
Durante una conferencia de prensa en octubre de 2025, el presidente panameño José Raúl Mulino sostuvo que las actuales tensiones entre Estados Unidos y China son una disputa “bilateral” que no debería involucrar a Panamá. Si bien el deseo de neutralidad es comprensible, ignora un hecho contundente: Panamá ya se encuentra en la encrucijada de dos potencias mundiales en competencia—en lo digital, económico y estratégico. El país se ha convertido en el nodo central del impulso chino de la Ruta de la Seda Digital en el hemisferio y en una prioridad de seguridad para Washington.
Este artículo—elaborado sobre investigaciones previas del Instituto de Inteligencia Estratégica de Miami (MSI²) acerca del arraigo de Huawei en Panamá—explica por qué la narrativa “bilateral” socava la soberanía panameña y propone un marco de neutralidad activa: uno basado en la transparencia, las redes limpias y las alianzas equilibradas que salvaguarden el Canal, los puertos y los datos nacionales.

En su conferencia de prensa semanal del 16 de octubre de 2025, el presidente José Raúl Mulino criticó la presión percibida de la Embajada de Estados Unidos sobre panameños con vínculos comerciales con China y declaró que el choque entre Washington y Beijing era un asunto “bilateral” en el que Panamá no debía verse enredado (AP News, 2025). Agregó con humor que “el mejor desayuno panameño es un desayuno chino”.
Sus declaraciones se produjeron en un país ya conectado a los circuitos estratégicos de ambas potencias. Aunque calibradas políticamente para mostrar independencia, oscurecen una realidad más profunda: Panamá no es un observador neutral, sino una base operativa para ambos poderes. Su geografía, puertos y arterias digitales lo convierten en una intersección inevitable de influencia—moldeada por la historia pero cimentada por la política.
Panamá se colocó en esta posición cuando abrió sus puertas al Partido Comunista Chino en 2017, y China llegó. El entonces presidente Juan Carlos Varela anunció el cambio en un discurso televisado el 12 de junio de 2017, afirmando que establecer lazos diplomáticos plenos con Beijing era el “camino correcto para nuestro país”.
La huella de Huawei. Desde finales de la década de 2010, Huawei Technologies Co. Ltd. ha establecido operaciones en Panamá, incluyendo propuestas para operar un “Centro Regional de Transparencia y Ciberseguridad” y su participación en los despliegues nacionales de 5G (China Global South, 2025).
Contramedidas de EEUU. En junio de 2025, la Embajada de EEUU en Panamá anunció un proyecto de modernización de 8 millones de dólares con el Ministerio de Seguridad Pública para reemplazar el equipo de telecomunicaciones de Huawei en trece sitios críticos (U.S. Embassy, 2025; BNamericas, 2025). El programa hizo referencia explícita a la “resiliencia de redes seguras” y a la “seguridad hemisférica compartida”.
Trayectoria de política. Bajo el presidente Mulino, Panamá no ha renovado su Memorando de Entendimiento de la Franja y la Ruta de 2017 y ha reiterado públicamente que el Canal de Panamá permanece bajo control nacional pleno, señalando una recalibración de los lazos con Beijing (Reuters, 2025).
Estos desarrollos confirman que la infraestructura digital y física de Panamá se ha convertido en una interfaz estratégica—no en una plataforma espectadora—en la rivalidad EEUU–China.
La neutralidad es una elección moral solo cuando la geografía y la infraestructura permiten desvincularse. La posición de Panamá entre dos océanos y dos grandes potencias elimina ese lujo. Los activos de la nación lo convierten en un nodo sistémico—cuyo estatus neutral debe ser defendido activamente, no simplemente declarado.
- Canal y Puertos como palanca global. La Zona del Canal y el complejo portuario Balboa–Cristóbal son cuellos de botella globales. Incrustar proveedores extranjeros de alto riesgo en operaciones portuarias, software logístico o centros nacionales de datos amplifica la influencia externa sobre la toma de decisiones panameñas y la respuesta a crisis.
- Externalidades de seguridad. Cuando redes policiales o sensores marítimos dependen de equipos no confiables, la primera víctima es la soberanía de Panamá—y solo después la de Washington. El programa de EEUU para reemplazar los sistemas de Huawei, por lo tanto, sirve a los intereses de seguridad de ambas naciones. (BNamericas, 2025; U.S. Embassy, 2025; BNamericas, 2025)
- Credibilidad regulatoria. El decreto panameño de seguridad 5G de 2023, que efectivamente excluyó a proveedores de alto riesgo, estableció un modelo para la región. Debilitar ese precedente invitaría a empresas respaldadas por potencias extranjeras a buscar resquicios y socavaría la confianza de los inversionistas.
La neutralidad activa no es silencio; es soberanía a través de reglas. MSI² propone cuatro pilares accionables:
- Excluir a proveedores de alto riesgo de los núcleos 5G, redes policiales, sistemas operativos e informáticos de puertos y del Canal, y nubes gubernamentales.
- Publicar una Lista Anual de Proveedores Confiables y completar con transparencia el programa de reemplazo de equipos en los trece sitios.
- Exigir localización de datos para conjuntos críticos del gobierno y de infraestructura.
- Crear un Registro Nacional de Cibertransparencia que identifique la propiedad beneficiaria final y la influencia de gobiernos extranjeros, incluidos riesgos de fusión militar–civil.
- Encargar una Revisión Independiente de Riesgos Tecnológicos del Canal/Puertos que evalúe vulnerabilidades de hardware, firmware y software.
- Realizar ejercicios periódicos de ciberresiliencia con socios confiables para probar segmentación y protocolos de emergencia.
- Mantener comercio con todos los socios dentro de esos parámetros.
- Codificar prohibiciones sobre derechos de bases extranjeras, proveedores no confiables en redes de seguridad y control exclusivo de infraestructura de doble uso.
- Utilizar financiamiento de socios confiables (ej. la Corporación Financiera de Desarrollo Internacional de EEUU, la Unión Europea, Japón y Taiwán) para atraer alternativas limpias—garantizando que seguridad y asequibilidad se alineen.
Señor Presidente, Panamá nunca debe dejarse intimidar por nadie—pero la soberanía no se defiende llamando al enfrentamiento “bilateral” y pasando la página. Se defiende con reglas transparentes que protejan su canal, puertos y datos de influencias indebidas. Estados Unidos permanecerá involucrado porque esas arterias sostienen la estabilidad hemisférica—y la estabilidad hemisférica ancla la seguridad estadounidense.
El camino responsable hacia adelante es una neutralidad asertiva con dientes: redes limpias, datos abiertos y asociaciones confiables cimentadas en la transparencia y el orgullo nacional.
Sobre los autores: CDR José Adán Gutiérrez, USN (Ret.), miembro senior, MSI²;
Gerardo Arias, analista geopolítico y licenciado en Estudios Internacionales
Este artículo se basa en el estudio de MSI² Panamá como cabeza de puente digital de China en el hemisferio occidental (2025), alineando sus conclusiones con el marco de “homeland first” de la Estrategia de Defensa Nacional de EE. UU. de 2025.
Publicado originalmente en el Instituto de Inteligencia Estratégica de Miami, un grupo de expertos conservador y no partidista que se especializa en investigación de políticas, inteligencia estratégica y consultoría. Las opiniones son del autor y no reflejan necesariamente la posición del Instituto.
Más información del Miami Strategic Intelligence Institute en www.miastrategicintel.com