
1.
Escribo porque no siento mi cuerpo. Mi cuerpo es una idea que a veces se materializa, en esas ocasiones, mi cuerpo y yo, estamos en contacto: cuando tengo fiebre, al parir, al acabar, al nadar, al odiarme, y al escribir. Intento ser otra, alguien que tiene cuerpo todo el tiempo: una maratonista, como Murakami, o un poco corredora, como mi padre; ciclista, como mi madre, o al menos caminante, esos seres disciplinados que recorren la ciudad dando diez mil pasos diarios y aprecian el viento en la cara. Gente con cuerpo.
2.
Supe de muy chica escribir poesía, supe quiere decir que me sentía autorizada. Novelas no. No estaba autorizada a escribir novelas. Novelas es mucho texto, yo podía titular, podía hacer síntesis e irme, seguir ahí y aguantar es para otro tipo de personas. Es para corredores.
3.
Estudié guion y terminé escribiendo teatro. Al teatro me llevaron las actrices del curso de cine, mis amigas, me pedían textos, “haceme un monólogo”, me decían. Me rodeé de gente de teatro, gente con cuerpo. Que afilan el cuerpo. Cuerpos instrumentos. Empecé a escribir teatro para sus cuerpos-personajes.
4.
Hace 10 años escribí un libro, Bitnus, que debía ser una novela pero no me salió, es la poesía que escribí al margen. Bitnus cuenta una historia: una mujer tiene un amante, el fauno, con él tiene cuerpo, pero también tiene otro, el que ama, con ese que no tiene cuerpo. Es cuerpo y no-cuerpo, según con quién se vincula. Con el amante solo tiene sexo, casi sin palabras, puro cuerpo. Con el que ama se la pasa hablando, pierde el cuerpo. Si hay amor, ella no se siente. Para sentirse necesita al fauno, un amante que no sepa su nombre, ni dónde vive, ni quién es. O tiene cuerpo o ama. Ella es dos.
5.
El frío es rigidez, contractura, posición fetal. Un cuerpo frío se entumece, no siente el dolor, no se siente. ¿Frígido? Un cuerpo que no se siente no es cuerpo, es cosa. Una cosa no vale nada.

6.
¿Por qué elegimos-generamos-nos quedamos, en situaciones que nos destruyen? ¿Para qué? A veces vivir es ser nuestro propio victimario.
7.
Comer es una acción en la boca y en la mente. Cada vez que la boca mastica, la mente puede ocuparse de algo que no es palabra. Al morder y cortar con molares y caninos, en la cabeza hay silencio.
8.
Cuando los tripulantes y el capitán Shackleton de la Expedición Transantártica Endurance (1914-1917) lograron volver vivos a sus casas, empezaron a morir.
9.
Escribir una novela es un trabajo con el tiempo: el tiempo de lo que se narra y también el tiempo propio. Se toca lo antiguo, adviene lo que siempre, se habilita la potencia.

10.
Una voz es algo que dice, que grita, que sabe, que niega, que pregunta. Una voz es algo que alguna vez ya escuchaste, la conocés y, finalmente, la tomás en serio.
11.
“¿Mañana es martes?” es una frase-mantra de mi infancia. “¿Mañana es martes?” es un portal. Lo que se repite, pide. Una novela está llena de insistencias.
12.
Proyecté presentar la novela a un concurso, el de Futurock, puse mi vida en estado absoluto de escritura para llegar a la fecha de cierre. Creí que podía ganarlo, y cuando supe que en el jurado estaba Alan Pauls tuve una extraña certeza: gana.
13.
¿Cómo se escribe una novela? Yo no sabía cómo escribir Antártida. Supongo que escribir una novela debe ser cada vez aprender a hacerlo.
La novela Antártida, El viaje de una cobarde existe por 1, 2, 3, 4, 5, 6, 7, 8, 9, 10, 11, 12, 13 y por lo que jamás sabré. Reconozco sus imágenes, reconozco haber estado ahí, sumergida en ese lenguaje, pero me sorprende que finalmente haya ocurrido. Esa corredora llegó a la meta. Este libro, que me es muy íntimo, también se fue alejando, yendo hacia ser algo donde ya no estoy yo.
[Fotos: prensa Ediciones Futurock]