Régimen castrista es el único culpable del desastre en la agricultura, denuncian campesinos cubanos

hace 11 horas 2

Cuando usted viaja a cualquier poblado de la Cuba profunda, lo primero que observa son las grandes extensiones de tierra sin cultivar y la ausencia de ganado pastando. “Ya no se ven, como antes, ni caballos en los pueblos. Ahora tener un equino es poner tu vida en riesgo. Cualquiera te mata para robártelo y vender su carne”, dice Santiago, residente en San Antonio de los Baños. Años atrás, el municipio era conocido como la Villa del Humor.

“En San Antonio siempre había buena vibra. La gente era atenta con el visitante y cualquier cosa originaba un chiste. El 11 de julio de 2021 fue la tapa al pomo. Ya la gente no está para bromas”, cuenta Migdalia. Son las once y media de la mañana. Desde la siete de la noche del día anterior, hay un apagón masivo en el pueblo. “Llevamos casi un año con apagones de 15 y 23 horas diarias. Ponen la luz dos horas. Es un abuso lo que estos desalmados (los gobernantes) tienen con los cubanos. Y no es solo la electricidad. Tenemos déficit de agua, desde diciembre no tenemos gas licuado, trasladarse de un lugar a otro te cuesta un ojo de la cara, pues no existe transporte público y conectarte a internet con el teléfono móvil es más complicado que encontrar agua en el desierto”, se queja Migdalia.

Los vecinos se sientan en el parque o en el portal de su casa y se abanica con un trozo de cartón. Los más solventes han comprado plantas eléctricas. Pero ni así resuelven, afirma el dueño de una cafetería de entrepanes y jugos de frutas. “A los mayorales de la finca (el régimen), para controlar más al pueblo, se les ocurrió la ‘ideota’ (idea tonta) que la gente declare los equipos de generación eléctrica, con el pretexto de venderte 20 litros de gasolina al mes. Como siempre sucede, es un cuento de camino, porque o nunca hay gasolina y la poca que te entregan la consumes en un par de días. Además la mayoría de las plantas que la gente trae de Estados Unidos consume gasolina especial que se vende en dólares”.

“Uno mantiene el negocio a pulmón, siempre es mejor buscarte el dinero por tu cuenta que depender del Estado. Pero hay que estar jugándoles cabeza a los inspectores y pagarles coimas para que los negocios se mantengan abiertos. El bisne es rentable, a pesar que no todos pueden pagarlo, por el hambre que existe. Muchas personas se alimentan de la pizza o el pan que se comen en la calle. Pero lo que más se vende no es comida. Es alcohol. Es alucinante como los cubanos beben. Es una forma de escapar de esta locura y una cerveza es más barata que un plato de espaguetis. Es que para aguantar veinte horas sin luz hay que estar borracho”, asegura el dueño del café.

Pobladores de San Antonio de los Baños reconocen que ahora la “situación está más dura que durante la pandemia y el 11J. Antes los apagones eran de ocho o doce horas”, expresa Nivaldo, jubilado que rememora cómo empezaron las protestas aquel domingo once de julio de 2021. “Los ánimos estaban caldeados. La gente iba a la sede del partido en San Antonio y esos cabrones te caían a cuentos y mentiras. En el reparto de los militares, colindante con el aeropuerto, días antes se habían armado numerosas protestas por la falta de agua. Cansado el pueblo de no tener respuesta, ese domingo, sobre las diez y media de la mañana, se tiró pa’la calle. Yoan, un muchacho de la zona, fue el primero que subió a internet las imágenes que desencadenaron las protestas por todo el país. Ahora la cosa está aun más cruda”.

Rumbo al municipio de Alquízar, a 16 kilómetros de San Antonio de los Baños, el chofer del viejo taxi colectivo no para de quejarse por el deterioro de la carretera. “No sé que hacen estos ladrones con el dinero. ¿En qué lo gastan? Hace más de veinte años no asfaltan las calles, no pintan las fachadas de los edificios ni reparan los hospitales. Los inspectores se la pasan acosando a los taxistas para que cobremos c100 pesos por un viaje que en La Habana no baja de 250 o 300 pesos. Tienen la cara de tabla. No te dan facilidades para comprar piezas de repuestos y el combustible tengo que adquirirlo por la izquierda y se la pasan dando órdenes”.

En Alquízar tampoco hay electricidad. “Estamos viviendo en penumbras, como en la etapa primitiva. Falta poco para que la gente salga al monte a cazar animales”, comenta la vendedora de un bodegón privado. Yamil, nombre ficticio, dueño de una finca se puso en contacto con Diario Las Américas para denunciar lo que considera “una irresponsabilidad criminal del gobierno. No conozco las leyes, no soy abogado, pero si me dijeras cómo juzgar lo que está pasando en los campos de Cuba, te lo definiría de comportamiento delictivo. Mira toda la tierra que hay sin cultivar. Esta zona, en la cual crearon dos provincias, Artemisa y Mayabeque, posee las tierras más fértiles del país. La mayor parte no se cultiva. Y el culpable del desastre es el gobierno, pues ellos son los dueños de la mayor parte de las tierras”.

Según el anuario estadístico oficial, del 80 por ciento de la tierra, el 70 por ciento la gestionan cooperativas estatales y campesinos, que las autoridades les arrienda un terreno por un tiempo determinado. En 2024, el Estado invirtió en la agricultura catorce veces menos que en la construcción de hoteles para el turismo. Sin embargo, la mayor parte de la producción de viandas, hortalizas, arroz, granos y frutas se origina en el sector privado.

Los dueños de pequeñas fincas y parcelas producen el 79% de las viandas, el 77% de las hortalizas, el 80% del arroz, el 86% del maíz, 85% de los frijoles y el 89% de los frutales. También son responsables del 86% de la leche que se produce, 95% del tabaco, 66% del café, 55% del cacao, 65% de la miel de abeja y 71% de la carne porcina. El sector privado posee además el 53% del ganado vacuno existente, 81% el del ovino, 89% del caprino y el 80% de los equinos del país. Produce además el 89% de la carne de ovino caprina y 60% de la carne de ave. Y eso a pesar de que no solo poseen menos porción de tierra, sino también de las prohibiciones, acosos e incluso sanciones penales que han ocurrido en los últimos 45 años por vender libremente a precio de oferta y demanda sus productos.

Yamil denuncia que su padre estuvo preso en la década de 1980 por vender viandas y carne de cerdo en un agromercado de La Habana. "El gobierno consideró que vendían a precios elevados y que se estaban enriqueciendo. Cerraron los mercados y tacharon a los campesinos como bandidos de Río Frío”. Dos propietarios de fincas que acompañan a Yamil coinciden que si las autoridades les permitieran trabajar libremente, en el país no faltarían las frutas, vegetales, hortalizas, granos ni la carne de res, cerdo y carnero. Tampoco leche, mantequilla, queso y yogurt.

“Un gobierno que alardea que lucha a favor de la justicia social, no priorizaría la importación de alimentos ue después los revende en dólares y gana tres veces más que su precio de compra. El Estado apenas invierte divisas en la agricultura. Las grandes potencias agrícolas, como Estados Unidos, España y Países Bajos, entre otros, subsidian las pérdidas a sus agricultores en caso de ciclones, plagas y otras adversidades. Y ponen aranceles a los productos agrícolas de otros países para incentivar las ventas de los terratenientes nacionales. Además otorgan créditos blandos a largo plazo”, aclara y y añade:

“En Cuba es todo lo contrario. El Estado vende en dólares a los finqueros desde los rollos de cerca, aperos de labranza hasta los tractores. Y sin créditos. A eso se suma el acoso y la corrupción en las instituciones estatales. El ministerio de agricultura es un monumento al disparate. Su sede, en un edificio en La Habana, está repletos de burócratas que nunca han cogido una guataca y se mueven en automóviles traídos de Estados Unidos. A veces pienso que quieren controlar al pueblo mediante la escasez y el hambre. No se entiende que en Cuba los mercados no estén desbordados de frutas, carne de cerdo y otros productos agrícolas. Hasta 2019, yo entregaba cientos de toneladas de carne de puerco al Estado. Fue entonces que el gobierno comenzó su cacería con el argumentos que nos estábamos enriqueciendo. Me sancionaron a tres años de cárcel por un delito inventado, actividad económica ilícita. En esa fecha, la carne de cerdo costaba 20 pesos la libra en cualquier agromercado. Ahora, si la encuentras, ronda los mil pesos la libra. Al régimen le resulta más rentable importarla de Estados Unidos y venderla en tiendas por dólares o en las MIPYMES de sus testaferros”.

Un amigo de Yamil que elabora queso, yogurt y mantequilla, alega que “el cinismo del gobierno es tremendo. Te alientan a que crees una mini industria para procesar los alimentos y darle valor añadido a las producciones. Luego que inviertes no te garantizan nada y te acosan como si fueras un delincuente. A una persona conocida como El Rey del Queso lo metieron preso. Su único delito era producir diversos tipos de queso. Los apagones de veinte horas impiden la conservación de la leche y elaboración del queso. Inviertes en comprar plantas y luego el Estado no te vende el combustible que necesitas. Y además quiere que le entregues una parte de la producción al gobierno, supuestamente destinada a la atención social, pero al final esos quesos y yogures van a parar a sus casas. Cada vez que esos dirigentes barrigones visitan una finca o cooperativa se van cargados de productos”.

Yamil muestra sus cosechas de plátano macho, maíz, malanga, mango y ajo. “Si tuviera fertilizante y combustible produjera cinco veces más, porque el agua no falta en la zona, aunque la mano de trabajo es complicada conseguirla. Algunos de los trabajadores que contrato provienen de las provincias orientales con muchísimas necesidades. En Cuba hay zonas que no tienen nada que envidiarle a un caserío pobre de África”, señala Yamil.

Uno de los aparceros se llama Gustavo. Dice que tiene 50 años, pero aparenta 60. Vive en un conuco de tablas con piso de tierra, trozos de tejas y tela de saco. Cocina en un fogón rústico de carbón. Las dos camas, una que comparte con su esposa y la de su hijo, son dos bloques que sostienen una placa de zinc con una colchoneta hedionda. Lleva cuatro meses en Alquízar. Su única diversión es beber ron casero. La comida diaria es "plátano, malanga, harina de maíz y si aparece un trocito de pollo, la carne de puerco está muy cara”.

Gustavo trabaja descalzo. “Tenía dos pares de botas, una pa ‘trabajar y hacer mandados, pero se me rompieron Las otras las cuido como si fuera un tesoro. Un par de botas de goma cuestan más de 3 mil pesos. Soy de Boniato, en Santiago de Cuba. Trabajé diez años en una finca de Guillermo García -compadre de los hermanos Castro- y siempre he sido muy pobre, pero honrado. Nunca he tenido dos mudas de ropa de salir, unos popis (tenis de marca) ni un reloj. Cuando trabajaba pa’l Estado ganaba 4 mil o 5 mil pesos mensuales. Los finqueros privados me pagan 1,500 pesos por jornada, 36 mil pesos al mes. Estoy reuniendo a ver si puedo comprarle ropa a mi hijo y a mi esposa y un televisor. Si me sobra, me compro un par de popis”.

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