¿Quién era Zoraida Cadavid de Sierra? “Doña” Zoraida fue una mujer nacida en 1854 en Antioquia, Colombia, con una visión. Cinco años antes de su muerte, en 1916, dejó plasmadas en su testamento sus ideas de impacto social y educativo: destinó “tres séptimas partes de la cuarta de libre disposición para una obra social y señaló la ruta para su cumplimiento.”
Hoy, más de un siglo después del legado dejado por Doña Zoraida, la región de Sabana Occidente enfrenta desafíos y oportunidades que conectan directamente con su visión educativa y social. En un territorio que concentra más de 662.000 habitantes – de los cuales más de 155.000 son jóvenes entre 15 y 28 años – las brechas de permanencia escolar y las diferencias de género en el uso del tiempo —con mujeres que dedican en promedio 4,8 horas diarias al cuidado no remunerado frente a 1,4 de los hombres— evidencian la necesidad de proyectos que fortalezcan la formación integral.
En un entorno productivo dinámico, con un valor agregado de 16 billones de pesos y una economía basada en servicios e industria, iniciativas como la de la Fundación Zoraida y su modelo educativo adquieren un papel clave para impulsar trayectorias de vida más equitativas y sostenibles para las nuevas generaciones.
Así, dejó un legado que llega hasta nuestros días y que se materializa en la labor de la Fundación Zoraida y el prestigioso colegio que también lleva su nombre, incluido en el “Top 50 mundial de los Global Sustainability Awards 2025 (categoría colegios), siendo el único colegio de Colombia en esta fase.”
Además de la enseñanza de saberes, la propuesta educativa incluye una “formación Zoraidita”, que implica “un espacio destinado a la formación en valores, el desarrollo de intereses personales, talentos y habilidades complementarias que enriquecen el proyecto de vida de cada estudiante.”
Temas conversó con la Directora Ejecutiva de la Fundación, quien habló de la pasión con la que mantienen vivo el legado de una mujer visionaria y con conciencia social, algo que la toca de cerca en su recorrido profesional: “ Yo vengo de una familia con una formación social muy fuerte, muy de entregar al país, y eso siempre lo llevé.””.
— ¿Qué historia de vida profesional te llevó a ser la Directora Ejecutiva de la Fundación?
— Tuve la oportunidad de salirme del Derecho por cosas de la vida durante un tiempo y conocer los proyectos del Ministerio de Educación. Me llamó particularmente la atención, dentro de la política pública que conocí en ese momento, la dificultad y el enorme potencial que tenía la educación técnica y tecnológica. Estoy hablando de finales de los 90, cuando en Colombia comenzó a visibilizarse la necesidad, para ser un país más competitivo, de contar con nuevas formaciones más técnicas y más tecnológicas. . Eso me apasionó, así que me dediqué a acompañar al Ministerio a instituciones de educación que tuvieran como foco a la juventud en profesiones no convencionales en Colombia. .
Terminé trabajando con una universidad, fui consultora y allí aprendí sobre los desafíos del acceso, no solo en la educación técnica, sino en todo el ámbito de la educación superior y postmedia. . Luego, me llamaron de Colsubsidio, una caja de compensación – figuras en donde las empresas cobran unos recursos para el bienestar de sus trabajadores– me dieron tres líneas de trabajo: la educación desde la primera infancia, la cultura, el empleo y la productividad de las empresas.Nos adentramos en comprender por qué a las empresas pequeñas les cuesta tanto identificar el talento que necesitan y empezamos a evidenciar un gran problema del mercado laboral: una enorme asimetría de información..
La Fundación Zoraida había tenido un colegio espectacular durante toda su historia, con resultados realmente extraordinarios. Pero la familia Zoraida quería generar un impacto mucho mayor en el territorio, así que llegué con esta lógica de operar en grande, de entender las necesidades del mercado laboral para que los jóvenes tengan dónde acceder con sus proyectos de vida.
— La premisa siempre fue impactar más sobre el territorio, más allá de la propuesta del Colegio
— Queremos hacer más, pero ¿cómo vamos a hacer más?Porque solos no vamos a operar ni vamos a solucionar el problema de ampliar la educación tecnológica o la educación para la primera infancia; no podemos operar eso.Entonces dijimos: vámonos con aliados, traigamos la capacidad que ya existe. Así que emprendimos esta nueva estrategia, que empezamos a diseñar con la Junta y con la familia, y que todavía está en desarrollo. Esta es una estrategia que nace, y sabes que las estrategias deben ir avanzando, lo cual requiere un tiempo de entrenamiento. Tenemos unas capacidades, pero hay que empezar a entender dónde somos más efectivos y dónde generamos mayor impacto con menor esfuerzo. Y ofrecer esas conexiones para aportar a la gente en temas de educación y formación.. Estos son los programas que se presentaron en el evento de “Sabana Occidente: territorio que transforma retos y oportunidades para el desarrollo regional” realizado en la Universidad de Rosario.
– ¿Cómo es la formación Zoraidita? ¿Cómo es esto de trabajar con proyectos de vida potenciando habilidades en sinergia con la empleabilidad?
— Es un gran reto, ¿qué hacemos, no? ¿Qué hacemos con la educación para que efectivamente asegure que existen unas competencias que permitan no solo transitar a la posmedia, sino también transitar a la vida? Sabemos que lo que más se requiere hoy en día para tener éxito en el mundo laboral es el manejo de las emociones, ¿no? Y el sentido del ser, la capacidad de comunicar bien, de trabajar en equipo y lo demás. Eso parte del ser, del desarrollo humano, de mi autoconocimiento y de mi autogestión.
Nosotros concebimos el modelo educativo como dos caras de la misma moneda. Una cara corresponde a las habilidades del siglo XXI y a las áreas del conocimiento: los temas más técnicos, la habilidad lectora, la capacidad analítica, el pensamiento abstracto, las matemáticas y las ciencias sociales. Hay conocimientos básicos que se deben tener: hay que leer un texto y hay que entenderlo. Esa es la mitad de nuestro currículo; nuestro modelo tiene unas mediciones internas y otras externas para lograr mayor objetividad en las evaluaciones educativas que realizamos.
La otra cara es la del ser: la cultura de la excelencia y del cuidado; del autocuidado, del cuidado del otro y del cuidado del medio ambiente. Y ahí es donde hemos logrado, creo yo, la mayor transformación en el perfil de la egresada que estamos formando, porque es donde nos dedicamos a las habilidades socioemocionales. Y ahí es también donde trabajamos la agencia y las habilidades mediante metodologías de aprendizaje colectivo.
— Educar niñas también implica posicionarse de manera concreta con la perspectiva de género
—El cierre de brechas de género que doña Zoraida imaginó al crear un proyecto educativo para niñas ha evolucionado, y eventualmente hemos pensado en convertirnos en un colegio mixto, porque creemos que el cierre de brechas de género es un propósito que involucra a todos y a las familias. Con esa perspectiva de género,la evaluamos en la encuesta de habilidades socioemocionales que aplicamos con Corona, donde existe un componente que ayuda a nuestras niñas a identificar su evolución en estas habilidades.
Enseñamos a reconocer esas violencias que están presentes en el día a día: ver cuando hay una exclusión, cuando hay un abuso del espacio o de la palabra. Eso se aterriza en el currículo, en la metodología cooperativa, en la gestión de las emociones con nuestro programa RULER y en la mentoría, pues cada uno de nuestros profesores tiene asignada a una niña..
El factor más importante para evitar la deserción es el vínculo emocional con un profesor y con el colegio. El segundo factor de éxito son las notas, pero antes que las notas está ese vínculo, y ese vínculo nosotros lo tenemos asegurado.
Sonia Durán, Directora Ejecutiva Fundación Zoraida— ¿Cómo surgió la ambiciosa alianza educativa con Javeriana Tech de la Pontificia Universidad Javeriana que hace de la Fundación Zoraida su sede?
En la metodología de aprendizaje basada en proyectos, estos se encuentran ampliamente mediados por la tecnología. Nuestras estudiantes desarrollan una gran facilidad para programar, y hemos conversado con la Universidad Javeriana para articular esfuerzos y lograr que lleguen aún más preparadas a los programas que ofrece la institución. Sin embargo, el proyecto con la Javeriana va mucho más allá: aunque nuestras estudiantes son solo 350 y se gradúan aproximadamente 35 cada año —una cifra pequeña frente al gran desafío que representan los más de 115.000 jóvenes de Sabana Occidente— la universidad ha manifestado un compromiso decidido con el fortalecimiento de la educación tecnológica en el territorio y con la ampliación de la oferta formativa en estos niveles.
En ese sentido, la gestión del padre Luis Fernando Múnera ha sido especialmente relevante, pues ha impulsado con determinación la apuesta institucional por la educación tecnológica y por el desarrollo regional, dando un nuevo impulso y una mayor proyección a estas iniciativas. Paralelamente, Uniminuto también ha tenido una presencia sólida en este campo, lo que evidencia un entorno cada vez más comprometido con responder a las necesidades del territorio y del sector terciario.
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— Antes mencionas la problemática de encontrar un trabajo o de identificar el talento requerido; así como se habla de educación financiera, también es necesaria la educación de la búsqueda laboral
— Hay que estar presentes y trabajar de manera cercana con las agencias de empleo. Es necesario sentarse a dialogar con ellas y hacer un trabajo territorial que permita transmitir la información de forma clara, para lograr conexiones efectivas. También es fundamental promover un cambio de mentalidad y de los paradigmas sociales. Cuando las familias no han tenido acceso a la educación superior, suele ser difícil que visualicen la importancia de que sus hijos continúen hacia la educación posmedia y comprendan que esto puede abrirles oportunidades laborales y mejores ingresos. No se trata de decisiones tomadas con intención negativa; responden a realidades y expectativas que representan uno de los retos más complejos que tenemos: transformar esos paradigmas para ampliar las oportunidades de los jóvenes.
— Desde tu rol en la fundación, ¿Qué es lo que hoy te da esperanza?
— Primero que Sabana Occidente es un territorio con mucho potencial, tanto por lo joven que es, como por estas nuevas posibles oportunidades de biodiversidad, de ecoturismo, de unos nuevos sectores que yo creo que pueden abrir un nuevo desarrollo. Segundo, noto un ambiente en los actores de mucha colaboración; siento que la preocupación es colectiva, siento que no estamos solos, que hay que encontrar una buena conversación sobre cómo nos organizamos entre todos, quién pone qué. Gobernanza es una palabra muy pesada, pero me llena de esperanza que yo solo he sentido puertas abiertas en el empresariado, en las cajas, en los gobiernos, en los centros de investigación, en las universidades. Solo he sentido ganas. Y tres, que yo sí creo firmemente en nuestra juventud. O sea, yo creo que tenemos una riqueza cultural muy grande. O sea, somos un país muy berraco; muy tenaz. Y es que esta Fundación tiene algo, y por eso me vine a trabajar acá literalmente, y es que la familia, los descendientes de Doña Zoraida, llevan lo misional en la sangre.
hace 6 horas
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