El cine argentino pocas veces encuentra un lugar de privilegio para los thrillers psicológicos en su circuito comercial, pero este año la excepción lleva título: El Portal. La película, dirigida y protagonizada por Mariano Argento, irrumpe en la cartelera local envuelta en elogios, una sólida proyección internacional y una épica de rodaje marcada por el sacrificio y la pasión. Un filme que ya cosechó premios y reconoce en sus entrañas la despedida definitiva de dos grandes actores: Selva Alemán y Héctor Bidonde.
En el corazón de la Argentina, la trama de El Portal -desde el 6 de noviembre solo en cines- transcurre casi por completo en interiores, donde los pasillos se vuelven laberintos y las miradas se cruzan entre tentaciones y culpas. Ambientada en tres épocas diferentes de un país atravesado por crisis y decadencia social, la historia explora cómo el dueño de un edificio y sus administradores pueden manipular y condicionar la vida de las familias bajo su techo, empujándolas a la desesperación. “Cuando la vara es muy alta, a veces la maldad es la única opción”: la premisa se expande hasta provocar escalofríos.
Mariano Argento, en una escena del filme El Portal“Vivimos con miedo. ¿Y por qué vivimos con miedo?”. Así lo formula Argento, y responde con la crudeza de quien meditó el pulso de su obra: “Porque en la globalización hay cinco perversos que te amenazan con un COVID nuevo, que te amenazan con alguna otra pandemia, que te amenazan con la Tercera Guerra que va a ser nuclear. Entonces, vos no querés tener hijos. ¿Y con los que tengo? Es terrible. Entonces, ¿eso qué hace? Que te gobierne el miedo. Y frente al miedo, te condiciona. Entonces, la película tiene un poco de eso. El condicionamiento de acuerdo a dónde estoy, qué quiero, qué busco, qué no puedo obtener. Se me va la vida, estoy viejo, estoy grande”.
No hay respiro en su mirada sobre su propio trabajo: “El egoísmo y el narcisismo cruzan toda la película. Es terrible la película. Creo que hicimos algo bueno con Juan. Está bien construida. Con mucha humildad. Creo que es algo distinto a lo común. Sale, pero violentamente sale. O sea, se va a la banquina, la cruza, pasa el alambre y se va al campo de al lado. Es una película que yo no veo algo parecido a esta”.
El filme funciona tambíen como la obra póstuma de Selva Alemán“Esto es otra cosa, por eso está definido como terror psicológico, distópico perverso. Una sociedad distópica, una sociedad que va hacia la autodestrucción. Perversa, la perversidad que hay acá... Me parece que la gente la tiene que ir a ver”. Lo diferente aterra, pero también fascina; a veces, frente al miedo, solo queda enfrentarlo.
Esa singularidad se percibe en el tono, los encuadres, los diálogos y hasta en el casting, donde los actores transitan —en palabras del propio director— una metamorfosis que trasciende el plano de lo real para dar vida a personajes inquietantes, hijos de una sociedad distópica y encaminada hacia la autodestrucción.
Héctor Bidonde, recientemente fallecido, también es parte de la películaDetrás de esta propuesta inquietante se esconde también el adiós conmovedor de Selva Alemán y Héctor Bidonde, quienes ofrecen sus últimos trabajos en la pantalla grande. Para Argento, la emoción trasciende las palabras: “Selva era una genia, era amorosa, dulce, cariñosa, buena mujer. Y aparte, cómo se comprometió con la película”, rememoró. La relación entre ambos nació en Malparida (2010), una telenovela en la que Alemán fue “la estrella” y Argento daba sus primeros pasos en televisión. “Nos queríamos, nos escribíamos cada tanto. Y algo que valoro mucho, es que ella tenía un gran respeto por mi carrera. Ya en Malparida me dijo: ‘Che... Sos bueno, guachín, eh’. Porque era mi primera aparición fuerte en tele. Había hecho cosas, pero... Y ella era la estrella. Y cuando la llamé, ni lo dudó. Me dijo: ‘Lo quiero hacer, Mariano’. Le leí el guion y me dijo: ‘¡Qué perverso es esto! ¡Lo quiero hacer!’. Y después, cuando la estábamos filmando, me decía: ‘Agreguemos cosas’. O sea, estaba enloquecida. Después fue muy triste cuando pasó lo que pasó“.
La película se llevó consigo no solo la presencia de Alemán, sino también el cariño y respeto entre maestro y alumno que definió la relación de Argento con Héctor Bidonde: “Lo mismo me pasa con Cacho, fue maestro mío, fue profesor mío de actuación. Entonces, fue lindo ver al alumno dirigiendo al maestro y que él se dejara dirigir y que confiara en mí. Fue muy linda en ese sentido la peli”. Imposible no estremecerse: ¿cuántas veces los caminos del arte devuelven a los maestros en el último acto, para recibir, humildes, la voz del alumno convertido en director?
Christian Sancho es una de las grandes apuestas del filme, y logra con creces su cometidoPero no todo se centra en ellos, claro, tambíen son de lapartida intérpretes de la talla de Manuel Vicente, Mario Alarcón, Marina Glezer, Ingrid Grudke y Christian Sancho, quienes dan vida a este oscuro microcosmos de deseos, miedos y trampas.
Sobre sus compañeros, Argento no ahorró elogios: “El desafío de Ingrid, de Christian. Ale Gibeli o Daiana Vitale, una figura nueva que está arrancando, que está muy bien. Mumu, mi hijo, que hace el nene, que está muy bien. Con Ingrid y con Christian, lo bueno es cuando te abstraes de la persona y ves que hay una composición. Y eso es lo lindo, porque empezás viendo al personaje de la vida real, y de repente te corrés y dejás de verlo y empezás a ver el personaje de la ficción, que es esa la parte linda”.
Mariano Argento detalló las razpnes que lo llevaron a convocar a Ingrid Grudke para el filmeRespecto de Sancho, remarcó: “A Sancho lo había elegido de antemano porque me parece que tiene unos ojos negros con una mirada muy potente. Me daba para el papel. Es un pibe lindo, con muy buen físico, con un gran porte. Le pedí que no pestañara un ápice. Le dije: ‘Los ojos son de vidrio’. Pero así, ¿eh? Y creo que hizo siete veces la escena sin pestañar. Se acostumbró, lo entrenó. Y después, cómo habla pausado, muy seductor... porque la maldad se te presenta seduciéndote”. Así, cada gesto, cada silencio, terminó sumando a la traducción visual del peligro y la tentación que acechan en el relato.
La elección de Ingrid también fue minuciosa y decisiva: “Alemana, metro ochenta, ojos azules, que habla alemán. Yo la había dirigido. Vos la ves en la película y está impecable. Creo que fue una muy buena elección”. Para Argento, el arte actoral reside tanto en la apariencia como en la capacidad de trascenderla. Ese proceso de transformación, donde “dejas de ver al personaje de la vida real y empiezas a ver la ficción”, es el mayor logro del equipo.
Mario Alarcón es otra de las grandes figuras que son parte del filmePero llegar hasta aquí no fue sencillo. Argento y su socio Juan Pablo Millano emprendieron una travesía de tres años, enfrentados con la ausencia de financiamiento oficial: “Un trabajo muy arduo, de mucho sacrificio, y lo digo con énfasis, porque fue muy sacrificado. La obtención de divisas para poder hacerla, porque fue por fuera del INCAA. El hecho de la preproducción, que fue larga y difícil, la búsqueda de la locación, la selección de los actores. Y después el rodaje en sí, que fue traumático, difícil: seis semanas, algunas de noche, en un edificio donde llega un momento que a la gente la molestás”.
La presión de filmar en locaciones reales —sin tiempo para volver atrás—, sumada a jornadas infernales contrarreloj y a la imposibilidad de repetir escenas, hizo que el cansancio pesara más allá del guion: “Terminabas una locación y a esa locación no podías volver. No es un estudio que lo alquilás tres meses más. No, tiene un principio y un fin. Entonces, era todo contrarreloj. Y yo de los dos lados. Colaborando con Juan, Juan colaborando conmigo, tratándome de ayudar en el trabajo, pero al mismo tiempo, yo forzado, porque estaba en la dirección de actores, estaba en producción. Fue difícil. Fue muy difícil. Te diría que yo creo que va a ser la película más difícil de mi vida. Literal, ya está decretada con Juan. Esta es la película más difícil que vamos a hacer en nuestra vida”.
MUMU, hijo de Mariano Argento, y Manuel Vicente, en una de las escenas de la películaLa batalla no terminó cuando se apagaron las cámaras. El guion llevó un año de trabajo y nueve meses de correcciones, con jornadas de obsesión y dudas. El socio fue clave, así como el aporte del hijo de Argento, el script doctor más joven del set: “Por ahí nos decía: ‘Esta escena tírenla’. Y nosotros: ‘No, por favor, no la tiremos, que esta escena nos gana...’. ‘No, tírenla, tírenla, tírenla, no sirve’. Así que bueno, Creo que le dio un halo a la película porque cierra la película. Es chiquita, no te cansa”.
Ser director, guionista y actor protagónico (además de productor) fue una experiencia límite. “Es inexplicable la cantidad de variantes que hay en la cabeza de un tipo que está haciendo producción, dirigiendo, escribiendo, haciendo muchas cosas, porque aparte era un elenco fuerte, sólido, de figuras, algunas primerísimas, otras segundas. O sea, un elenco de gente que trabaja en cine, conocido, que confiaban en uno”. El presupuesto era privado, la presión absoluta. Cada toma tenía que salir perfecta o no habría regreso.
Daiana Vitale, en una impactante imagen junto con Mariano Argento¿Valió la pena? Para El Portal la respuesta parece clara: el recorrido internacional ya es un hecho y una consagración. En los New York International Film Awards (NYIFA), la obra se alzó con tres galardones cruciales: Mejor Actor, Mejor Dirección y Mejor Guion. El reconocimiento a Mejor Dirección para Mariano Argento y Mejor Película en el Buenos Aires Rojo Sangre consagró el talento argentino frente a su público. La película fue además seleccionada en eventos de gran prestigio, como el Festival Internacional de Cine de Malvinas, el Montreal Independent Film Festival (Canadá) y el 39° Festival del Cine Iberoamericano de Trieste (Italia).
La proyección no termina ahí: El Portal fue coronada en los RED Movie Awards (Francia) como Mejor Film de Horror, consolidando la posición del terror y el suspenso argentino entre los géneros de mayor repercusión internacional. “Con grandes expectativas, porque la verdad es que es un bebé de tres años esto”, expresó Argento, mientras los festivales confirman el éxito global del film.
Marina Glezer también forma parte de El PortalLo que comenzó como un proyecto modesto, amasado en la adversidad, se convierte así en el símbolo de una nueva ola: la creatividad narrativa y el pulso actoral argentinos conquistan festivales, cruzan fronteras y devuelven esperanza a un cine que sabe jugarse entero por sus historias. En cada plano queda grabado no solo el trabajo de un equipo, sino también la huella profunda de quienes se despidieron entregados al arte.
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