Bolivia tiene un nuevo presidente. Rodrigo Paz Pereira rompió la supremacía que el Movimiento al Socialismo tuvo durante 20 años bajo los gobiernos de Evo Morales y Luis Arce, y ahora encabeza un cambio hacia otra dirección. Tras ganar la segunda vuelta contra Jorge Quiroga, el recién posesionado mandatario tiene la urgente tarea de apagar el incendio pues recibe un país con una severa crisis de combustibles, de dólares y casi sin reservas.
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En su primer gesto para reinsertar a Bolivia en la comunidad internacional y en el sistema financiero, decidió viajar a Estados Unidos con el fin de tender puentes y dar los pasos iniciales para restablecer las relaciones con la primera potencia, alejándose del eje Venezuela-Cuba-Nicaragua. De hecho, el ALBA lo expulsó por no haber invitado a ninguno de los mandatarios de esos países a la juramentación.
“Bolivia se abre al mundo y el mundo a Bolivia”, escribió Paz en sus redes sociales luego de reunirse con el secretario de Estado, Marco Rubio. Las relaciones entre Washington y La Paz solo se mantienen a nivel de encargados de negocios desde el 2008, cuando Evo Morales expulsó del país al entonces embajador estadounidense Philip Goldberg, así como a las agencias de cooperación y antidrogas acusándolas de conspiración contra su gobierno.
Presidente de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, jura durante su investidura. Foto:EFE
“Yo creo que es un cambio lógico. Este va a ser un gobierno que va a actuar como cualquier otra democracia en el escenario internacional, y también internamente, cosa que no ocurrió en los años de gobierno del MAS, porque la democracia estaba quebrantada”, señala a El Comercio Karen Longaric, excanciller de Bolivia durante el gobierno de Jeanine Áñez.
“Quienes imaginaban un cambio gradual de la política exterior boliviana, quizás ahora están revisando sus premisas. No hay esa transición lenta, sino un giro hacia el otro extremo. La política exterior del MAS quedó fuera de vigencia”, comenta el periodista boliviano Rafael Archondo.
Emergencia económica
Como parte de la urgencia de reactivar la economía boliviana, en su viaje a Washington el presidente Paz también se reunió con representantes de organismos internacionales, entre ellos el FMI y el BID. En Panamá, su segundo destino, cerró un acuerdo con el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (la CAF) por US$3.100 millones con el fin de aliviar la crisis de liquidez que padecen las arcas bolivianas.
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Pero el reto que tiene por delante es complejo, pues el presidente sabe que no puede mantener la economía solo con créditos internacionales, sino que debe dar las medidas necesarias para reactivar al país. Así lo considera el Archondo: “Esto se tiene que sostener en el tiempo, porque Bolivia no puede vivir durante los cinco años del gobierno de Rodrigo Paz canalizando dinero prestado de los organismos internacionales”.
Presidente de Bolivia, Rodrigo Paz Pereira, jura durante su investidura. Foto:EFE
Para el periodista, el crédito de la CAF puede permitir la adquisición de combustible por un año, pero además se necesita introducir una cantidad considerable de dólares a la economía boliviana.
“En cuanto al combustible, hay que tener en cuenta que mucha cantidad sale del país debido al contrabando, porque los precios están subvencionados. Entonces, es como llenar un barril sin fondo. Adicionalmente, se tienen que introducir dólares de manera urgente porque en Bolivia hay una especie de corralito pues la gente no puede disponer de los dólares que tiene en el banco”.
Longaric señala que además de poner en movimiento la economía del país, también se tienen que poner en marcha medidas para fortalecer las instituciones democráticas que quedaron quebrantadas tras los gobiernos masistas.
“Ya hay planes para realizar ajustes en el sistema judicial que ha sido absolutamente pernicioso para la democracia boliviana y también para el mantenimiento de una economía sólida, porque el sistema judicial que hemos tenido durante estos años ha estado permeado por la influencia política y la ideología”, agrega Longaric, quien señala que solo un sistema judicial transparente puede garantizar la seguridad jurídica para captar inversiones extranjeras.
Evo Morales, el opositor
Sin duda, un factor que no se puede dejar al margen es el de Evo Morales, el expresidente que aún sigue influyendo en la política boliviana, pese a que tiene una orden de captura y está casi confinado en su reducto de Lauca Ñ, en Cochabamba. En campaña promovió el voto nulo y está apostando a una corta duración del nuevo gobierno para recuperar el poder.
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El expresidente boliviano, Evo Morales, se da la mano con simpatizantes. Foto:AFP
“Yo no dudo que Morales, mientras esté libre, vaya a agitar el escenario político, pero esperemos que las fuerzas parlamentarias estén lo suficientemente comprometidas con el Estado y el pueblo boliviano y respalden a este gobierno democrático”, comenta Longaric.
Archondo considera que hay otro actor que va a ser incómodo en este período. Se trata del vicepresidente Edman Lara, un excapitán de policía que se volvió muy popular en la campaña y fue un imán para atraer a los votantes de los sectores populares, muchos de ellos seguidores de Morales.
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“Al ver las cifras de la segunda vuelta, se desprende que la victoria de Rodrigo Paz le debe mucho a los seguidores de Evo Morales. Entonces, él está desarrollando un discurso de contraponer a Lara con Paz. Edman Lara va a ser el principal dolor de cabeza del gobierno”, vaticina Archondo.
Ciertamente, Lara no ha dudado en atribuirse la victoria de las elecciones y tiene una narrativa que cada vez se distancia más de Rodrigo Paz. De hecho, como señala Archondo, podría convertirse en una caja de resonancia de las críticas que pueda tener la nueva gestión y convertirse en un canalizador de esas objeciones.
hace 1 hora
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