
En una sesión de urgencia ante el Consejo de Seguridad de la ONU marcada por la creciente tensión entre Irán e Israel, el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), Rafael Grossi, lanzó una advertencia severa sobre los riesgos que entraña el actual escenario. “El régimen de no proliferación nuclear que ha sustentado la seguridad internacional durante más de medio siglo está en juego”, alertó.
En este contexto de tensión, hizo un llamado al “diálogo” y la “diplomacia” para resolver el conflicto en Medio Oriente.
La intervención de Grossi llega después de los recientes ataques israelíes y estadounidenses a instalaciones nucleares iraníes y del creciente riesgo de una escalada regional. Según el director del OIEA, los bombardeos de la noche anterior en Irán han vuelto “aún más grave” la situación, advirtiendo sobre “la posible ampliación del conflicto”.
Grossi enfatizó que el actual momento representa una “ventana de oportunidad para volver al diálogo y la diplomacia”. Pero advirtió: “Si esa ventana se cierra, la violencia y la destrucción podrían alcanzar niveles impensables y el régimen global de no proliferación, tal como lo conocemos, podría desmoronarse y caer”.
En ese sentido, el funcionario argentino hizo un llamado urgente a las potencias involucradas. “Irán, Israel, Medio Oriente, necesitan paz y existe un camino para la diplomacia”, expresó, mientras pedía que se permita a los inspectores del OIEA volver a los sitios nucleares iraníes para verificar los niveles de enriquecimiento de uranio, en particular las “400 kg enriquecidas al 60%”.
En su informe al Consejo, Grossi brindó detalles de los ataques. En el sitio nuclear de Fordow, una instalación subterránea clave en el programa atómico iraní, “son visibles cráteres (...) es la principal ubicación de Irán para enriquecer uranio al 60%”.

“Por el momento, nadie —incluido el OIEA— está en condiciones de evaluar los daños subterráneos en Fordow”.
“En el sitio nuclear de Isfahan, se golpearon edificios adicionales durante la noche”, con confirmación de Estados Unidos sobre el uso de misiles de crucero. Las estructuras dañadas incluyen áreas relacionadas con el proceso de conversión de uranio y túneles para almacenamiento de material enriquecido. Asimismo, “la planta de enriquecimiento de Natanz fue golpeada nuevamente”, con uso de municiones perforantes.

A pesar de la magnitud de los ataques, Grossi señaló que “Irán ha informado al OIEA que no ha habido incremento en los niveles de radiación fuera de los tres sitios impactados”.
El titular del OIEA insistió en la necesidad de que se detengan las hostilidades para que sus equipos puedan trabajar. “Los inspectores del OIEA están en Irán y deben hacer su trabajo”, subrayó. Pero para ello, añadió, “será necesario un cese de las hostilidades para que Irán permita el acceso a los sitios bajo condiciones de seguridad necesarias”.
Grossi recordó que el organismo ha sostenido de forma consistente que “los ataques armados contra instalaciones nucleares no deberían ocurrir nunca” y que, de producirse, “podrían resultar en liberaciones radiactivas con graves consecuencias dentro y más allá de las fronteras del Estado atacado”.

Al final de su discurso, Grossi ofreció un mensaje directo y personal: “No permitamos que la ventana se cierre a la diplomacia. No permitamos que el régimen de no proliferación falle”.
Insistió en que “independientemente de las posiciones individuales y visiones, hay una verdad simple: no estaremos más seguros si hay más armas nucleares en más Estados alrededor del mundo”.
Grossi reiteró su disposición a viajar “de inmediato” y a “dialogar con todas las partes relevantes” para garantizar la protección de las instalaciones nucleares y el “uso pacífico continuo de la tecnología nuclear”. Y concluyó: “El OIEA está listo para hacer su parte y poner fin a esta confrontación militar”.
Mientras los gobiernos internacionales intentan contener la escalada, las palabras del director del OIEA resuenan como un llamado a evitar una catástrofe mayor. Como él mismo expresó: “Usar el enorme poder del átomo para el bien y no para la destrucción” debe seguir siendo el principio rector de la comunidad internacional.