Violeta Barrios de Chamorro: “La mujer que derrotó a Ortega en las urnas”

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Con su partida física, se cierra un capítulo clave de la historia contemporánea nicaragüense, marcado por la transición pacífica hacia la democracia tras una década de conflicto civil bajo el sandinismo.

Chamorro, viuda del periodista Pedro Joaquín Chamorro Cardenal, asesinado en 1978, un crimen atribuido al régimen de Anastasio Somoza Debayle, se convirtió en un ícono de la lucha cívica y democrática. El crimen contra su esposo, director del diario La Prensa, fue el detonante que contribuyó a la caída de la dictadura somocista a través de las armas, dirigida por guerrilleros apoyados por el régimen de Cuba.

Tras la caída del somocismo, el sandinismo instauró una Junta de Reconstrucción Nacional integrada por cinco miembros: Daniel Ortega, Sergio Ramírez, Violeta Barrios de Chamorro, Alfonso Robelo y Moisés Hassan. Barrios de Chamarro renunció meses más tarde al cargo.

La caída de Somoza no significó un alivio para Nicaragua; fue instaurada una dictadura de corte socialista dirigida desde La Habana que perseguía a opositores, empresarios, campesinos y obligó a miles de nicaragüenses a su primer exilio, y con ellos se inició una segunda guerra para derrocar a la tiranía sandinista. Los campesinos se alzaron en armas y se organizó un ejército irregular llamado la "Contra" que contó con el apoyo de Estados Unidos. Una guerra que duró 10 años y dejó miles de muertos y mutilados.

Una mandataria histórica

Arrinconados por la lucha de la "Contra" y la falta de apoyo de la extinta Unión Soviética y mermado el de la dictadura castrista, el sandinismo se vio obligado a ir a elecciones; había perdido el apoyo. Miles de madres recibían a sus hijos en féretros; eran obligados a ir a la guerra.

Violeta Chamorro fue propuesta por la oposición para enfrentarse al sandinismo. Fue la primera mujer en América Latina en ser elegida presidenta por el voto popular, al derrotar sorpresivamente en 1990 al llamado "comandante sandinista" Daniel Ortega, quien entonces gobernaba bajo un sistema autoritario con fuerte apoyo militar.

Durante sus siete años de gobierno (1990-1997), impulsó una agenda de reconciliación nacional, pacificación y reconstrucción institucional. Desmovilizó a los grupos armados de la Contra, promovió la reintegración de excombatientes a la vida civil y lideró una transición hacia el multipartidismo, pero dejó las armas en manos del Frente Sandinista de Liberación Nacional y aprobó una amnistía en nombre de la paz y la reconciliación, pero dejó en la impunidad los crímenes cometidos por el sandinismo. En ese periodo, los líderes de la "Contra", desarmados, fueron asesinados uno a uno, entre ellos el jefe de la "Contra", el excoronel Enrique Bermúdez Varela, cuyo crimen sigue en la impunidad.

En el plano económico, su administración enfrentó enormes retos tras una década de guerra, hiperinflación y aislamiento internacional. Implementó medidas de estabilización, promovió la inversión extranjera y defendió la libertad de prensa, abriendo espacios para el disenso y la participación ciudadana.

Reacciones ante su muerte

La familia Chamorro comunicó su fallecimiento el sábado 14 de junio en un mensaje difundido por redes sociales:

“Doña Violeta falleció en paz, rodeada del cariño y amor de sus hijos. Agradecemos las muestras de afecto que nos han hecho llegar en este momento de recogimiento”.

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El diario La Prensa, bastión de la familia Chamorro y símbolo de la resistencia periodística en Nicaragua, la recordó como “una mujer que nunca claudicó en su lucha por la libertad y la dignidad de los nicaragüenses”.

Por su parte, organizaciones del exilio nicaragüense en Costa Rica celebraron una misa en su memoria, donde destacaron que su legado sigue vigente frente a las actuales violaciones a los derechos humanos en Nicaragua.

También, los exjefes de Estado y de Gobierno que integran la Iniciativa Democrática de España y las Américas, Grupo IDEA, expresaron en un comunicado su pesar por el fallecimiento de la exmandataria: “Su memoria se hace ejemplaridad en una hora como la actual, en que las fortalezas de la democracia decrecen y avanzan en la búsqueda de renovados derroteros”, señalaron al desear paz al alma de Barrios de Chamorro.

Régimen de Ortega finalmente habla

Mientras líderes latinoamericanos y organismos democráticos lamentaron su deceso, el régimen de Daniel Ortega, quien mantuvo encarcelados y hoy exiliados a varios miembros de la familia Chamorro, se limitó a emitir un escueto mensaje de condolencias sin menciones a su legado ni a su contribución democrática.

Posteriormente, la codictadora de Nicaragua, Rosario Murillo, esposa de Daniel Ortega, se declaró "guardiana" de la paz que construyó la expresidenta Barrios de Chamorro, pese a la brutal represión que mantiene contra la oposición.

"Así que nosotros una vez más decimos que descanse en paz doña Violeta, y que esa paz, (que) ella contribuyó a alcanzar, y esa paz que hoy resguardamos y defendemos todos, continúe brillando, hermosa, hermosísima, en nuestro cielo para avanzar hacia la liberación de la pobreza", dijo Murillo.

Durante los últimos años, sus hijos Cristiana, Pedro Joaquín y Carlos Fernando Chamorro han sido perseguidos por el régimen sandinista, lo que obligó a gran parte de la familia al exilio.

Un legado que trasciende fronteras

Tras dejar el poder, Violeta Chamorro fundó la Fundación Violeta Barrios de Chamorro, dedicada a promover la libertad de expresión, el periodismo independiente y la educación cívica. Su rol como mujer líder también abrió camino a futuras generaciones de mujeres en la política latinoamericana.

Sus restos fueron velados en Costa Rica, y la familia ha expresado su deseo de que eventualmente sus cenizas puedan regresar a una Nicaragua libre y democrática.

FUENTE: Con información de: La Prensa, El País, HuffPost y Fundación Violeta Barrios de Chamorro

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