La orden de reforzar la seguridad en todas las instalaciones de detención de inmigrantes en Estados Unidos fue emitida de manera inmediata por la secretaria de Seguridad Nacional, Kristi Noem, tras el mortal ataque armado en una instalación del ICE en Dallas, Texas, el miércoles 24 de septiembre.
Esta nueva medida busca prevenir incidentes similares y garantizar la protección del personal, los detenidos y la infraestructura, en medio de una oleada de amenazas y ataques recientes dirigidos a la agencia federal.
Newsweek reportó que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS) dispuso el incremento de recursos policiales y barreras de control en los accesos y perímetros de los centros gestionados por el Servicio de Control de Inmigración y Aduanas (ICE).
Tricia McLaughlin, portavoz de la dependencia, explicó al medio que “en vista del horroroso tiroteo motivado por odio hacia el ICE, y de otros episodios de violencia inéditos como amenazas con explosivos, uso de vehículos como armas, ataques con objetos y la publicación de los datos personales de agentes, el DHS procederá de inmediato al refuerzo de la seguridad en los recintos del ICE a escala nacional”.
El ataque a la instalación de Dallas, considerado por las autoridades como uno de los actos más graves de hostilidad reciente contra las agencias federales de migración, resultó en la muerte de un migrante que se encontraba bajo custodia y heridas críticas a otros dos internos.
El sospechoso, identificado como Joshua Jahn, de 29 años, fue hallado sin vida tras dispararse a sí mismo. Las autoridades destacaron que los disparos fueron realizados de forma indiscriminada hacia el edificio y un vehículo de traslado oficial.
El FBI recuperó en la escena munición etiquetada con inscripciones “anti-ICE”, lo cual ha sido interpretado como un indicio de motivación política asociada al rechazo a las labores de control migratorio. El director Kash Patel mostró imágenes de las balas y confirmó públicamente: “las evidencias recuperadas sugieren un propósito ideológico directo contra la agencia”.
La directora de DHS, Kristi Noem, subrayó la necesidad de ajustar los protocolos en materia de vigilancia y alertó sobre los riesgos acumulados por la escalada en discursos hostiles.
En un comunicado distribuido por Newsweek, expuso: “por meses hemos llamado la atención de los responsables políticos y los medios para que moderaran el tono respecto de ICE. La retórica sostenida puede tener graves consecuencias, como se ha comprobado en Dallas”.
El incremento en los controles de acceso y la presencia de fuerzas de seguridad se extiende más allá de Texas. El medio estadounidense confirmó que en California las autoridades intensificaron los patrullajes alrededor del Centro de Procesamiento Adelanto (GEO).
La sherif de San Bernardino, Shannon Dicus, precisó: “nuestros agentes están especialmente atentos ante cualquier amenaza, incluyendo las que provienen de redes sociales o canales digitales”, según el comunicado recogido por Newsweek.
Las tensiones hacia el ICE no son nuevas y reflejan la polarización en torno a la política migratoria de Estados Unidos. Diferentes funcionarios insisten en que el endurecimiento de la protección no responde solo al incidente en Dallas, sino a una cadena de amenazas previas.
El pasado mes, la seguridad de la misma instalación fue puesta en alerta tras un episodio en que un hombre, identificado como Bratton Dean Wilkinson, intentó ingresar al edificio asegurando portar explosivos. Este fue arrestado y enfrenta cargos por amenazas terroristas.
Desde la Casa Blanca, el presidente Donald Trump utilizó la red X para referirse al ataque, denunciando la motivación hostil del agresor y defendiendo la labor de las fuerzas federales.
Paralelamente, Tricia McLaughlin enfatizó que “los hombres y mujeres del ICE trabajan diariamente para procurar la seguridad pública. Los ataques, las amenazas veladas y la exposición pública de sus familias deben cesar”.