
La figura de Robin Williams sigue presente en la memoria colectiva del cine y la televisión a once años de su muerte. Nacido el 21 de julio de 1951 en Chicago, Illinois, inició su carrera en la comedia de stand-up a mediados de la década del 70, forjándose un nombre en los circuitos de San Francisco y Los Ángeles gracias a su estilo rápido, improvisado y cargado de energía. Su salto a la fama se produjo en 1978 con Mork & Mindy, serie que le otorgó reconocimiento internacional y lo consolidó como un talento versátil capaz de combinar humor y ternura en la pantalla.
Según informó People, a lo largo de más de tres décadas de carrera, Williams protagonizó películas que hoy son referentes del cine contemporáneo, como La sociedad de los poetas muertos (1989), Papá por siempre (1993), Good Will Hunting (1997) —por la que ganó el Óscar a Mejor Actor de Reparto— y Jumanji (1995), además de prestar su voz al Genio en Aladdin (1992). Su trabajo abarcó desde la comedia familiar hasta el drama más profundo, ganándose la admiración del público y el respeto de la crítica.

En el plano personal, su vida estuvo marcada por una lucha silenciosa contra la demencia por cuerpos de Lewy, una enfermedad neurodegenerativa que fue diagnosticada tras su muerte. El 11 de agosto de 2014, a los 63 años, fue hallado sin vida en su hogar de Paradise Cay, San Francisco; la autopsia determinó que su muerte fue un suicidio, relacionado con el deterioro físico y mental provocado por este trastorno.
A continuación, un repaso por algunas de sus interpretaciones más recordadas, reconstruidas a través de testimonios de colegas, familiares y admiradores que compartieron con él momentos en la pantalla y fuera de ella.
El excéntrico extraterrestre Mork llevó el humor de Robin Williams a millones de hogares estadounidenses, abriéndole la puerta al estrellato televisivo. Pam Dawber, su compañera de reparto, destacó en la biografía “Robin” de Dave Itzkoff que Williams era “una persona tan agradable”, capaz de llenar cada jornada con un humor contagioso.
En 1982, Williams enfrentó su primer reto dramático como TS Garp, acompañado por Glenn Close. Close recordó para People la generosidad profesional y la energía positiva del actor, así como el valioso consejo que le dio antes de su debut en “Saturday Night Live”: solo aceptar ideas que realmente le divirtieran.
Como Adrian Cronauer, Williams impuso un ritmo único y su característica improvisación a esta comedia dramática. Este papel le valió su primera nominación al Oscar y consolidó su reputación por la vitalidad y autenticidad en escena.
El profesor John Keating inspiró a una generación tanto en la ficción como fuera de ella. Ethan Hawke, compañero de reparto, afirmó a People que Williams le enseñó “lo que podía ser la actuación” y la posibilidad de entregarse completamente a la narrativa. La película obtuvo el Oscar al mejor Guion.
Dirigido por Steven Spielberg, Williams dio vida a un Peter Pan adulto, obligado a reencontrarse con su infancia. Raushan Hammond, uno de los Niños Perdidos, afirmó que Williams “realmente era Peter Pan” por su entusiasmo y vitalidad sin límites.
El rol del Genio revolucionó el mundo de la animación. Su voz, llena de matices y bromas, marcó un antes y un después en la participación de celebridades en películas animadas. Scott Weinger, voz de Aladino, recordó el entusiasmo con que Williams le aseguró que sería su genio.

Williams se transformó emocional y físicamente en Daniel Hillard, un padre dispuesto a todo por estar cercano a sus hijos. La casa utilizada en la cinta se convirtió, tras la muerte del actor, en un lugar de homenaje espontáneo según relató Douglas Ousterhout, el propietario original, en un documental para People.
Como Alan Parrish, Williams representó una infancia marcada por la magia y la aventura. Kirsten Dunst relató que durante la filmación Williams le regaló una computadora y lo describió como “una persona muy generosa, amable y divertida”.
En el papel de Armand Goldman, Williams exploró la comedia y la sensibilidad junto a Nathan Lane. Lane calificó la experiencia como “extremadamente feliz” y resaltó la dulzura diaria del actor en el rodaje.
Tambien conocida como “En busca del destino”. El terapeuta Sean Maguire le valió a Williams el Óscar como Mejor Actor de Reparto. Matt Damon compartió a People la sorpresa que generó la autenticidad de Williams al improvisar el monólogo “No es tu culpa”, dotando a la escena de una verdad conmovedora.

Con Walter Finch, bajo las órdenes de Christopher Nolan, Williams asumió un papel oscuro y distinto, interpretando a un asesino alejado de su registro habitual. Nolan buscó que Williams demostrara una faceta de “hombre común”, reto que el actor aceptó con convicción.
Williams se transformó en Sy Parrish, un técnico de laboratorio fotográfico obsesionado con una familia. El trabajo físico y el aislamiento del personaje permitieron al actor conectar con sentimientos de soledad previos, según confesó a la BBC.
En esta exitosa franquicia, Williams interpretó a Theodore Roosevelt, aportando carisma y humor. Ben Stiller destacó que la presencia de Williams fue esencial para el éxito de la saga, mientras que Rami Malek recordó cómo Williams, en una noche de rodaje en el Museo Británico, se detuvo ante la Piedra Rosetta y subrayó la importancia de valorar los momentos únicos.
Los homenajes a Robin Williams se multiplican cada año, desde la casa de “Señora Doubtfire” hasta la memoria viva de colegas y admiradores en todo el mundo. Su hija Zelda Williams sigue su huella en el mundo del cine, debutando en 2024 como directora de largometrajes con “Lisa Frankenstein”. La vigencia de Robin Williams reside en una combinación infrecuente de genio artístico, generosidad y capacidad para emocionar que sigue inspirando a nuevas generaciones.