Al cierre de la primera jornada de la IV Cumbre Celac-UE, 27 delegaciones de la Unión Europea y 31 de la Celac suscribieron la Declaración de Santa Marta, un documento de 52 puntos que establece una “hoja de ruta birregional” en pro de profundizar los lazos históricos y la cooperación en áreas como la acción climática, la lucha contra la criminalidad, la transición energética, verde y digital, y el fomento del comercio y la inversión.
Aunque tanto António Costa, presidente del Consejo Europeo, como Gustavo Petro resaltaron el consenso alcanzado y afirmaron que el acuerdo refleja “la importancia del diálogo multilateral”, la Declaración de Santa Marta no contó con la firma de todos los países de la Celac. Venezuela —cuyo presidente, Nicolás Maduro, había enviado horas antes una carta al bloque solicitando rechazar los ataques emprendidos en el mar Caribe por el gobierno de Donald Trump— y Nicaragua decidieron no suscribir el documento.
La razón de la ausencia de firmas no fue explicada públicamente. Durante la lectura de la declaración final, el presidente Petro se limitó a enumerar las naciones que la suscribieron, sin ofrecer detalles sobre las que se abstuvieron de firmar el documento que, entre otros aspectos, reafirma el compromiso birregional con el multilateralismo, la democracia, los derechos humanos y el derecho internacional, y destaca la necesidad de enfrentar de manera conjunta desafíos como el crimen organizado transnacional.
Esta decisión dio pie a especulaciones de todo tipo y a versiones que indican que la negativa tendría que ver con el punto 14, en el que las partes expresan su “profunda preocupación por la guerra en curso contra Ucrania”, conflicto sobre el que Kaja Kallas, vicepresidenta de la Comisión Europea, dijo que es una “amenaza existencial para la Unión Europea”. “Es la guerra más grande desde 1945 y, si no se detiene a (Vladimir) Putin, no va a detenerse por sí mismo”, dijo.
Rusia, cabe mencionar, es aliada del régimen de Nicolás Maduro y recientemente afirmó que una agresión militar contra Venezuela, en el marco de la ofensiva que adelanta la administración Trump en el Caribe en contra del narcotráfico, agravaría la situación en terreno.
“Reafirmamos nuestro firme apoyo a las autoridades venezolanas en la defensa de la soberanía nacional. En el contexto actual, mantenemos un contacto estrecho y constante con nuestros amigos venezolanos”, apuntó la portavoz del Ministerio de Exteriores ruso, María Zajárova, en rueda de prensa el pasado viernes.
¿Qué hay detrás?
Este lunes, el viceministro de Relaciones Exteriores, Mauricio Jaramillo, contó que Nicaragua optó por no acompañar el texto completo debido a que Venezuela se retiró de la negociación, a la que calificó como “muy compleja”. Ante la duda de si Venezuela no firmó para no molestar a Rusia, el funcionario no dio mayor detalle.
“Nuestro rol como presidencia pro tempore es un rol de coordinación, de moderación; tratamos de incentivar algunos temas, pero tenemos todo el respeto por las razones por las cuales Venezuela no ha firmado y, en respeto a esas razones y a la soberanía de Venezuela, no quisiera ni hacer comentarios ni especular y preferiría que sean los propios venezolanos quienes den su versión y no contaminar un poco el ambiente al respecto”, señaló el funcionario en declaraciones a EL TIEMPO, quien además valoró que Venezuela, en lugar de bloquear el documento, decidiera retirarse.
El viceministro también aclaró que los desacuerdos no se limitaron a Colombia y Venezuela, sino que reflejan diferencias más amplias dentro de la región latinoamericana, especialmente en torno a asuntos de seguridad internacional.
“El punto que aborda la guerra en Ucrania, por ejemplo, generó reparos en varios países latinoamericanos. Decidimos mantener el párrafo, pero dejando constancia de que existen serios desacuerdos respecto a la manera en que se expresa el texto sobre ese conflicto. En general, en Latinoamérica hay distintas posturas, y por eso el multilateralismo resulta tan importante”, añadió en diálogo con Blu Radio.
Los otros países que no suscribieron puntos
Más allá de los casos de Venezuela y Nicaragua, varios países decidieron desasociarse de algunos párrafos de la Declaración. Uno de ellos es el párrafo 9, que reafirma el compromiso con los derechos humanos y la promoción de la igualdad de género, además de la lucha contra todas las formas de discriminación y violencia contra las mujeres. Argentina, en particular, se apartó de la referencia específica al término “género”.
En el párrafo 10, que reconoce a la Celac como Zona de Paz y destaca la seguridad marítima y la cooperación contra el crimen organizado y el narcotráfico, Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador, Panamá, Paraguay y Trinidad y Tobago expresaron reservas.
En cuanto al conflicto en Gaza, el párrafo 15 condena los ataques terroristas del 7 de octubre de 2023 y reafirma la solución de dos Estados. Argentina, Ecuador, Panamá y Paraguay se desasociaron de este punto. Del mismo modo, en el párrafo 16, que reitera el llamado a poner fin al embargo económico impuesto a Cuba y rechaza la aplicación de leyes con efectos extraterritoriales, Argentina, Costa Rica, Ecuador, El Salvador y Paraguay manifestaron su disenso.
En el párrafo 20, relativo a la reforma del sistema de la ONU y el Pacto por el Futuro, se apoya la reforma del Consejo de Seguridad y la iniciativa ONU80. Paraguay se desasoció del párrafo completo, mientras que Argentina rechazó la referencia al “Pacto por el Futuro”. En los puntos que reafirman el compromiso con la Agenda 2030, los Objetivos de Desarrollo Sostenible y la necesidad de combatir la desinformación y los discursos de odio, estos dos países también expresaron reservas.
Finalmente, Argentina se desasoció del párrafo 42, que promueve una inteligencia artificial segura, ética y centrada en las personas, mientras que Trinidad y Tobago no suscribió el párrafo 47, en el que se resalta la importancia de fortalecer la cooperación en materia migratoria.
CAMILO A. CASTILLO — Subeditor Internacional — X: @camiloandres894
hace 1 hora
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