Por qué nos tocamos el pelo, según la psicología

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Una mujer se toca elUna mujer se toca el pelo en una imagen de recurso. (Adobe Stock)

El lenguaje no verbal es una parte fundamental de la comunicación. A través de gestos, posturas, expresiones faciales y movimientos, se transmiten mensajes, emociones e intenciones sin necesidad de pronunciar una sola palabra. Esta forma de interacción, refuerza o incluso contradice la comunicación verbal. De hecho, los expertos coinciden en que gran parte del mensaje que una persona transmite en una conversación depende dela información no verbal que emite su cuerpo.

El acto de tocarse el pelo durante una conversación, lejos de ser un simple movimiento automático, puede revelar aspectos profundos del estado emocional y psicológico de una persona. Este gesto, que muchas veces pasa inadvertido, constituye una de las múltiples manifestaciones del lenguaje no verbal, un componente fundamental en la comunicación humana que, según los expertos, transmite una parte sustancial del mensaje en cualquier interacción.

La interpretación de este comportamiento varía considerablemente según el contexto y la forma en que se realiza. El especialista en lenguaje corporal Joe Navarro, autor de El cuerpo habla, sostiene que acariciar el cabello de manera delicada o juguetona puede ser percibido como un intento de captar la atención o como un gesto de coquetería. Sin embargo, Navarro advierte que estas señales deben analizarse junto a otros elementos del lenguaje corporal, como la postura, el contacto visual y el tono de voz, para evitar interpretaciones erróneas.

Más allá del ámbito social, el gesto de tocarse el pelo puede estar vinculado a estados de aburrimiento o distracción. Enrollar un mechón entre los dedos podría indicar desinterés en la conversación, mientras que, en situaciones de concentración, este movimiento puede funcionar como una estrategia inconsciente para enfocar la mente en una tarea o idea específica. No todos los movimientos relacionados con el cabello tienen un trasfondo emocional; en muchos casos, se trata simplemente de un hábito o un tic adquirido con el tiempo, sin que necesariamente implique nerviosismo o atracción.

El significado de este gesto también puede asociarse a la autoconfianza. Por ejemplo, un hombre que pasa la mano rápidamente por su cabello, como si se peinara, suele proyectar autoridad y seguridad. En contraste, frotarse la nuca o la cabeza puede denotar dudas o tensión. El contexto resulta fundamental para descifrar el significado de este comportamiento, ya que observar cuándo y cómo surge el gesto puede ofrecer pistas sobre el estado emocional propio o ajeno.

La psicóloga Laura Szmuch, especialista en neurolingüística, explica que en ocasiones tocarse el pelo responde al nerviosismo o la inseguridad, funcionando como una vía inconsciente para liberar tensión ante la incomodidad de un evento. Szmuch señala que este gesto puede servir para calmarse, de manera similar a otras expresiones corporales como cruzar los brazos.

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En situaciones extremas, el acto de manipular el cabello puede estar relacionado con la tricotilomanía, un trastorno compulsivo que lleva a la persona a retorcer y arrancar su propio pelo, lo que provoca una pérdida de densidad y un aspecto desigual en la cabellera. Las personas que lo sufren, más que toquetear el pelo, terminan por retorcerlo entre los dedos y arrancarlo, con una consecuente pérdida de densidad y dejando un aspecto desigual del cabello.

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