Régimen cubano castiga a los opositores extendiendo la represión a sus familias

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La represión política en Cuba ha cruzado las fronteras del activismo individual. Un reciente análisis de la organización de derechos humanos Cubalex revela un patrón: el castigo no se limita a quienes disienten del régimen, sino que se extiende a sus familias, a sus hogares y, especialmente grave, a sus hijos menores.

Los casos de los opositores José Daniel Ferrer García y Félix Navarro Rodríguez ejemplifican cómo el aparato represivo cubano ha transformado la vida familiar en un nuevo campo de batalla. Detenciones arbitrarias, expulsiones forzadas, vigilancia constante, amenazas veladas sobre la custodia de menores, uso manipulador del sistema de salud y del Código de las Familias: todos estos recursos son empleados como herramientas de intimidación y castigo emocional, alerta el centro de asesoría legal, reseña el portal web Diario de Cuba.

Una madre desalojada bajo amenaza velada

El 29 de abril de 2025, agentes de la Seguridad del Estado irrumpieron en la casa de José Daniel Ferrer en Santiago de Cuba. Sin orden judicial, lo detuvieron y obligaron a su esposa, Nelva Ortega, y a su hijo menor a abandonar la vivienda de forma inmediata. El niño fue sacado sin haberse aseado y con la ropa mojada de orina. Según Cubalex, este operativo no respondió a ninguna medida de protección infantil, sino a un claro intento de quebrar emocionalmente al opositor y enviar un mensaje de amenaza a su entorno.

En la supuesta "casa de protección" donde fueron trasladados, Nelva recibió advertencias encubiertas sobre la custodia de su hijo. El Estado, denuncia el equipo de Cubalex, instrumentaliza de forma discrecional el Código de las Familias para ejercer presión sobre los activistas, utilizando a los menores como escudo y amenaza.

La contradicción es evidente: mientras por un lado se alega una preocupación por el bienestar infantil, por otro se utilizan a los niños en manifestaciones políticas organizadas por el Estado. Tras la detención de Ferrer, escolares uniformados fueron obligados a corear consignas frente a su vivienda, una práctica que Cubalex califica como "instrumentalización política de la niñez".

La familia como objetivo político

El informe concluye que la lógica del régimen cubano busca castigar no solo al disidente, sino a su entorno. El hogar deja de ser un refugio y se convierte en otro espacio vigilado, invadido, manipulado. "Lo que estamos viendo es una forma de violencia institucional particularmente grave, diseñada para causar dolor prolongado mediante la agresión a los afectos y la privacidad", advierte la organización.

denuncia estas prácticas como violaciones graves al derecho internacional, incluyendo el artículo 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos y la Declaración Universal de Derechos Humanos. Ambos garantizan la protección de la vida privada y familiar, y prohíben injerencias arbitrarias.

La organización hace un llamado a la comunidad internacional a no ignorar este patrón creciente de represión en Cuba, que vulnera no solo los derechos políticos, sino los principios más elementales de dignidad humana.

"La dignidad resiste, pero la herida emocional es profunda", lamenta el informe.

FUENTE: Diario de Cuba

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