
El fenómeno del reclutamiento de colombianos como mercenarios en conflictos armados internacionales encendió las alarmas en el sector Defensa, que ahora impulsa la ratificación de la Convención internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios, adoptada por la Asamblea General de la ONU en 1989.
Pedro Sánchez, ministro de Defensa, advirtió sobre la existencia de redes criminales que engañan a ciudadanos colombianos para involucrarlos en guerras ajenas, lo que representa una amenaza directa a la seguridad global y a los derechos humanos.
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De acuerdo con el ministro Sánchez, estas organizaciones ilícitas no solo vulneran la estabilidad internacional, también afectan la reputación de las Fuerzas Militares y del país.
En un mensaje difundido a través de la red social X, el funcionario enfatizó: “Redes criminales están engañando a colombianos para convertirlos en mercenarios que libran batallas ajenas en otros países, una práctica que genera violaciones a los derechos humanos y que vulnera la estabilidad internacional. Por eso, desde el sector Defensa buscamos que se ratifique la ‘Convención internacional contra el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios’, lo cual nos permitirá luchar de una manera más efectiva contra este grave flagelo.

El oficial (r) de la Fuerza Aeroespacial Colombiana agregó: “Ningún colombiano debería combatir en conflictos armados ajenos ni prestarse para socavar la integridad territorial de otro Estado. El mercenarismo no solo acaba con sueños e ilusiones, sino que también atenta directamente contra la imagen de nuestras Fuerzas Militares y de nuestro país. Infórmate, pregunta, no seas parte de su juego. #NoTeDejesEngañar”.
El ministro también dirigió un mensaje a quienes podrían ser blanco de estas redes, recordando el respaldo estatal en la reintegración a la vida civil: “¡RECUERDA! El Estado te apoya en tu transición a la vida civil brindándote oportunidades y construyendo juntos un mejor futuro. Por más promesas falsas que te ha redes de reclutamiento, ellos no se preocuparán por tu bienestar”.

Además, subrayó el valor de la vida frente a las ofertas de dinero fácil: “Tu vida tiene un valor más grande que cualquier oferta de dinero fácil. No dejes que promesas vacías te lleven por el camino equivocado”.
En este contexto, Sánchez anunció que la legislación para prevenir el reclutamiento de mercenarios está próxima a concretarse. Esta normativa permitirá tipificar delitos como el reclutamiento, la utilización, la financiación y el entrenamiento de mercenarios, proteger la imagen de las Fuerzas Militares y facilitar la cooperación internacional para investigar y enjuiciar estas prácticas.

En este contexto, la incertidumbre y el dolor marcaron a una familia santandereana tras la presunta muerte de Javier Enrique López Olaya, un mercenario colombiano que viajó a Ucrania en busca de mejores oportunidades laborales y terminó involucrado en el conflicto armado contra Rusia.
De acuerdo con el relato de Tatiana Bayona, su esposo partió hacia Europa el 4 de septiembre, motivado por promesas de empleo y apoyo económico. La comunicación entre ambos se mantuvo a través de WhatsApp, ya que las llamadas estaban restringidas.
El 13 de septiembre, López Olaya le informó que ingresaría a un campo de entrenamiento y que permanecería incomunicado durante algunos días. Desde ese momento, la familia perdió todo contacto con él.
La esposa del mercenario sostiene que el reclutamiento se produjo en Bogotá, donde otros militares en retiro le ofrecieron supuestas oportunidades laborales en territorio ucraniano. Sin embargo, al llegar allí, López Olaya habría sido despojado de sus documentos y obligado a permanecer en una base militar.

Según la denuncia de Bayona en Blu Radio, “a ellos los reclutan acá con engaños. Les dicen una cosa y cuando llegan allá es otra. Les quitan los pasaportes, quedan prácticamente atados. Si quieren retirarse deben pagar cerca de 7 millones y medio de pesos”.
La situación se tornó aún más angustiante cuando, tras varios días sin noticias, Bayona recibió información de compañeros de su esposo, que le comunicaron que él habría muerto en un hospital cinco días antes. No obstante, hasta el momento, no existe confirmación oficial por parte de las autoridades ucranianas ni se conoce el paradero del cuerpo.
“Me dicen que el cuerpo de él desapareció y no tengo una respuesta clara. Solo me informan que debo viajar a Ucrania a firmar unos documentos del seguro de vida que él dejó a mi nombre”, explicó Bayona.
La conmoción por la noticia se extendió entre familiares y allegados, que describieron la experiencia como una pesadilla marcada por la falta de información y el dolor. Un allegado lamentó en Vanguardia: “Murió en una guerra que no era la suya. Como muchos, se fue buscando un futuro mejor para su familia y terminó en medio del fuego”.