidad cuando está barata, almacenarla y venderla cuando sube el precio.

Los cálculos del equipo alemán son prometedores: si se implementara a gran escala, la capacidad global de almacenamiento podría alcanzar los 817.000 gigavatios-hora, lo suficiente para abastecer a 75 millones de hogares europeos durante un año entero.

Aunque el proyecto ofrece una alternativa que reduce el uso del suelo en tierra firme, no está exento de interrogantes. Traslada la ocupación a otro ecosistema vulnerable: el fondo marino. Hasta ahora, el enfoque del proyecto ha sido técnico, pero se espera que las futuras fases incluyan estudios ambientales rigurosos para entender su verdadero impacto en la vida submarina.

Si todo sale como lo planeado, lo que comenzó como una esfera hundida en un lago alemán podría terminar siendo la clave para un mundo más verde y con energía más estable.

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