En 2024, la familia de Esther Mayor decidió emigrar tras varios años marcados por la precariedad laboral y el deterioro del bienestar familiar. Valenciana de origen, la mujer relató en una entrevista con RAC1 que su marido se enfrentaba a empleos temporales y mal remunerados, mientras ella dependía de un negocio digital cuya rentabilidad disminuía progresivamente. A esta situación se sumaron problemas graves en el entorno escolar, con episodios de castigos y conflictos que afectaron directamente a una de sus hijas. “Mi hija recibió tratamiento psicológico durante más de un año y eso fue un punto de inflexión”, afirmó Mayor al medio.
Antes de la mudanza, la familia vendió la mayor parte de sus pertenencias, incluyendo vehículos, muebles y objetos diversos. Solo conservaron lo esencial y almacenaron en casa de una amiga los bienes de valor sentimental. Poco después, la familia partió de España en autocaravana, junto a su mascota, en busca de mejores condiciones de vida.
El destino elegido fue Irlanda. El marido de Esther logró un puesto de trabajo en una fábrica de papel encerado, con un salario mensual de entre 2.000 y 2.400 euros y jornada laboral de lunes a jueves. El resto de la familia se reunió después, cuando ya contaban con vivienda. Esther continuó su trabajo digital, con unos ingresos de 500 a 1.200 euros al mes, en función de la carga laboral. A estos recursos suman 150 euros mensuales por cada hijo por la ayuda estatal Child Benefit y otros 1.000 euros mensuales de una beca de apoyo familiar vinculada a la formación y el estatus de autónoma de Esther.

El presupuesto familiar se sitúa entre 3.900 y 4.500 euros al mes. “En España, con todo lo que trabajábamos, no llegábamos a fin de mes”, explicó Mayor, remarcando la diferencia radical que experimentan en su actual país de residencia.
Según Mayor, la adaptación escolar también fue positiva: “Cuando mi hijo tuvo un problema con un compañero, todo el colegio se implicó... En pocos días lo solucionaron. Eso en España no lo habíamos visto nunca”, aseguró a RAC1. Una de sus hijas, anteriormente afectada por los episodios de acoso, transmitió su satisfacción con el cambio al afirmar: “De septiembre a junio, mi lugar es Irlanda. España es para el verano”. Mayor destaca la educación proporcionada por las escuelas Educate Together, “un modelo educativo sin religión, basado en proyectos y valores”, con un tipo de enseñanzas que en España “solo está disponible en centros privados” con barreras económicas de acceso muy elevadas.
La familia destaca igualmente el trato recibido por la población local. “Los irlandeses son empáticos, humildes y tienen una manera de acoger que te hace sentir como en casa”, declaró Mayor. Del lado negativo, apuntó el alto costo de la vivienda y la limitación de la cobertura sanitaria pública respecto a la española, aunque consideró que los beneficios compensan los desafíos. Teniendo todo esto en cuenta, la familia no prevé regresar a España en el corto plazo. Según Esther Mayor, Irlanda representa la posibilidad de estabilidad, desarrollo profesional y una mejor calidad de vida para sus hijos.