
Taylor Swift es una de las grandes influencias jóvenes de la cultura pop. Por sus melodías, su voz o sus letras, la cantante no deja de ser noticia. Con un estilo narrativo único en sus canciones, Swift deja entrever su gusto por la literatura. The Tortured Poets Department —El departamento de poetas torturados— es una de las obras en las que la artista establece conexiones directas con autores y movimientos que marcaron la historia de la poesía.
El álbum toma las bases del Romanticismo. Swift recupera el arquetipo del “poeta torturado” propio de la época romántica. Al mismo tiempo establece paralelismos entre su propio proceso artístico y el de escritores que marcaron aquel movimiento.
La alusión de Taylor Swift a Patti Smith y Dylan Thomas en su producción musical refleja una apropiación consciente de esta herencia literaria y artística. La frase de Swift, “Me reí en tu cara y te dije: ‘Tú no eres Dylan Thomas, yo no soy Patti Smith’”, resume el reconocimiento de un linaje creativo dedicado a transformar la experiencia personal y, muchas veces, el sufrimiento en arte.
Asimismo, en su álbum, Taylor Swift establece paralelismos con la obra y los conflictos de autores como William Wordsworth, John Keats y Samuel Taylor Coleridge, apropiándose de sus metáforas y obsesiones. Aunque la mayoría de las letras tienden a incorporar referencias sutiles antes que menciones directas, en varias canciones Swift retoma imágenes clásicas del Romanticismo, como el amor trágico, el desarraigo y la admiración por la naturaleza.

El surgimiento del Romanticismo a finales del siglo XVIII y su vigencia durante el XIX cristalizaron la imagen del poeta torturado: un creador marcado por el desbordamiento emocional y la búsqueda de lo sublime en contraposición al racionalismo ilustrado. Este movimiento literario privilegió la expresión del yo y la sensibilidad subjetiva ante los grandes procesos históricos, como la Revolución Francesa, el auge y la derrota de Napoleón y la abolición del comercio de esclavos.
Los escritores románticos se rebelaron contra el racionalismo y el orden de la época de la Ilustración. Los autores optaban por exagerar y contradecir la realidad. Al mismo tiempo celebraban la intuición, lo espontáneo y lo sublime. Literarios centrales como William Wordsworth, John Keats y Samuel Taylor Coleridge usaron la poesía para canalizar sentimientos profundos y explorar la conexión humana con la naturaleza y lo sobrenatural.

El romanticismo oscuro fue uno de los subgéneros predominantes en Alemania y América. La característica principal era el lenguaje sombrío y trágico para explorar la relación entre lo divino y la humanidad. El giro hacia la oscuridad se presentó como una respuesta al crecimiento del Trascendentalismo y su enfoque en la superioridad del hombre.
En paralelo, los escritores alemanes desarrollaron un género llamado Schwarze Romantik, una visión gótica de la Edad Media que incluía monstruos y fantasmas. Uno de los escritores célebres de esta propuesta fue Edgar Allan Poe.
Con el avance del siglo XIX, los literarios continuaron con su enfoque en las preocupaciones existenciales y sociales. A los temas como la muerte y el imperialismo se sumó el avance tecnológico. Para el siglo XX se inauguró una nueva expresión marcada por cambios políticos y culturales.