La ciudad de Miami Beach declaró ilegal el uso de hamacas en sus parques y playas. Según le dijo a Axios la portavoz de la ciudad, Melissa Berthier, esta normativa estuvo en vigor por años, dado su potencial para fomentar el acampe ilegal.
Este tipo de práctica generalmente conlleva la fijación de cuerdas o cadenas a árboles, lo cual está explícitamente prohibido por ordenanzas locales orientadas a preservar el paisaje urbano y evitar la modificación inapropiada de espacios públicos.
El uso de hamacas está vinculado a la problemática de la acampada ilegal, especialmente en lo que respecta a personas sin hogar que buscan evitar el pago de alojamiento usando los parques, playas y otros espacios de la ciudad.
Desde hace más de dos décadas, Miami Beach implementó una normativa para eliminar estas prácticas, reciente reforzada para hacer frente a las actuales circunstancias del crecimiento de la población sin hogar.
Según comento al mismo medio James Villalobos, quien vive en Miami Beach desde 2021, encontró en la práctica de usar hamacas una fuente de disfrute personal, dedicando innumerables fines de semana a relajarse en parques públicos.

Recientemente se vio obligado a dejar esta actividad tras recibir instrucciones de retirar su hamaca durante un evento en Soundscape Park. Frustrado, expresó que tales restricciones, destinadas a abordar la falta de vivienda, terminan por interferir con las actividades diarias de los residentes y afectar su calidad de vida.
Además, Villalobos, también manifestó su insatisfacción con la manera selectiva en que la normativa se aplica, ya que pudo ver que otros continúan utilizando hamacas sin ser abordados por las autoridades.
Aunque el marco legal municipal no menciona las hamacas de manera específica, prohíbe cualquier actividad que implique residir o alojarse en espacios al aire libre, como evidencian acciones como acostarse o descansar sobre materiales en parques.
Villalobos argumentó que, bajo esta definición, actividades como tenderse sobre una manta o hacer un picnic podrían igualmente considerarse ilegales, dado que también implican el uso del espacio en formas que la normativa intenta regular.
Tanya Bhatt, comisionada de Miami Beach, señaló que cualquier flexibilidad en la aplicación de la normativa local podría contradecir una ley estatal de 2024. Esta ley, de carácter más estricto, no permite a las ciudades albergar actividades catalogadas como acampada pública. Bhatt explicó que, aunque la ciudad entiende la frustración de los residentes, las regulaciones estatales imponen limitaciones que deben respetarse.

Paralelamente, el condado de Miami-Dade compartió la postura respecto al uso de hamacas y slacklines, prohibiéndolos si están atados a árboles en espacios públicos. Las restricciones se basan en el potencial daño que estas actividades podrían ocasionar a los árboles si no se ejecutan con cuidado.
Cabe destacar que existe cierta flexibilidad si las cuerdas o cadenas empleadas son de naturaleza “protectora o no dañina”. Sin embargo, la práctica general del uso de hamacas conlleva un riesgo inherente que la normativa busca mitigar.
Villalobos y otros, que defienden las pequeñas libertades recreativas de la región, consideran que estas medidas están erosionando gradualmente el atractivo y disfrute de la ciudad.
Según él, se están eliminando elementos que contribuyen al carácter único y la diversión que históricamente definieron a Miami Beach, como el antiguo círculo de tambores de South Pointe, que fueron sustituidos por regulaciones más estrictas.
Sin embargo, desde la perspectiva oficial, representada por Berthier, estas restricciones no impiden disfrutar de actividades recreativas comunes, afirmando que solo un residente planteó objeciones a la regulación actual.