Por qué el lunes no es el mejor día para empezar una dieta saludable

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Los lunes suelen percibirse comoLos lunes suelen percibirse como un reinicio tras los excesos del fin de semana, pero enfrentan grandes desafíos (Imagen Ilustrativa Infobae)

Comer bien los lunes puede ser más desafiante de lo que parece. Women’s Health explica que la planificación alimentaria a lo largo de la semana tiene un impacto crucial en la calidad nutricional. Aunque muchas personas eligen este día como el ideal para comenzar una dieta o retomar hábitos saludables, el inicio de semana suele presentar obstáculos inesperados.

Según Women’s Health, los lunes son vistos como una oportunidad de “nuevo comienzo” tras un fin de semana indulgente. Sin embargo, este propósito muchas veces se ve afectado por los efectos acumulados de una alimentación más calórica durante el viernes, sábado y domingo.

El consumo de alimentos más pesados y energéticos durante el fin de semana influye directamente en el desempeño alimenticio del lunes. El cuerpo y la mente, aún adaptándose de los excesos previos, pueden dificultar la toma de decisiones saludables al inicio de la semana.

Investigaciones realizadas por la aplicación MyFitnessPal y el European Journal of Clinical Nutrition revelan cómo varían los hábitos alimenticios según el día de la semana. Aunque los lunes suelen asociarse con una intención de mejora, los patrones nutricionales muestran un panorama más complejo.

Los viernes y sábados seLos viernes y sábados se caracterizan por una mayor ingesta de carne, carbohidratos y alcohol, según estudios recientes (Imagen Ilustrativa Infobae)

MyFitnessPal indica que los lunes son el día en que más se incrementa el consumo de frutas y verduras, en un intento por “compensar” los excesos del fin de semana. No obstante, este esfuerzo inicial frecuentemente se ve debilitado por la inercia de los días anteriores.

Por su parte, el estudio del European Journal of Clinical Nutrition señala que los fines de semana se caracterizan por un aumento en la ingesta de carne, carbohidratos y alcohol, especialmente los viernes y sábados. Asimismo, se constata que el mayor consumo calórico ocurre entre viernes y domingo. Este patrón interfiere con la posibilidad de retomar fácilmente una dieta equilibrada al comenzar la semana.

Tanto el informe de MyFitnessPal como el del European Journal of Clinical Nutrition evidencian cómo las tendencias de consumo durante el fin de semana afectan la sostenibilidad de una alimentación saludable entre semana.

Women’s Health también propone alternativas para evitar que los lunes se conviertan en un obstáculo recurrente. Los expertos coinciden en que el primer paso es dejar de considerar este día como un punto exclusivo de retorno a los buenos hábitos.

Un enfoque semanal integral: es preferible pensar en la alimentación como un proceso continuo, no fragmentado. Adoptar cambios graduales y consistentes a lo largo de la semana permite mayor estabilidad y evita la rigidez de dividir la semana en etapas de restricción y permisividad.

Estilo de vida consciente: una comida aislada que no se ajusta al plan alimentario no debe generar culpa. Un estilo de vida saludable se construye a través de la constancia y la flexibilidad, más que por decisiones puntuales.

Comprender los efectos del finComprender los efectos del fin de semana en la alimentación facilita adoptar un estilo de vida más realista y sostenible (Imagen Ilustrativa Infobae)

Finalmente, la clave está en asumir la alimentación como parte de un estilo de vida saludable integral, en lugar de verla como una serie de decisiones individuales. Para quienes buscan mejorar sus hábitos, observar la semana como un todo puede reducir la frustración y mejorar la relación con la comida.

En definitiva, comprender los ritmos y patrones de consumo a lo largo de la semana permite abordar la alimentación desde una perspectiva más realista y sostenible. En lugar de depender de los lunes como única oportunidad para “empezar de nuevo”, adoptar un enfoque equilibrado y continuo ayuda a mantener el bienestar nutricional sin caer en ciclos de culpa y restricción.

Esta visión integral favorece una relación más saludable con la comida y promueve cambios duraderos en el estilo de vida.

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