
El destino de los sobrevivientes tras los recientes ataques a embarcaciones en el mar Caribe generó interrogantes sobre la política de Estados Unidos en la lucha contra el narcotráfico. James David Vance, vicepresidente estadounidense, abordó este tema al ser consultado por la prensa acerca de la decisión de no trasladar a los sospechosos a territorio norteamericano para su procesamiento judicial.
Vance explicó que la determinación sobre el futuro de los sobrevivientes depende de las circunstancias específicas de cada caso, señalando: “Nuestro principal objetivo es hacer estallar estos barcos que llevan narcóticos, y estamos muy seguros de que cuando ataquemos a uno de estos, será un barco que traerá un veneno realmente terrible que mataría a decenas de miles de estadounidenses”, según declaraciones recogidas por periodistas.
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El alto funcionario detalló que, tras la destrucción de estas embarcaciones, en ocasiones se registran sobrevivientes, y que la decisión sobre su destino recae en el secretario de Estado, quien evalúa si deben ser repatriados, procesados en Estados Unidos o entregados a aliados para que enfrenten la justicia.
A su vez, Vance subrayó la convicción del gobierno respecto a la identidad de los implicados, “pero estamos seguros de que estos tipos son narcotraficantes”, afirmó, refiriéndose a la embarcación el que había un colombiano. Al ser interrogado sobre el trato que reciben los sobrevivientes, el vicepresidente de Estados Unidos respondió: “¿Qué pasa con ellos? Realmente no me importa, siempre y cuando no estén trayendo veneno a nuestro país”, en declaraciones realizadas el domingo 19 de octubre de 2025.
En su análisis, comparó la situación con otros escenarios de conflicto internacional en los que Estados Unidos ha intervenido militarmente, indicando que las decisiones sobre los combatientes capturados varían según las “circunstancias sobre el terreno”. Explicó que, en algunos casos, se coopera con aliados, mientras que en otros los detenidos son trasladados a territorio estadounidense.

El secretario de Defensa, Pete Hegseth, confirmó el 19 de octubre de 2025 que la operación, realizada el viernes 17 de octubre, tuvo como resultado la muerte de tres personas. Hegseth precisó a través de X que el objetivo era una embarcación vinculada al Ejército de Liberación Nacional (ELN), la cual navegaba por una ruta identificada como corredor habitual del narcotráfico y transportaba “cantidades sustanciales de narcóticos”.
Aunque Hegseth no detalló la ubicación exacta del ataque, sí indicó que la operación se desarrolló en una zona bajo la supervisión del Comando Sur, responsable de las operaciones militares estadounidenses en Latinoamérica. Este episodio se suma a una serie de acciones emprendidas por Estados Unidos desde agosto de 2025, cuando Washington desplegó buques de guerra en aguas internacionales del Caribe con el objetivo de frenar el flujo de drogas hacia su territorio.

Hasta ahora, el número de operaciones estadounidenses conocidas en la región asciende a siete, con un saldo de al menos 30 presuntos narcotraficantes muertos.
Documentos de inteligencia y testimonios de fuentes militares recogidos por Semana revelan que muchas de las narcolanchas destruidas por las fuerzas estadounidenses no parten exclusivamente de Venezuela, como sostiene el discurso oficial, sino que tienen su origen en territorio colombiano.
Estas embarcaciones, cargadas de cocaína, operan con respaldo logístico desde Venezuela y cuentan con la protección de redes criminales como el cartel de los Soles. Mientras que, la coordinación de rutas, la autorización de trayectos y la protección en aguas bajo influencia de organizaciones criminales son facilitadas mediante sobornos y la complicidad de autoridades locales.
El impacto de la ofensiva estadounidense se refleja en la sofisticación de los métodos empleados por los narcotraficantes. Según fuentes de inteligencia consultadas por el medio citado, el aumento del riesgo ha obligado a los grupos criminales a recurrir a semisumergibles, rutas desviadas y lanchas rápidas de última generación.