
Ricardo Centurión volvió a jugar al fútbol de manera oficial tras 728 días de inactividad. Fue en la tercera fecha del campeonato boliviano, con la camiseta de Oriente Petrolero, en la derrota 2-1 frente a Always Ready. Más allá del resultado, su regreso marcó un punto de inflexión personal y profesional. A los 32 años, el futbolista intenta reconstruir su carrera, salir definitivamente del parate que lo mantuvo fuera de los campos y, sobre todo, dejar atrás un proceso íntimo que lo alejó de todo. “Estoy bien. Llevo un mes acá y me han recibido de la mejor manera”, dijo tras su debut en Bolivia. “Se armó algo lindo con mi llegada: mucho cariño, amor y expectativa en las calles”, continuó en diálogo con TyC Sports.
El club liberó un cupo de extranjero con la salida del dominicano Danco García y así Centurión pudo sumar sus primeros 45 minutos la semana pasada. Entró al comienzo del segundo tiempo, completó nueve pases precisos, generó dos situaciones clave y fue ovacionado por los hinchas. “Es un club grande que está pasando por un mal momento, pero yo estoy entusiasmado”, afirmó.
Después de su último partido con Barracas Central en abril de 2023, Centurión desapareció del mapa futbolístico. No fue una decisión táctica ni contractual: fue personal. “Desaparecí del fútbol también por un tema personal. No la pasé bien, la verdad. Hoy en día me siento bien. Empecé a disfrutar lo que había perdido. No me había olvidado de jugar al fútbol, pero sí de lo que es la vida”.
El testimonio que brindó tras su regreso no solo estuvo enfocado en lo deportivo, sino también en un proceso interno de transformación. “Las ganas se me habían ido. Cuando perdés la motivación, cuando ya no le encontrás sentido a lo que gira todo en tu mundo, ahí sentís que los brazos empiezan a bajar. Pero siempre creí en mí”, sostuvo. “Sentía que esto era una ola en mi vida. Si fue larga o corta lo veré, pero ahora estoy comprobándome”.

En ese tiempo alejado, aseguró que aprendió a dejarse ayudar. “No hay ayuda suficiente cuando uno no quiere dejarse ayudar. Es fundamental entender eso. Mi mamá, mi compañera que está acá conmigo, y mi hija fueron claves. Me cayó la ficha: no era por ahí, era por acá. Yo quería estar bien, pero había una pared que no me dejaba pensar con claridad”.
El regreso al fútbol fue acompañado por un cambio de vida. “Me hacía falta salir del país, de mi zona de confort”, explicó. “Me estoy planteando objetivos cortos, no solo en el fútbol, también en la vida y en la salud. Si no hay salud, es casi imposible. Estoy cuidándome, dejando que mi voz interna me guíe día a día, con la comida, el descanso. Tengo 32, pero estuve dos años sin jugar. Este mes me trajo dolores y cargas musculares que no son normales. Fui un privilegiado físicamente, pero los dolores vienen del parate, como cuando dejás un auto mucho tiempo parado”.
Y agregó: “No reniego del Centurión de etapas anteriores. Pero hoy soy un Centurión más completo: como padre, como tío, en lo humano. Estoy en una etapa de mucha madurez. Quiero equilibrar lo futbolístico con la vida. Cuidar mi imagen, que es un prestigio. Me admiro a mí mismo por estar acá, enfrentando todo tipo de obstáculos”.

Desde Bolivia, reflexionó sobre errores y aprendizajes. “Fue una equivocación mía echar culpas. Hay que reconocer cuando uno se aleja, cuando se equivoca. Me equivoqué mal al pensar que me había retirado del fútbol. Gracias a Dios se puede revertir. Estoy acá. Tuve encontronazos y los seguiré teniendo, pero ahora con más calma. Antes reaccionaba más, ahora estoy arreglando muchas cosas. El liderazgo me llega, quiero estar a la altura para hablar con los más jóvenes, mostrarles el camino”. Su transformación también implicó cortar vínculos y reordenar prioridades. “Cambié contactos, cambié mi número. Recibí mensajes de técnicos y jugadores. Eso llena. Acá en prensa me armaron un video sin que yo supiera, con saludos de Pipa (Benedetto), Gustavo Bou, Javi García y muchos más. Ver que estaban contentos con mi vuelta fue un empujón enorme”.
Ricardo Centurión mencionó el episodio del Mundial de Rusia 2018, al que estuvo cerca de ser convocado. “Fue un antes y un después. Me marcó en lo futbolístico y en lo personal. Estaba en mi mejor momento, pero no tuve noción de lo que era un Mundial. Me ilusioné. Hubo charlas, hasta entré al predio. Me sentí cerca. Después fue como subir a un piso 12 y caerme. Eso me lo voy a llevar siempre”. A la distancia, evitó buscar culpables. “No sé por qué no fui. Me quisieron callar, pero hoy hablarlo tiene otro sentido. Hay que ayudar a la persona, no marginarla. Yo venía pasándola mal, y mi único rescate era entrenar y jugar”.
Incluso habló de su relación con Eduardo Coudet, con quien tuvo un fuerte cortocircuito cuando lo dirigió en Racing. “Hoy entiendo a Coudet. No sé si fue el momento exacto, capaz nunca lo entienda. Si mañana me cruzo al Chacho, lo saludo primero yo. Perdonar también hace bien.”

Consultado sobre su carrera, destacó etapas con técnicos que lo marcaron. “En Vélez, con Heinze y ese plantel, hice cosas que hoy valoro muchísimo. Jugábamos muy bien. Fue uno de los técnicos que más me marcó. En mi paso por Genova también me sentí bien. Guillermo Barros Schelotto en Boca fue como un padre futbolístico. Nos entendíamos con la mirada. Estaba muy bien yo. Todos saben que soy hincha de Boca Juniors, y eso me daba un plus. Si estaba bien, le competía a cualquiera”. Además, agradeció especialmente a Vélez por su actitud cuando ya no formaba parte del plantel. “Tenía cinco años de contrato, y me siguieron pagando cuando me fui. Hay que sacarse el sombrero. No hay que tener vergüenza en agradecer.”
También elogió a futbolistas como Thiago Almada y Ángel Di María. “Siempre me voy a quedar con Ángel. Fue un referente. Aún no lo conozco, pero espero que se dé”. El presente de Centurión combina entrenamiento, reflexión y rutina. “Todo el día miro fútbol. Premier League. Me puse wifi y soy muy casero. Observo todo, quiero seguir creciendo, copiando cosas de nivel que me inspiran”. Y reveló que uno de sus proyectos es transmitir su experiencia. “Sueño con tener una escuelita para chicos de 14 ó 15 años. Hablarles, transmitirles mi experiencia. Porque no alcanza solo con talento: tenés que estar en el momento justo, tener suerte y aprender para la vida”.
También se refirió al presente de Fernando Gago como técnico de Boca Juniors. “Lo veo bien. El fútbol argentino es difícil. En Boca se exige el triple. Las críticas están siempre. Pero él nació en el club, sabe lo que es. Va de a poco, pero las cosas van a mejorar”. A la espera de más minutos y mientras Oriente Petrolero busca salir del fondo de la tabla —apenas suma un punto en tres fechas—, Centurión se enfoca en su reconstrucción. “Estoy totalmente enamorado de mi hija. Por ella estoy acá. Para que vea que en la vida se puede. No soy ningún boludo. Le enseño día a día y la extraño. No quiero perder más tiempo. Hoy quiero ganarlo”.
Otras frases destacadas de Ricardo Centurión
- “Llega la noche y me voy a dormir temprano. Cinco años atrás eso no pasaba. Siempre hablo con el corazón. No me pongo el casete”.
- “Antes creía que tenía siempre la razón. Me hago cargo de mis errores. Sé quién estuvo y quién no. Mi vieja es mi Dios. La quiero hacer sentir orgullosa otra vez”.
- “Ya sané. Estuve enojado con el mundo, sí. Pero era una mala decisión”.
- “El entorno a veces no ayuda, pero cuando vine acá, en una semana sentí esa tranquilidad”.
- “El Superclásico me va a quedar en la retina toda la vida. Me tocó entrar desde el banco y parecía que jugaba desde el inicio”.
- “Los técnicos no son boludos: te pueden querer, pero si no estás bien, tienen que decidir”.
- “Si me equivoqué, fue por mí. No le encontraba sentido a la vida, y ese sentido estaba delante de mis ojos”.
- “Nadie te viene a buscar si estás mal. Hay que estar bien parado, entrenar y laburar”.