Castillo de Disneyland Paris (Disneyland).Lorena, Alex y Marco son tres jóvenes españoles que han encontrado su oportunidad laboral a 1.300 kilómetros de casa, concretamente en el parque temático Disneyland París. Allí, entre visitantes, atracciones y personajes emblemáticos, han descubierto trabajos que cambian cada día y salarios que les permiten vivir con mucha más estabilidad que en España.
“Siempre pensé que viviría en Carabanchel, que me compraría una casa. Toda mi vida dije que no saldría del centro comercial Islazul”, confiesa Lorena, de 27 años. Tras intentar opositar sin éxito y enfrentarse a la precariedad laboral en Madrid, su vida dio un giro inesperado. Hoy vive en un apartamento en la capital francesa y trabaja en Disneyland París desde hace más de año y medio.
Las ofertas contemplan contratos temporales de 35 horas semanales. (Composición fotográfica/Disneyland Paris)La estabilidad económica ha sido uno de los factores clave. “Mis jefes llevan 30 años aquí porque está mucho mejor pagado que en España”, afirma. “Cobro más que mis padres, que tienen sus primas de antigüedad. Para mí es impactante, teniendo en cuenta que trabajo en restauración”.
En Disneyland, los trabajadores no tienen un único rol asignado. Lorena ejerce hasta seis funciones distintas: camarera, limpiadora, heladera, cajera, reponedora y apoyo en tiendas. “Cada día es una tarea distinta. Y no la sé hasta que llego al trabajo y veo la pizarra”, relata. Su contrato fija 35 horas semanales, aunque la duración de cada jornada varía. “Algunos días son cuatro horas y otros hasta 10 y media”.
La exigencia es alta: miles de visitantes a diario, turnos largos y trabajo continuo de cara al público. Aun así, Lorena lo tiene claro: “Es duro, pero quiero crecer aquí y escalar en el sector”.
Para conseguir empleo existen dos vías: entrevistas online o procesos presenciales en España. Lorena rechazó su primera oferta porque era temporal. Un año más tarde consiguió contrato indefinido. “Me presenté de nuevo. Me contrataron y me mudé en abril. Desde entonces no he vuelto”.
Los trabajadores indefinidos pueden alojarse en una residencia gestionada por Disneyland, lo que facilita la búsqueda de vivienda, que en París es bastante difícil.
Alex, de 27 años, la conoce bien. “Me he alojado en ella las cuatro veces que he trabajado aquí”, comenta. Él hizo su carrera universitaria pensando en el parque: estudió Traducción, aprendió francés e hizo dos másteres. La primera vez que se presentó falló por su nivel de Francés, pero en 2023 lo volvió a intentar y lo logró.
Marco, de 22 años, ha terminado su tercer contrato en Disneyland tras recibir la oferta durante sus estudios de turismo. “Es increíble cruzarte con Mickey Mouse mientras estás trabajando”, afirma, recordando la mezcla entre rutina laboral y magia constante mientras se trabaja en el parque.
Para estos jóvenes, Disneyland no es solo un lugar de fantasía, sino una puerta abierta a una vida más estable y a un empleo que, aunque sea distinto, ofrece crecimiento profesional y buenos salarios. Entre castillos, princesas y desfiles, lo que realmente han encontrado es una oportunidad para construir un futuro mejor lejos de casa.
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