Una mujer paga 3.300 euros por una moneda de oro y lo que le llega a casa es “un pepino viejo y arrugado”

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El pepino "viejo y arrugado"El pepino "viejo y arrugado" que le entregaron al mujer en vez de la moneda (Facebook)

Una vecina de la región de Oberpfalz, en el estado federado de Baviera (Alemania), ha sido víctima de una singular y costosa estafa en internet. La mujer, coleccionista de monedas, transfirió 3.300 euros por lo que creía ser una moneda de oro de alto valor histórico, pero en lugar de recibir el objeto prometido, encontró dentro del paquete “un pepino viejo y arrugado”.

Según recogen la agencia alemana DPA y el diario Bild, la víctima había contactado con un supuesto vendedor a través de un portal de anuncios clasificados. Tras intercambiar varios mensajes, ambas partes acordaron un método de pago que, en apariencia, debía garantizar la seguridad de la transacción: el pago contrarreembolso. Este sistema, habitual en Alemania, permite al comprador abonar el importe de la compra solo una vez que el paquete ha sido entregado y, en teoría, tras verificar su contenido.

Sin embargo, el procedimiento no se desarrolló según lo previsto. Cuando el repartidor se presentó en el domicilio, la mujer no se encontraba en casa. En su lugar, fue su padre quien recibió el paquete y efectuó el pago de los 3.300 euros en efectivo sin comprobar el interior del envío. El vendedor había insistido en que el método era completamente seguro y que el artículo —una moneda de oro presuntamente rara y de colección— cumplía todas las garantías.

Al regresar al hogar y abrir el paquete, la compradora descubrió con sorpresa y frustración que el interior no contenía ninguna moneda ni documento, sino únicamente “un pepino viejo y arrugado”, presumiblemente colocado allí para simular peso y volumen. Inmediatamente se puso en contacto con la policía regional de Oberpfalz para denunciar la estafa.

La policía bávara ha confirmado la denuncia y ha iniciado una investigación, aunque las posibilidades de identificar al autor del fraude son mínimas. Según explicaron portavoces del cuerpo a la agencia DPA, el remitente utilizó datos falsos en la plataforma de anuncios y probablemente operó desde una cuenta anónima o temporal. Además, los investigadores creen que la dirección de envío y el número de cuenta bancaria utilizados podrían corresponder a terceros o haber sido registrados con documentación falsificada.

Agentes de la policía alemanaAgentes de la policía alemana (Europa Press / dpa)

“En este tipo de casos, los estafadores actúan con gran profesionalidad y se sirven de sistemas de mensajería o intermediarios que hacen casi imposible rastrear el origen real del envío”, reconocieron fuentes policiales. Aunque el pago contrarreembolso suele considerarse una medida de seguridad para el comprador, los expertos advierten que solo resulta eficaz si quien recibe el paquete verifica su contenido antes de abonar el importe.

En los últimos años, las autoridades alemanas han registrado un aumento de fraudes relacionados con la compraventa de objetos de colección, joyas y monedas de oro, que suelen ser productos de alto valor y fáciles de revender.

Aunque el caso pueda parecer anecdótico por la naturaleza del objeto recibido —un pepino en lugar de una moneda—, los expertos en ciberseguridad insisten en que este tipo de estafas no son en absoluto infrecuentes. En muchos casos, los delincuentes aprovechan la buena fe de los compradores y se aprovechan de la confianza que generan los métodos de pago aparentemente seguros.

En este caso concreto, la víctima ha perdido la suma completa de 3.300 euros y, según ha confirmado la policía, las probabilidades de recuperar el dinero son prácticamente nulas. Los agentes recomiendan a los usuarios extremar la precaución, especialmente en las transacciones de objetos de alto valor, y recuerdan la importancia de verificar la autenticidad del vendedor antes de realizar cualquier pago.

El suceso de Oberpfalz se ha convertido en uno de los ejemplos más comentados de estafa online en Alemania durante las últimas semanas, tanto por la suma económica implicada como por el grotesco contraste entre el objeto esperado y el recibido.

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