Por qué miles de estudiantes abandonan el sistema escolar de Miami-Dade

hace 17 horas 2

La cifra representa una alarmante disminución del 4% respecto al año anterior y desploma la matrícula total a 313.220 alumnos, uno de los registros más bajos en la historia reciente.

La magnitud del problema superó por completo las previsiones oficiales. El superintendente escolar, José A. Dotres, admitió que la proyección de una baja de 5.000 estudiantes quedó rebasada por la realidad, con un desfase de casi 8.000 alumnos adicionales que simplemente no llegaron.

Este éxodo silencioso no solo revela profundas grietas demográficas y económicas en el sur de Florida, sino que también obliga al gigante educativo del sur floridano a implementar un drástico plan de austeridad, mientras una alternativa, la educación en casa, gana terreno a un ritmo acelerado.

El escenario actual podría verse como el resultado de una ‘tormenta perfecta’, donde se conjugan la drástica caída de la inmigración, una persistente baja en las tasas de natalidad, la creciente competencia privada y el incesante éxodo de familias que migran del Gran Miami asfixiadas por el alto costo de vida.

Aulas vacías

Durante una reveladora mesa redonda, el superintendente Dotres fue categórico al diagnosticar la ‘enfermedad’ que aqueja al sistema. “El mayor impacto de nuestro problema de matrícula no son los estudiantes que nos dejan, son los estudiantes que no vienen a nosotros”, sentenció.

La causa principal, según desglosó, es el colapso en la llegada de estudiantes de otros países, una fuente vital que durante años nutrió y sostuvo las cifras del distrito.

El contraste es dramático: mientras que el año anterior se registraron 7.193 nuevos estudiantes inmigrantes, este ciclo la cifra apenas alcanzó los 1.847. Esto significa una pérdida neta de 5.346 alumnos que, en otras circunstancias, habrían ocupado un pupitre.

Esta realidad choca frontalmente con el pasado reciente, como en 2023, cuando el distrito escolar absorbió a casi 20.000 nuevos estudiantes, principalmente de Cuba, Haití, Nicaragua y Venezuela, lo que generó una recuperación momentánea y enmascaró las tendencias subyacentes.

Este fenómeno local se enmarca en una dinámica nacional. Dotres citó datos del Centro de Investigación Pew que confirman una reducción de más de un millón de personas en la población nacida en el extranjero entre enero y junio, la primera disminución de este tipo desde la década de 1960.

“No entran al país y no entran a nuestras escuelas”, explicó el funcionario.

A este factor migratorio se suma un declive demográfico interno: una tasa de natalidad menor que impacta directamente en las aulas de kindergarten, con 2.000 nuevos estudiantes menos este año.

El tercer factor es la competencia. Los datos oficiales muestran que 2.899 alumnos se marcharon a escuelas privadas y 423 a centros chárter, aunque el distrito minimizó este impacto tras señalar que el aumento neto en esos establecimientos fue de solo 379 estudiantes.

Asimismo, emerge una causa socioeconómica cada vez más palpable: “Muchas familias salen del sur de Florida por los altos costos de vivir en este condado”, destacó Dotres.

Este éxodo de la clase trabajadora, aunque difícil de cuantificar con precisión, explicaría una parte significativa de la caída en la matrícula y reflejaría una crisis económica donde el costo de vida se ha vuelto insostenible, un problema que trasciende el ámbito educativo.

Austeridad y fantasma de cierre

La respuesta a un agujero financiero de esta magnitud ha sido inmediata. Dotres aseguró que se está implementando un plan de austeridad integral que afecta a toda la estructura operativa del ente que regula y opera la educación pública en Miami-Dade.

"Vamos a tener que reducir nuestro personal contratado por horas, vamos a poner un alto y minimizar las horas extras, no vamos a aprobar viajes que impacten nuestro fondo general", remarcó.

Estas medidas, que incluyen la prohibición de gastos calificados como no esenciales, buscan proteger el núcleo del sistema educativo condal frente a un presupuesto que el director financiero del distrito, Ron Steiger, calificó como "históricamente difícil" de elaborar.

Con cerca de 100 millones de dólares menos que el año anterior, debido principalmente a la expiración de los fondos de estímulo federal por la pandemia de COVID, el margen de maniobra es mínimo.

Un pequeño alivio llegó con la liberación de 35 millones de dólares en fondos federales que apoyan programas clave como el aprendizaje de inglés y la capacitación docente.

A pesar de la dureza de los recortes, Dotres emitió una serie de garantías categóricas para calmar la ansiedad de padres y educadores.

"Ni un solo maestro va a ser despedido" por la reducción de estudiantes, aseguró enfáticamente. Prometió además que no habría recortes en programas especiales ni cierres de escuelas en el futuro inmediato, y que el presupuesto siempre mantendrá "la enseñanza y el aprendizaje en el aula como prioridad".

Sin embargo, bajo esta promesa subyace una estrategia a más largo plazo que el propio superintendente puso sobre la mesa: la "reconfiguración y consolidación" de escuelas con bajas matrículas.

El distrito ya ha “consolidado” aproximadamente seis centros en los últimos dos años, un proceso que, a pesar de ser presentado como una optimización de recursos, genera inquietud en las comunidades afectadas.

La crisis actual acelera la necesidad de tomar decisiones difíciles sobre el futuro de las instalaciones infrautilizadas, un desafío que enfrenta no solo Miami-Dade, sino también el vecino condado Broward, que reportó una pérdida de 8.000 estudiantes.

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Opción del hogar

Pero mientras las escuelas públicas luchan por retener a sus alumnos, un número creciente de familias encuentra una solución fuera de sus muros: la educación en casa o 'homeschooling'.

Lo que antes se consideraba una opción, a menudo asociada a motivos religiosos en el pasado, hoy es una corriente principal impulsada por una amalgama de factores que van desde la seguridad hasta la personalización académica.

Grace Rodríguez, directora de Florida Home Education Department, una organización que asesora a familias en este proceso desde 1995, es testigo de primera mano de este crecimiento.

"Hoy en día no es desconocido. Yo creo que es algo súper conocido por la comunidad, y la eligen por sus beneficios", afirmó.

La pandemia de 2020 fue un punto de inflexión, pues obligó a los padres a involucrarse directamente en la educación de sus hijos y les demostró que era una alternativa viable. De hecho, muchos descubrieron que podían avanzar a un ritmo más rápido, sin las esperas del currículo grupal, y profundizar en temas de interés para sus hijos.

Las razones para dar el salto son diversas y profundas. Para algunos, como fue el caso de la propia Rodríguez hace años, la decisión nacería de la frustración con un sistema que no atiende adecuadamente las necesidades especiales de sus hijos.

Otros buscan un entorno de aprendizaje más seguro, lejos de la violencia y el bullying que lamentablemente se registra y aumenta en muchos campus.

"Tengo varios estudiantes que han tratado de cometer suicidio", reveló Rodríguez, a lo que sumó que hoy "están vivos porque les dimos la opción de poder sacarlos y que estuvieran en casa".

La amenaza de tiroteos escolares, una realidad sombría en la vida estadounidense también empuja a muchos padres a tomar el control. Cada vez que ocurre una tragedia de este tipo en alguna escuela del país, las solicitudes de información sobre el 'homeschooling' se disparan, según Rodríguez.

Contrario a la creencia popular, la educación en casa en Florida no es un sistema libre y sin regulación. Los padres que eligen este camino deben retirar formalmente a sus hijos del sistema público y asumir la responsabilidad total de su educación.

Esto incluye la elección de un sistema o currículo y la garantía de que se cumplan los objetivos académicos.

Para pasar de grado, los estudiantes no dependen de una simple decisión parental, sino que deben someterse a una evaluación anual, a menudo realizada por un maestro certificado que revisa el trabajo del año y emite una certificación que se envía al condado.

Es un compromiso que, como advirtió Rodríguez, "es una responsabilidad bastante grande".

Un cambio legislativo reciente catalizó aún más este movimiento. El programa estatal conocido como 'Step Up for Students' ahora ofrece una beca de aproximadamente 10.000 dólares anuales por estudiante a las familias que optan por el 'homeschooling'.

Este dinero, “que proviene de los impuestos que dichas familias pagan”, pero no utilizan en las escuelas públicas, puede usarse para comprar libros, computadoras, programas educativos y pagar tutores, de acuerdo con Rodríguez.

De tal manera, esta inyección financiera ha democratizado el acceso a la educación en casa, pero también ha introducido una motivación económica que causa preocupación.

Al respecto, Rodríguez aseguró haber recibido llamadas de padres cuyo principal interés no es el método educativo, sino "cómo recibo esos 10.000 dólares".

Independientemente de la motivación principal, la existencia de esta dinámica remarca la complejidad de un fenómeno que podría redefinir el mapa educativo del sur de Florida, impulsado por una suma de miles de decisiones individuales que, juntas, desafían el modelo tradicional.

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