
El Metropolitan Opera House de Nueva York, conocido por su imponente arquitectura y su papel en la alta cultura, marcó un giro esta temporada con la exposición Super Duper. La muestra se inauguró el domingo 21 de septiembre de 2025 y reunió a artistas contemporáneos y caricaturistas que exploraron el heroísmo desde perspectivas renovadas, fusionando el arte actual con el cómic en un paraje reservado tradicionalmente para la ópera y la música clásica. La exposición constituyó un hito al llevar la sátira y referencias de la cultura popular al epicentro de una de las instituciones culturales más prestigiosas de la ciudad.
“Super Duper” ocupó vestíbulos y galerías del Metropolitan Opera House. Allí, veinticinco obras reimaginan el heroísmo contemporáneo, muchas de ellas se comisionaron especialmente para la ocasión, lo que dio a la muestra un carácter actual y vibrante. Entre los participantes se encuentran figuras como Roz Chast, Art Spiegelman, Maurizio Cattelan, Rashid Johnson, Jamian Juliano-Villani, John Currin, Rachel Feinstein, Dana Shultz, Anna Weyant y Eddie Martinez. La curaduría estuvo a cargo de Dodie Kazanjian, fundadora de Gallery Met, junto al filólogo Donatien Grau, con el objetivo de romper las barreras entre la ópera y el arte contemporáneo.

Las obras ofrecieron interpretaciones diversas y satíricas del superhéroe. Jamian Juliano-Villani reinventó las portadas de “The Amazing Adventures of Kavalier & Clay” con la imagen de un hombre saltando desde el Empire State Building, en alusión a los orígenes míticos del género. John Currin desplegó una visión casi religiosa, donde ángeles sostienen a un hombre frágil. Rachel Feinstein indagó en la maternidad y la protección mediante una figura femenina que amamanta niños. Roz Chast, célebre por su legado en The New Yorker, aportó un humor cotidiano con su “Super-Man”: un hombre bigotudo y desgarbado con habilidades prácticas y un oculto título de Harvard.
Art Spiegelman, conocido por “Maus”, ancló la exposición con dos piezas previas, incluidas siete versiones diferentes de Superman, entre ellas una que recuerda a una película de Woody Allen. Dana Shultz presentó una interpretación abstracta del Übermensch: una figura poderosa envuelta en traje rojo y un rostro difuminado en tierra y azul, sugiriendo que todos pueden encarnar un heroísmo cambiante. Anna Weyant reveló un enfoque introspectivo a través de una hoja en blanco y cartas arrugadas, evocando la dificultad de solicitar ayuda en tiempos inciertos.
El estreno de “Super Duper” coincidió con la ópera “The Amazing Adventures of Kavalier & Clay”, inspirada en la novela de Michael Chabon sobre dos creadores judíos de cómics en los años treinta. Tanto la novela como la ópera examinan el surgimiento del superhéroe en respuesta al auge del fascismo en Europa.La exposición invitó a reflexionar sobre los modelos de esperanza y coraje requeridos en la actualidad, en un entorno atravesado por la ansiedad climática y los conflictos de identidad.

El programa Gallery Met, responsable de la muestra desde su fundación en 2006 por Dodie Kazanjian, buscó integrar la cultura popular al entorno operístico. La colaboración con Donatien Grau extendió ese objetivo, al propiciar el diálogo entre cómic, sátira y arte contemporáneo en los salones clásicos del Lincoln Center. Art Spiegelman sintetizó el espíritu de la muestra: “Esta exposición, junto con la versión operística de Kavalier & Clay, demuestra que los cómics lograron superar esa barrera que los separaba. El arte es un continuo, y los superhéroes forman parte de él”.
“Super Duper” sobresalió por cuestionar los límites entre alta cultura y arte popular, proponiendo una mirada inclusiva en la que los mitos modernos dialogan con las tradiciones consagradas. La exposición no solo transformó el Metropolitan Opera House, sino que reflejó una tendencia a la integración y reinterpretación de símbolos colectivos.
La frontera entre lo “alto” y lo “bajo” se desvaneció en este contexto, y los superhéroes pasaron a formar parte de pleno derecho del imaginario artístico contemporáneo. Así, el arte confirmó su carácter integrador, mutable y capaz de aglutinar aspiraciones y relatos colectivos.